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sábado, 30 de enero de 2010

EL AJEDREZ ELECTORAL


Por: Manuel Guerra
"En lo inmediato se requiere dinamizar los espacios unitarios regionales y locales, actuando con audacia e iniciativa; avanzar en la recolección de firmas para inscribir esos movimientos o realizar alianzas electorales entre las fuerzas que cuentan inscripción; posesionar propuestas de programa, ideas fuerza, consignas que resuman la alternativa programática; posicionar candidatos que encarnen el programa, actuando con amplitud y sin sectarismos ni cálculos estrechos, apoyando a quien mejor nos represente con posibilidades de victoria. Tomar las decisiones más adecuadas y oportunas y actuar con rapidez son factores que pueden definir la victoria o la derrota. No hay tiempo que perder".

Las fichas han empezado a moverse en el tablero político electoral, quedando claro que desde el saque la derecha tiene la ventaja de contar con una estrategia definida, moverse con iniciativa e imponer su dinámica. Contrariamente, en el campo popular no existe una estrategia que unifique al conjunto de fuerzas, las fichas se mueven sin una voluntad que las ordene, y los movimientos generalmente no son fruto de la iniciativa, sino una reacción a lo que hace el adversario.
Las fuerzas de la derecha, más allá de sus contradicciones secundarias y de los cómicos puyazos entre sus representantes, está férreamente unificada en torno a la defensa del modelo neoliberal y en propiciar la derrota de cualquier fuerza que amenace sus intereses. Para garantizar su continuidad echan a andar una maquinaria, cuyos engranajes legales, políticos, mediáticos, sicológicos, se articulan con eficacia. En esta disputa la derecha nada deja al azar, todo lo planifica y ejecuta, con la virtud de invisibilizar sus movimientos y hacer creer a la gente que los acontecimientos se generan por que sí.
La profusa difusión de encuestas y sondeos de opinión pública tienen en sobresalto permanente a los candidatos, muchos de los cuales creen que los resultados publicados son una especie de mensaje divino. Lo cierto es que ello también forma parte de la estrategia derechista, que dosifica, moldea, manipula esta información para influenciar en la mente de los electores. Otro tanto sucede con el uso de marionetas como Jaime Bayly, cuyo estrambotismo está bien calculado para conseguir los efectos deseados, como también está calculada la cobertura mediática que recibe. En este escenario, personajes como Yehude Simon no son más que peones sacrificados y desechados una vez que ya no representan mayor utilidad en el juego.
Las elecciones regionales y municipales representan una partida rápida con incidencias en el 2011. Castañeda Lossio se perfila como la carta que la derecha jugará en las elecciones presidenciales, haciendo que la Alcaldía de Lima quede como trofeo a disputarse entre representantes del mismo bando: Kouri, Andrade, Lourdes Flores…
El APRA tiene que afrontar el desgaste que significa su entreguismo, corrupción y autoritarismo, asi como la dificultad de no contar con un candidato de la talla de Alan García. No obstante es un partido con un caudal electoral y que desde posiciones de gobierno tendrá una participación de protagonismo en el escenario actual. No hay que olvidar que Alan García en el presente capitanea al conglomerado derechista. El fujimorismo difícilmente podrá llevar a Keiko a Palacio; pero pugnarán por mantenerse como una fuerza política con una significativa representación parlamentaria, útil para negociar prebendas y burlar sanciones por los delitos cometidos. César Acuña, teniendo como soporte la Universidad César Vallejo y sus muchas filiares, viene realizando una millonaria campaña apropiándose de la consigna de Gran Cambio, con lo que pretende ser una especie de out sider que canalice el descontento de la población. Marco Arana, cuyo desempeño como defensor del medio ambiente hay que valorar, se lanzó a la política con un discurso de confrontación contra la izquierda y el nacionalismo de Ollanta Humala, cuando el sentimiento de las masas populares es a la unidad. A la fecha no tiene mayor incidencia en el escenario político nacional.
En el interior del país lo más característico es la fragmentación política, escenario favorable a la derecha, que tiene mayores posibilidades en atraerse a los líderes regionales a través de negociaciones, prebendas o presiones. El adelanto de las elecciones regionales y municipales y la segunda vuelta para elegir presidentes regionales no es más que otra maniobra legal para dificultar el acceso de la oposición popular a estos espacios, e impedir desde allí una acumulación política hacia el 2011.
Lo cierto es que asistimos a un escenario de realineamientos políticos que no han concluido y que se expresarán con mayor nitidez en los meses que vienen. Tampoco está clara la tendencia del electorado, que en el caso peruano es sumamente voluble y volátil. En el fondo existe una aspiración al cambio; el problema es quién canaliza ese sentimiento. No es casual que los representantes de la derecha hoy se corran al “centro”, como tampoco que la derecha pretenda polarizar al país entre democracia y terrorismo.
En este cuadro -lo hemos reiterado muchas veces-, se requiere que los sectores antineoliberales aceleren los procesos unitarios, que implica asumir una estrategia compartida; retomen la iniciativa política y pugnen por un posicionamiento de propuestas y liderazgos. Los hechos demuestran que no se está avanzando con la madurez y la velocidad que se necesita para enfrentar con éxito la ofensiva derechista. La reciente iniciativa de un grupo de intelectuales de firmar un documento de respaldo a la candidatura de Ollanta Humala, es un hecho positivo si se toma en cuenta que los ejes programáticos que allí se asumen coinciden en gran parte con los planteamientos que la izquierda viene planteando desde hace buen tiempo. Es bueno ese compromiso público, pero no es suficiente porque no están expresados los amplios sectores políticos, sociales e intelectuales que hagan visible la gran unidad que se necesita para derrotar a la derecha.
Un hecho de suma importancia que puede tener hondas repercusiones a futuro es el esfuerzo en que están empeñados diversos sectores para refundar/reconstruir el espacio de la izquierda sobre nuevas bases. La presencia de una izquierda renovada es vital en momentos de grandes definiciones como el presente, donde no puede diluirse su espacio y perfil propio. Es preservando este perfil que la izquierda trabajará de manera más efectiva por la más amplia unidad para cambiar este país. A ello también contribuirá la inscripción del MNI en el registro de organizaciones políticas.
En lo inmediato se requiere dinamizar los espacios unitarios regionales y locales, actuando con audacia e iniciativa; avanzar en la recolección de firmas para inscribir esos movimientos o realizar alianzas electorales entre las fuerzas que cuentan inscripción; posesionar propuestas de programa, ideas fuerza, consignas que resuman la alternativa programática; posicionar candidatos que encarnen el programa, actuando con amplitud y sin sectarismos ni cálculos estrechos, apoyando a quien mejor nos represente con posibilidades de victoria. Tomar las decisiones más adecuadas y oportunas y actuar con rapidez son factores que pueden definir la victoria o la derrota. No hay tiempo que perder.

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