SER PENSIONISTA NO ES EL FINAL DE LA VIDA LABORAL
Por: Ubaldo Tejada Guerrero
“EL PENSIONISTA”
Mi abuelo, él siempre con su mandil de zapatería,, su bigote cano y sus gruesos anteojos, sentado al fondo de su huerta, en uno de sus dos mesas de zapatería, escuchándome. Yo con el pelo corto gracias a sus hábiles manos y filudas tijeras de mi padre, con pinta de escolar chancón, pegado a una de las pequeñas sillas de espera, cerca de la puerta de la zapatería, leyéndole las cartillas de la polla. Después él comentaba el acontecer nacional y mundial con sus clientes como buen primo hermano de Antenor Orrego, que lo llamaba cariñosamente “el negro”. Un ritual semanal que extraño en un Cartavio que gestó el primer sindicato azucarero del Valle de Chicama.
Sabrán disculpar, pero mi abuelo, Lorenzo Guerrero Leyva, es el primer personaje que se me viene a la mente para hablar sobre adultos mayores trabajadores a poco de celebrarse nuevamente las elecciones 2010-2011 en Perú. No colgó las suelas, badanas y pegamentos, sino hasta antes de su muerte. Solo una odiosa enfermedad lo pudo alejar del trabajo, a los 78 años. Por ello vaya mis saludos a los mas de tres mil pensionistas del proletariado azucarero del valle de Chicama, muy especialmente a mi base ARCYJELL, mas conocida como la “Casa del Maestro” en La Libertad-Perú.
En la actualidad hay miles como él en el Perú. Abuelos que trabajan, que convierten la tercera edad en un comienzo nuevo constante.
La población adulta mayor del Perú, de acuerdo a índices oificiales, al año 2005, datos de la Encuesta Nacional de Hogares, era de alrededor 9,1%. Tenemos a la mano datos poblacionales del INEI, donde al año 2007, sobre los 27 millones 412 mil 157 peruanos se dijo que habíamos 2 millones 409 mil 643 adultos mayores de 60 años. A la fecha, al año 2009, esas cifras han crecido, debido al inusitado violento crecimiento de adultos mayores, fenómeno que los estudiosos llaman “envejecimiento poblacional”. Cifras recientes del MIMDES y un poco alejadas de los cálculos, indican que ya somos más de dos millones 800 mil mayores de sesenta años.
Según el censo del 2005 (los resultados del censo del 2007 aún no se dan a conocer oficialmente), la población adulta mayor de 60 años del país alcanza los 2'231.979 habitantes, lo que representa el 8% de toda la población del Perú. Y una porción nada despreciable de ese grupo, tanto en la parte rural como urbana, es una población económicamente activa.
El Plan Nacional para las Personas Adultas Mayores 2006-2010, elaborado por el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (Mimdes), indica, basado en la Encuesta Nacional de Hogares 2003-2004 del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), que del total de la población adulta mayor del país, el 67,3% de los hombres y el 43,1% de los mujeres forman parte de la población económicamente activa
En Lima Metropolitana --según los datos del censo del 2005-- existen 646.731 adultos mayores de 60 años, y cerca de la tercera parte de ellos tiene una ocupación laboral.
Ha quedado demostrado que la jubilación no marca necesariamente el final del trabajo en los adultos mayores. La Encuesta Permanente de Empleo 2002-2007 del INEI, consignada en el Informe País 2007 sobre envejecimiento, del Mimdes, arrojó que en Lima Metropolitana el ingreso promedio mensual de personas económicamente activas mayores de 60 años aumentó de 716 soles en el primer trimestre del 2002 a 981 soles en el primer trimestre del 2007.
El espectro laboral para adultos mayores va desde ser empleado de una empresa hasta trabajar en la suya propia, sea cual sea el rubro o la dimensión de ella y que puede ser forjada, incluso, después de los 60 años.
En el Perú son realmente muy pocas las empresas que ofrecen trabajo a personas de la tercera edad. Es el caso de la cadena de tiendas Maestro Ace Home Center, dedicada a comercializar artículos ferreteros y productos para el mejoramiento del hogar, que en el 2002 creó el programa Jubilados con Espíritu Joven, orientado a reclutar a adultos mayores para que sean asesores de venta.
