PROPUESTA DE UNIDAD POPULAR EN LA REGION LA LIBERTAD-
ACTA DE COMPROMISO DE UNIDAD DE LAS ORGANIZACIONES DE IZQUIERDA, SOCIALISTAS, NACIONALISTAS, PATRIÓTICAS Y PROGRESISTAS DE LA LIBERTAD
Somos, los abajo firmantes, representantes de organizaciones de izquierda, de la región La Libertad, que procesan las bases de unidad política a fin de superar la larga crisis de la izquierda peruana como opción de gobierno.
Consideramos que el imperialismo, ante el fracaso y la crisis del neoliberalismo en todo el mundo, sin propuesta alternativa, producirá mayor agresividad y violencia para mantener su hegemonía. Esta crisis ha producido recesión económica que afecta a todos los países, principalmente a los más atrasados y subordinados al imperialismo y sus aliados, estos países serán afectados con más miseria, saqueo de recursos naturales y la agravación del medio ambiente. Recordemos que en menos de una década los desnutridos, en el mundo, han pasado de 500 millones a ser más de mil millones, esto demuestra que el neoliberalismo ha ensanchado el abismo que separa a ricos de pobres y que no es ninguna esperanza para los que aspiramos al desarrollo humano, la paz, la justicia, la igualdad, la libertad y la defensa del medio ambiente.
Consideramos también que, en América del Sur, hay una corriente de países soberanos que han realizado importantes transformaciones económicas y sociales, orientadas a instaurar un régimen democrático pleno con desarrollo humano. Que esta tendencia se amplía ahora hacia América Central, lo que ha despertado las iras del imperialismo y por lo que lanzó una ofensiva golpista, primero en Venezuela (2002), luego en Bolivia (2008) y en julio de este año ha impuesto una dictadura militar brutal en Honduras. El objetivo es imponer la violencia en esta parte de América Latina a fin de terminar con las experiencias democráticas antiimperialistas.
Como parte de su ofensiva, el imperialismo destaca su base militar de Manta (Ecuador) a Colombia, y busca crear las condiciones (destrucción del movimiento social y del nacionalismo) para trasladarlo luego a Perú. Y como parte de este plan militar ha reactivado la IV flota y fortalece al Ejército del Sur. El golpe militar en Honduras también busca proteger su base militar estratégica (Palmerola) para el control en América Central.
Hacer política de izquierda y socialista no sólo es preconizar los cambios sociales y económicos que ello implica; es también construir la fuerza política que la haga realidad y comprometer, en esta tarea de trascendencia histórica, a la mayoría de la población, víctima del capitalismo y el imperialismo.
Significa, asimismo defender y fomentar el trabajo productivo, denunciar que su enajenación forzada envilece la condición humana, es la causa de las desigualdades sociales y las miserias que nos agobian y que la lucha por la liberación del trabajo del yugo del capital convoca sin restricciones a la unidad política común de la clase obrera y trabajadora, micro, pequeños y medianos productores de la ciudad y el campo, empleados, maestros, profesionales, intelectuales y de todos aquellos que son víctimas de la opresión del gran capital financiero y transnacional.
Una tarea así, además de urgente, exige la unidad de la izquierda, el nacionalismo y el progresismo, además de una firme voluntad de victoria. Al plantearse la unidad como necesidad práctica y no solamente formulación teórica, debemos definir si su alcance es táctico y coyuntural, o es más que eso; de alcance estratégico. Si es lo primero, tiene límites, métodos y formas también concretas; aquí cabe la unidad de acción. Si es lo segundo (alcance estratégico), exige una visión de largo plazo, además de procedimiento, relaciones y compromisos de mayores alcances y por eso mismo, el tratamiento más elaborado, más maduro, más reflexivo. Esto exige una visión estratégica, asunto en el que debemos comprometernos las fuerzas de izquierda, socialistas, progresistas y nacionalistas de La Libertad.
Existe la posibilidad de llegar al gobierno, vía elecciones, de una alternativa popular y nacionalista, pero en un ambiente tenso, de lucha de clases crispada de una derecha que buscará por todos los medios impedirlo, recurriendo incluso a la violencia y al fraude si es que le falla su plan de confusión, división, hostigamiento y persecución y su falsa polarización que viene impulsando.
Pero la posibilidad no significa garantía de realización, sino una tendencia que puede hacerse realidad, lo que depende de varios factores, como la oportunidad y el tiempo.
En el Perú, después de 19 años de política económica neoliberal, se ha fortalecido la dominación imperialista y, con el actual gobierno Aprista, esta política es llevada a sus extremos (parcelación de la selva, explotación minera sin preservación de los recursos naturales y el medio ambiente (Doe Run, Yanacocha, entre otras), creciente corrupción, desprestigio de los poderes del Estado y sus instituciones, criminalización del movimiento social, la represión tiende a ser violenta y masiva (caso de Moquegua, Bagua, etc.), polarización del movimiento social a través de la satanización de los movimientos nacionalistas triunfantes en América del Sur, es el retorno al macartismo de los años 60.
