13 de mayo de 2009
Fuente: Montes Iván
(2009).
La prueba PISA en el
Perú y sus impactos no deseados en el currículo escolar.
En: Revista Signo
Educativo, Año XVIII, N° 176, Mayo de 2009
Iván Montes
Iturrizaga
Este año 2009 nuestro
país volverá a participar en las pruebas PISA (Programa Internacional de
Evaluación de Estudiantes) y nuevamente la expectativa se apodera de los medios
de comunicación, las autoridades del sector y la sociedad en su conjunto. Todos
quieren saber si el Perú mejoró su posición con respecto a los otros países
evaluados, más aún, con los resultados poco auspiciosos que tuvimos en el 2002
(últimos de 41 países). También, los investigadores educacionales y analistas
políticos ven en estas pruebas un insumo importante para comprender las brechas
en el ámbito internacional e identificar factores dentro y fuera de la escuela
asociados a tales rendimientos.
Sin embargo, y sin
restar mérito a esta necesidad de conocer nuestra situación con respecto a los
otros, este proceso (PISA) no nos señalará lo que tenemos que hacer para
mejorar. Tampoco nos indicará con realismo dónde están nuestros principales
problemas en el sector educación. Menos aún nos ilustrará con respecto a cómo
estamos frente a nuestro Diseño Curricular Nacional.
Las pruebas PISA solo
nos indicarán cómo estamos con respecto a los otros países evaluados en una
serie de contenidos (capacidades), que si bien son muy relevantes, no llegan a
coincidir ni con el 5 % de todo lo que nuestros niños y niñas tienen que
aprender en las escuelas. Por consiguiente sería un error cifrar expectativas
demasiado altas con respecto a los alcances de este sistema de medición.
Pero ahora, en la
aplicación del 2009 de las mencionadas pruebas, se introduce en nuestro sistema
un nuevo elemento: la preparación vía en entrenamiento. En otras palabras, ya
están empezando a circular manuales e indicaciones ministeriales que
recomiendan dedicar algunas horas del horario escolar para un estereotipado
entrenamiento, cuando en realidad, solo bastaría una sencilla familiarización
con el formato de prueba. Pero este fenómeno no es solo peruano ya que en
España, México y otros países existen materiales diversos para “mejorar” y
“estar listos” para esta medición de alcance internacional.
Podríamos
preguntarnos a estas alturas del presente artículo: ¿Es justificable una
preparación si la prueba no mide sino una parte del currículo?, ¿qué estaríamos
dejando de lado por este entrenamiento?, ¿pretendemos familiarizarnos con el
formato de prueba o trataremos de forzar la realidad para no quedar mal y
evitar un nuevo “roche” ante los ojos del mundo?, ¿es equitativo que nuestros
niños y niñas vayan a la escuela y ésta no siga el currículo por alinearse a
unas pruebas de alcance limitado?, ¿no será mejor poner mayor empeño en
políticas comprometidas por erradicar la exclusión que el sistema educativo
hace de los grupos más vulnerables como las niñas, los discapacitados, los
pobres y los que no tienen al castellano como lengua materna?
Sinceramente, no creo
que valga la pena sacrificar el currículo, así sean unas cuantas horas, por
PISA. Los estudiantes peruanos asisten a las escuelas para aprender historia y
geografía del Perú, convivencia ciudadana, urbanidad, educación física, música,
arte, danzas, disposición democrática y otras cosas más que PISA no contempla.
Por tanto, sería razonable una socialización con el tipo de preguntas pero
nunca una preparación para dar bien las pruebas. Sería absurdo pensar que un
país como Finlandia (primer puesto) obtuvo resultados satisfactorios gracias a
un proceso de adiestramiento gatillado artificialmente y que se desarrolló en
desmedro de su currículo.
Quien sabe, hubiera
sido más honesto, que las autoridades del sector recomienden a los maestros que
enseñen siempre bien lo que tienen que enseñar. De esta manera tendríamos
resultados fidedignos de nuestra situación en los contenidos o capacidades que
ahora serán explorados con la prueba de este año. Pero ojo, teniendo siempre
cuidado de no caer en la simplificación de afirmar que PISA es un indicador
confiable de la calidad educativa. Menos aún, responsabilizar con exclusividad
a los profesores, pues se sabe que el rendimiento se asocia a factores no
alterables por la acción escolar como por ejemplo: la pobreza; el acceso a
servicios básicos; el nivel de instrucción de los padres; y la capacidad
profesional de los órganos intermedios, entre otros.
Es probable que la
mejor fuente de comparación no sean los otros países, sino más bien, nuestro
currículo (Diseño Curricular Nacional). Solo con esta comparación (currículo-
logros) conoceremos a ciencia cierta si nuestros alumnos están aprendiendo los
contenidos, actitudes y valores que el sistema plantea a todos (esto es lo que
viene haciendo la UMC y lo que primeramente tendría que hacer cada maestro en
su aula). No olvidemos que la educación básica es un fin en si mismo y que no
podemos empeñar su alcance por unas pruebas, que por ser de aplicación mundial,
carecen de pertinencia curricular e integralidad. Peor aún cuando la prueba
PISA será aplicada a estudiantes de 15 años en promedio e independientemente de
su ubicación en el sistema. Esto quiere decir que muchos niños peruanos de esa
edad, pero cursando el 5to o 6to de primaria (extra-edad) por su situación de
pobreza o exclusión, entrarán en “competencia” con alumnos de otros países
concentrados mayormente en el décimo año de escolaridad.
Reconocemos que las
pruebas PISA exploran aspectos de singular importancia y que ayudarán siempre a
tener una visión comparativa. También es loable que en este año se recoja
información sobre la vida personal de los estudiantes, los profesores y de las
escuelas. Sin embargo, también creemos que el sistema educativo peruano debe de
identificar y contrarrestar sus impactos no deseados en lugar de avivarlos.
Nuestro sistema
educativo tiene que mejorar por el bien de nuestro país, pero no por una
especie de competencia que se ha establecido a la luz de las pruebas PISA.
Tenemos un Diseño Curricular Nacional con renovados compromisos, un Proyecto
Educativo Nacional de consenso, un Instituto Peruano para la Evaluación,
Acreditación y Certificación de la Educación Básica (IPEBA) preocupado por la
calidad con equidad y una sólida Unidad de Medición de Calidad que podrían ser
capaces de vertebrar un movimiento pedagógico auténtico en beneficio de nuestro
país.
Es así, que ante
todos estos avances en el Perú, tendríamos que preguntarnos si la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ámbito político -
ideológico de las pruebas PISA, y su discurso utilitario en cuanto a la
formación humana nos interesa realmente.
¡Bienvenidas
las pruebas PISA y las otras de similar alcance!, ¡Bienvenidas como insumo para
reflexionar y tomar decisiones!, ¡Bienvenidas para darnos una idea de nuestra
posición en el concierto internacional! Pero nunca bienvenidas para
convertirse, aunque sea por unas semanas, en el currículo escolar nacional.
Nadie matricula a sus hijos a la escuela para sacar una “buena nota” en PISA.
Queremos que nuestros hijos se inserten en el sistema formal para que se forjen
integralmente como personas y sean capaces de dar respuesta a nuestros desafíos
nacionales.
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