Félix Olavarría, de 68 años, es uno de ellos y trabaja en el local de Surquillo. "Este trabajo es muy importante para mí porque hace que me sienta útil todavía", dice don Félix.
Ahora hay un centenar de personas de la tercera edad que trabaja en las diversas tiendas de la compañía gracias al programa.
Arturo Atoche (60) es otro señor herramienta de la tienda de Pueblo Libre y fue el empleado insignia de Maestro Ace Home Center en noviembre del año pasado cuando esta empresa ganó el premio Creatividad Empresarial en mérito a su programa Jubilados con Espíritu Joven (www.maestro.com.pe ).
"Me alegra transmitir mi experiencia a los empleados jóvenes", señala muy contento Arturo, quien superó así la depresión que le causó la invitación al retiro que le hiciera una compañía a la que sirvió durante 27 años.
Otra empresa que decidió apostar por la gente mayor es Mifarma, cadena de farmacias que en el 2006 incluyó entre su personal a varias señoras de la tercera edad, que se desempeñaron como cajeras.
INICIATIVA PROPIA
"Sea para estar activos o por necesidad extrema, trabajar les permite a los adultos mayores sentirse parte de la sociedad. Además favorece el desarrollo de sus facultades mentales", refiere el psicólogo y gerontólogo Dante Gazzolo.
La asociación Adulto Feliz, a través de su portal www.aafeliz.org (teléfono 242-0667), también ofrece oportunidades de empleo para adultos mayores.
Eso no es todo. La banca da la mano a adultos mayores que desean crear su propia empresa como tantas que se ven en Lima. El Banco de la Nación, por ejemplo, otorga préstamos a jubilados menores de 78 años, con bajos intereses y que pueden llegar hasta los 19 mil soles. Otras entidades financieras que tienen programas especiales de crédito para personas de la tercera edad son el Banco del Trabajo e Interbank.
LAS CIFRAS
206.800 adultos mayores (AM) de 60 años trabajaban en Lima Metropolitana al cierre del primer trimestre del 2007, según el Informe País 2007 de envejecimiento del Mimdes.
70,5 años es la esperanza de vida en el Perú, según el INEI. Eso no impide que AM integren la población económicamente activa.
Cantidad que a cualquier político le gustaría tener como su base social y que permitió al politiquero de ultraderecha Xavier Barrón engatusar engañosamente ofreciéndoles el paraíso a los “viejitos”, sin haber logrado, a las finales, nada para ellos. Y es que los adultos mayores, casi siempre hemos estado desbandados, presas fáciles de los embusteros y de las ambiciones personalistas de los traficantes del voto ciudadano. Sin el asidero de programas o planes vinculados con las convenciones internacionales, poco se puede avanzar. Cuando de por medio se mete la mentira, peor. Ahí tenemos por ejemplo el Plan Nacional de Derechos Humanos, que es un documento y nada más. Ahí están los dos Planes para las PAMs que han sido en la práctica documentos de escritorio, porque sus 42 medidas para afrontar la amplia problemática de los adultos mayores, no se han cumplido. Falta voluntad política de los gobiernos peruanos para avanzar, a diferencia de lo que ha acontecido en Bolivia. Allí, el presidente Evo Morales y sobre la base de conquistas del pueblo organizado, han logrado avanzar y tener la Ley de la Renta Dignidad. Y por eso el tremendo respaldo popular que tiene y que se comprobado hace pocos días hasta con envidia, lo que aconteció con la segunda asunción al poder de Evo Morales Ayma.
Evo Morales ha sido -en primera vuelta- ganador absoluto de elecciones bolivianas: cinco millones cien mil electores y 170 mil en el exterior, votaron en Bolivia masivamente frente a su opositor derechista Manfred Reyes Villa que obtuvo el 23%
¿Y saben cuál ha sido su acción más gravitante en esos resultados? El haber entregado las pensiones no contributivas para los bolivianos mayores de sesenta años. La Renta Dignidad. La pensión para los que no la tenían y el aumento de pensiones a quienes las tenían y el subsidio para los fallecidos. Es cierto, el monto que hoy tienen los no contributivos, es decir las personas sin pensión, es del orden de los 250 pesos bolivianos, que es el eje, el pivote maestro, la inversión, para superar la pobreza, cosa que no se quiere entender en el Perú, y menos quiere entender el señor García Pérez y sus secuaces. Además de ello, está claro: Evo Morales llevó a cabo una amplia nacionalización económica que incluyó los enormes yacimientos de petróleo y gas natural que estuvieron en manos de petroleras, cuya ley de hidrocarburos, fue cambiada tres veces en tres días sucesivos, y que permite realizar políticas sociales como otorgar bonos para estudiantes, madres y ancianos, los que de hecho, han sido claves para su reelección, pues su popularidad es particularmente fuerte entre los pobres y ancianos que constituyen el 60 por ciento de los bolivianos. La estatización de la economía le ha permitido acelerar el crecimiento de su país, que este año crecerá en un 3%. Mientras que Perú sólo alcanzará 0,8% según la Comisión Económica para América Latina.