El ascenso de las luchas sociales ha marcado un hito importante a partir del 2008 y ha tenido su alta expresión en la extensa solidaridad con las luchas de las etnias de la selva, pero el gobierno ha respondido con violencia extrema y persecución de los más importantes dirigentes de la AIDESEP. Pero por el lado político nos encontramos con las más severas dificultades, nuestras organizaciones de izquierda están desconectadas políticamente de la mayoría nacional. No hemos obtenido su confianza como opción de gobierno a pesar de que nos aceptan con plena confianza en sus luchas sociales. Esto nos obliga a repensar lo que es ser de izquierda y a construir la unidad en la lucha por la soberanía nacional.
El Perú enfrenta una crisis que abarca al conjunto de la sociedad peruana, no de ahora, sino engendrada hace mucho tiempo, y que hasta el momento no encuentra respuesta, menos solución por parte de las clases dominantes y sus representantes políticos, los verdaderos responsables de esta compleja y difícil situación. Persisten los viejo problemas estructurales del Perú: dependencia y falta de soberanía, centralismo, autoritarismo y caudillismo, falta de integración y atraso económico, democracia formal, pobreza generalizada, exclusión y desigualdad social, inequitativa distribución de la riqueza, crisis moral, etc.
El capitalismo neoliberal -hoy dominante en el Perú- no ha sido capaz de crear un país moderno e integrado; tampoco de construir un estado nacional y descentralizado. Seguimos siendo una sociedad desintegrada, con instituciones débiles y un precario mercado nacional. En suma, somos una colonia destinada a producir materias primas y a sobrevivir en el atraso y la pobreza. La democracia peruana es frágil y precaria; predomina el autoritarismo antes que el respeto a la soberanía del pueblo; es una democracia excluyente, porque no abarca a los pobladores de las zonas marginales, menos al campesinado del ande o al poblador quechua, aimara o de las minorías étnicas. Todo esto tiene sus antecedentes que vienen desde la fundación de la república.
Nos encontramos en una fase de definiciones políticas. En el escenario político nacional se presenta una contradicción entre cambio o continuismo, que polariza al país en dos grandes bloques y define las relaciones de alianza por ambas partes. El grado de polarización alcanzado entre quienes están por el cambio y quienes por el continuismo neoliberal, desnacionalizador y concentrador de la riqueza, indica que ambas vías son irreductibles y que el bloque nacional popular está en condiciones de desarrollarse y ampliarse hasta hacerse hegemónico. Esto es lo que hay que trabajar y organizar.
El Perú necesita (no de ahora, sino de siempre) cambios de fondo. Pero hay cambios y cambios. En el primer caso, para modificar radicalmente la realidad insostenible; en el segundo, para que todo continúe igual.
La unidad que hoy fundamos es sobre la base de una alianza política electoral y para la gobernanza, consecuentemente trabajará por la acumulación de fuerzas más amplias: progresistas, democráticas, nacionalistas y patrióticas. En tal sentido, en esta alianza caben todos aquellos y aquellas que quieren la transformación democrática del Perú para conquistar la soberanía nacional y el bienestar humano en un medio ambiente saludable. Significa también, en otros términos, que nadie pierde su esencia política, cada cual conserva su propio perfil en concordancia con su programa ideológico.
Esta alianza es abierta, sin término y sin exclusiones en el campo popular ni en las luchas antiimperialistas o nacionalistas, democráticas. Esta alianza es tolerante, persuasiva, solidaria y pacífica.
Nuestro objetivo principal es ser alternativa de gobierno, factor básico de la alianza democrática regional, trabajar, en consecuencia, por la mayor acumulación de fuerzas populares, nacionalistas, patrióticas y progresistas para lograr la transformación democrática de nuestro país.
Establecer una estrategia electoral con el pueblo liberteño sobre la base de un programa político, un plan de gobierno regional, de los gobiernos municipales provinciales y distritales, trabajados por las bases y orientados por los objetivos de soberanía nacional, el desarrollo nacional, bienestar humano, defensa del medio ambiente y convivencia pacífica.
Apoyar las luchas y organización democráticas del pueblo para impedir el avance y despliegue de las tendencias autoritarias en el gobierno, el macartismo y la polarización entre las fuerzas populares, pero así mismo levantar la nueva propuesta política del pueblo para garantizar la gobernabilidad y el transcurso electoral.
Promover en el seno del pueblo la necesidad de una asamblea constituyente que apruebe una nueva constitución para que legitime las transformaciones políticas, económicas y sociales del Perú.
Crear una estructura organizativa del frente en todo el territorio regional como bases de confluencia política y de vinculación con el pueblo.