Nuestros mandatarios de todo nivel, aquellos que recibieron el poder del pueblo soberano del Perú, están en otros faenones –qué duda cabe- sin atisbos de sentimientos de patria, de lealtad, de servicio al futuro del país, de espaldas a la realidad que muy pronto nos harán castañetear los dientes de impotencia cuando veamos legiones de seres humanos empobrecidos cada vez más sin tener bocado que llevarse a la boca y convertidos en comerciantes ambulantes de galletas, caramelos y de chucherías chinas y otros que nos vendrán vía los TLC cada vez más nocivos. Por lo demás, la silbatina crecerá contra Alan García, así como fue la sonora silbatina brindada por el pueblo boliviano a Yehude Simon en La Paz, cuyos destinatarios fueron en realidad las orejas del presidente Alan García, ambos por ser cómplices junto a otros, de la política de exterminio de nuestra nacionalidad, como lo fue el hecho de Bagua. Esa silbatina también significa un apartarse definitivo de los lineamientos de política, es un cierre de capítulo, en un abandono o la supultura de las cinco puntas de la Estrella de Víctor Raúl Haya de la Torre de la APRA: Adiós acción contra el imperialismo, adiós unidad política de América Latina, adiós solidaridad con los pueblos y las clases oprimidas. Y de paso, es una patada adelante a las endebles políticas sociales mediante las que se buscan defender a las poblaciones en riesgo y vulnerables del Perú.
Por: Ubaldo Tejada Guerrero
“EL PENSIONISTA”
Mi abuelo, él siempre con su mandil de zapatería,, su bigote cano y sus gruesos anteojos, sentado al fondo de su huerta, en uno de sus dos mesas de zapatería, escuchándome. Yo con el pelo corto gracias a sus hábiles manos y filudas tijeras de mi padre, con pinta de escolar chancón, pegado a una de las pequeñas sillas de espera, cerca de la puerta de la zapatería, leyéndole las cartillas de la polla. Después él comentaba el acontecer nacional y mundial con sus clientes como buen primo hermano de Antenor Orrego, que lo llamaba cariñosamente “el negro”. Un ritual semanal que extraño en un Cartavio que gestó el primer sindicato azucarero del Valle de Chicama.
Sabrán disculpar, pero mi abuelo, Lorenzo Guerrero Leyva, es el primer personaje que se me viene a la mente para hablar sobre adultos mayores trabajadores a poco de celebrarse nuevamente las elecciones 2010-2011 en Perú. No colgó las suelas, badanas y pegamentos, sino hasta antes de su muerte. Solo una odiosa enfermedad lo pudo alejar del trabajo, a los 78 años. Por ello vaya mis saludos a los mas de tres mil pensionistas del proletariado azucarero del valle de Chicama, muy especialmente a mi base ARCYJELL, mas conocida como la “Casa del Maestro” en La Libertad-Perú.
En la actualidad hay miles como él en el Perú. Abuelos que trabajan, que convierten la tercera edad en un comienzo nuevo constante.
La población adulta mayor del Perú, de acuerdo a índices oificiales, al año 2005, datos de la Encuesta Nacional de Hogares, era de alrededor 9,1%. Tenemos a la mano datos poblacionales del INEI, donde al año 2007, sobre los 27 millones 412 mil 157 peruanos se dijo que habíamos 2 millones 409 mil 643 adultos mayores de 60 años. A la fecha, al año 2009, esas cifras han crecido, debido al inusitado violento crecimiento de adultos mayores, fenómeno que los estudiosos llaman “envejecimiento poblacional”. Cifras recientes del MIMDES y un poco alejadas de los cálculos, indican que ya somos más de dos millones 800 mil mayores de sesenta años.
Según el censo del 2005 (los resultados del censo del 2007 aún no se dan a conocer oficialmente), la población adulta mayor de 60 años del país alcanza los 2'231.979 habitantes, lo que representa el 8% de toda la población del Perú. Y una porción nada despreciable de ese grupo, tanto en la parte rural como urbana, es una población económicamente activa.
El Plan Nacional para las Personas Adultas Mayores 2006-2010, elaborado por el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (Mimdes), indica, basado en la Encuesta Nacional de Hogares 2003-2004 del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), que del total de la población adulta mayor del país, el 67,3% de los hombres y el 43,1% de los mujeres forman parte de la población económicamente activa
En Lima Metropolitana --según los datos del censo del 2005-- existen 646.731 adultos mayores de 60 años, y cerca de la tercera parte de ellos tiene una ocupación laboral.
Ha quedado demostrado que la jubilación no marca necesariamente el final del trabajo en los adultos mayores. La Encuesta Permanente de Empleo 2002-2007 del INEI, consignada en el Informe País 2007 sobre envejecimiento, del Mimdes, arrojó que en Lima Metropolitana el ingreso promedio mensual de personas económicamente activas mayores de 60 años aumentó de 716 soles en el primer trimestre del 2002 a 981 soles en el primer trimestre del 2007.
El espectro laboral para adultos mayores va desde ser empleado de una empresa hasta trabajar en la suya propia, sea cual sea el rubro o la dimensión de ella y que puede ser forjada, incluso, después de los 60 años.
En el Perú son realmente muy pocas las empresas que ofrecen trabajo a personas de la tercera edad. Es el caso de la cadena de tiendas Maestro Ace Home Center, dedicada a comercializar artículos ferreteros y productos para el mejoramiento del hogar, que en el 2002 creó el programa Jubilados con Espíritu Joven, orientado a reclutar a adultos mayores para que sean asesores de venta.
Félix Olavarría, de 68 años, es uno de ellos y trabaja en el local de Surquillo. "Este trabajo es muy importante para mí porque hace que me sienta útil todavía", dice don Félix.
Ahora hay un centenar de personas de la tercera edad que trabaja en las diversas tiendas de la compañía gracias al programa.
Arturo Atoche (60) es otro señor herramienta de la tienda de Pueblo Libre y fue el empleado insignia de Maestro Ace Home Center en noviembre del año pasado cuando esta empresa ganó el premio Creatividad Empresarial en mérito a su programa Jubilados con Espíritu Joven (www.maestro.com.pe ).
"Me alegra transmitir mi experiencia a los empleados jóvenes", señala muy contento Arturo, quien superó así la depresión que le causó la invitación al retiro que le hiciera una compañía a la que sirvió durante 27 años.
Otra empresa que decidió apostar por la gente mayor es Mifarma, cadena de farmacias que en el 2006 incluyó entre su personal a varias señoras de la tercera edad, que se desempeñaron como cajeras.
INICIATIVA PROPIA
"Sea para estar activos o por necesidad extrema, trabajar les permite a los adultos mayores sentirse parte de la sociedad. Además favorece el desarrollo de sus facultades mentales", refiere el psicólogo y gerontólogo Dante Gazzolo.
La asociación Adulto Feliz, a través de su portal www.aafeliz.org (teléfono 242-0667), también ofrece oportunidades de empleo para adultos mayores.
Eso no es todo. La banca da la mano a adultos mayores que desean crear su propia empresa como tantas que se ven en Lima. El Banco de la Nación, por ejemplo, otorga préstamos a jubilados menores de 78 años, con bajos intereses y que pueden llegar hasta los 19 mil soles. Otras entidades financieras que tienen programas especiales de crédito para personas de la tercera edad son el Banco del Trabajo e Interbank.
LAS CIFRAS
206.800 adultos mayores (AM) de 60 años trabajaban en Lima Metropolitana al cierre del primer trimestre del 2007, según el Informe País 2007 de envejecimiento del Mimdes.
70,5 años es la esperanza de vida en el Perú, según el INEI. Eso no impide que AM integren la población económicamente activa.
Cantidad que a cualquier político le gustaría tener como su base social y que permitió al politiquero de ultraderecha Xavier Barrón engatusar engañosamente ofreciéndoles el paraíso a los “viejitos”, sin haber logrado, a las finales, nada para ellos. Y es que los adultos mayores, casi siempre hemos estado desbandados, presas fáciles de los embusteros y de las ambiciones personalistas de los traficantes del voto ciudadano. Sin el asidero de programas o planes vinculados con las convenciones internacionales, poco se puede avanzar. Cuando de por medio se mete la mentira, peor. Ahí tenemos por ejemplo el Plan Nacional de Derechos Humanos, que es un documento y nada más. Ahí están los dos Planes para las PAMs que han sido en la práctica documentos de escritorio, porque sus 42 medidas para afrontar la amplia problemática de los adultos mayores, no se han cumplido. Falta voluntad política de los gobiernos peruanos para avanzar, a diferencia de lo que ha acontecido en Bolivia. Allí, el presidente Evo Morales y sobre la base de conquistas del pueblo organizado, han logrado avanzar y tener la Ley de la Renta Dignidad. Y por eso el tremendo respaldo popular que tiene y que se comprobado hace pocos días hasta con envidia, lo que aconteció con la segunda asunción al poder de Evo Morales Ayma.
Evo Morales ha sido -en primera vuelta- ganador absoluto de elecciones bolivianas: cinco millones cien mil electores y 170 mil en el exterior, votaron en Bolivia masivamente frente a su opositor derechista Manfred Reyes Villa que obtuvo el 23%
¿Y saben cuál ha sido su acción más gravitante en esos resultados? El haber entregado las pensiones no contributivas para los bolivianos mayores de sesenta años. La Renta Dignidad. La pensión para los que no la tenían y el aumento de pensiones a quienes las tenían y el subsidio para los fallecidos. Es cierto, el monto que hoy tienen los no contributivos, es decir las personas sin pensión, es del orden de los 250 pesos bolivianos, que es el eje, el pivote maestro, la inversión, para superar la pobreza, cosa que no se quiere entender en el Perú, y menos quiere entender el señor García Pérez y sus secuaces. Además de ello, está claro: Evo Morales llevó a cabo una amplia nacionalización económica que incluyó los enormes yacimientos de petróleo y gas natural que estuvieron en manos de petroleras, cuya ley de hidrocarburos, fue cambiada tres veces en tres días sucesivos, y que permite realizar políticas sociales como otorgar bonos para estudiantes, madres y ancianos, los que de hecho, han sido claves para su reelección, pues su popularidad es particularmente fuerte entre los pobres y ancianos que constituyen el 60 por ciento de los bolivianos. La estatización de la economía le ha permitido acelerar el crecimiento de su país, que este año crecerá en un 3%. Mientras que Perú sólo alcanzará 0,8% según la Comisión Económica para América Latina.
Nuestros mandatarios de todo nivel, aquellos que recibieron el poder del pueblo soberano del Perú, están en otros faenones –qué duda cabe- sin atisbos de sentimientos de patria, de lealtad, de servicio al futuro del país, de espaldas a la realidad que muy pronto nos harán castañetear los dientes de impotencia cuando veamos legiones de seres humanos empobrecidos cada vez más sin tener bocado que llevarse a la boca y convertidos en comerciantes ambulantes de galletas, caramelos y de chucherías chinas y otros que nos vendrán vía los TLC cada vez más nocivos. Por lo demás, la silbatina crecerá contra Alan García, así como fue la sonora silbatina brindada por el pueblo boliviano a Yehude Simon en La Paz, cuyos destinatarios fueron en realidad las orejas del presidente Alan García, ambos por ser cómplices junto a otros, de la política de exterminio de nuestra nacionalidad, como lo fue el hecho de Bagua. Esa silbatina también significa un apartarse definitivo de los lineamientos de política, es un cierre de capítulo, en un abandono o la supultura de las cinco puntas de la Estrella de Víctor Raúl Haya de la Torre de la APRA: Adiós acción contra el imperialismo, adiós unidad política de América Latina, adiós solidaridad con los pueblos y las clases oprimidas. Y de paso, es una patada adelante a las endebles políticas sociales mediante las que se buscan defender a las poblaciones en riesgo y vulnerables del Perú.
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