Lograr que los candidatos a gobierno regional, de provincias y distritos sean sobre la base de los comités que se establecerán en cada circunscripción provincial y en uso de sus derechos democráticos que correspondan.
A nivel regional funcionará un Comité de la alianza regional conformado por representantes de las organizaciones que suscriben el presente documento y por personalidades invitadas expresamente por el Comité, cuyo nombre se determinará más adelante..
El funcionamiento del Comité regional se regirá por un reglamento interno que normará además sus atribuciones, responsabilidades y deberes, siempre de acuerdo a las tradiciones democráticas populares.
Se constituirá una comisión de Plan de desarrollo local y Regional con el aporte de los profesionales y técnicos de cada una de las organizaciones comprometidas y con los profesionales del campo popular invitados.
Habiéndose aprobado el presente documento y de conformidad con lo expresado por cada representante y siendo las nueve de la noche del día ……………………….del año dos mil nueve, firmaron los presentes en señal de aceptación y compromiso reiterado de la unidad política a través de la alianza democrática regional.
ACTA DE COMPROMISO DE UNIDAD DE LAS ORGANIZACIONES DE IZQUIERDA, SOCIALISTAS, NACIONALISTAS, PATRIÓTICAS Y PROGRESISTAS DE LA LIBERTAD
Somos, los abajo firmantes, representantes de organizaciones de izquierda, de la región La Libertad, que procesan las bases de unidad política a fin de superar la larga crisis de la izquierda peruana como opción de gobierno.
Consideramos que el imperialismo, ante el fracaso y la crisis del neoliberalismo en todo el mundo, sin propuesta alternativa, producirá mayor agresividad y violencia para mantener su hegemonía. Esta crisis ha producido recesión económica que afecta a todos los países, principalmente a los más atrasados y subordinados al imperialismo y sus aliados, estos países serán afectados con más miseria, saqueo de recursos naturales y la agravación del medio ambiente. Recordemos que en menos de una década los desnutridos, en el mundo, han pasado de 500 millones a ser más de mil millones, esto demuestra que el neoliberalismo ha ensanchado el abismo que separa a ricos de pobres y que no es ninguna esperanza para los que aspiramos al desarrollo humano, la paz, la justicia, la igualdad, la libertad y la defensa del medio ambiente.
Consideramos también que, en América del Sur, hay una corriente de países soberanos que han realizado importantes transformaciones económicas y sociales, orientadas a instaurar un régimen democrático pleno con desarrollo humano. Que esta tendencia se amplía ahora hacia América Central, lo que ha despertado las iras del imperialismo y por lo que lanzó una ofensiva golpista, primero en Venezuela (2002), luego en Bolivia (2008) y en julio de este año ha impuesto una dictadura militar brutal en Honduras. El objetivo es imponer la violencia en esta parte de América Latina a fin de terminar con las experiencias democráticas antiimperialistas.
Como parte de su ofensiva, el imperialismo destaca su base militar de Manta (Ecuador) a Colombia, y busca crear las condiciones (destrucción del movimiento social y del nacionalismo) para trasladarlo luego a Perú. Y como parte de este plan militar ha reactivado la IV flota y fortalece al Ejército del Sur. El golpe militar en Honduras también busca proteger su base militar estratégica (Palmerola) para el control en América Central.
Hacer política de izquierda y socialista no sólo es preconizar los cambios sociales y económicos que ello implica; es también construir la fuerza política que la haga realidad y comprometer, en esta tarea de trascendencia histórica, a la mayoría de la población, víctima del capitalismo y el imperialismo.
Significa, asimismo defender y fomentar el trabajo productivo, denunciar que su enajenación forzada envilece la condición humana, es la causa de las desigualdades sociales y las miserias que nos agobian y que la lucha por la liberación del trabajo del yugo del capital convoca sin restricciones a la unidad política común de la clase obrera y trabajadora, micro, pequeños y medianos productores de la ciudad y el campo, empleados, maestros, profesionales, intelectuales y de todos aquellos que son víctimas de la opresión del gran capital financiero y transnacional.
Una tarea así, además de urgente, exige la unidad de la izquierda, el nacionalismo y el progresismo, además de una firme voluntad de victoria. Al plantearse la unidad como necesidad práctica y no solamente formulación teórica, debemos definir si su alcance es táctico y coyuntural, o es más que eso; de alcance estratégico. Si es lo primero, tiene límites, métodos y formas también concretas; aquí cabe la unidad de acción. Si es lo segundo (alcance estratégico), exige una visión de largo plazo, además de procedimiento, relaciones y compromisos de mayores alcances y por eso mismo, el tratamiento más elaborado, más maduro, más reflexivo. Esto exige una visión estratégica, asunto en el que debemos comprometernos las fuerzas de izquierda, socialistas, progresistas y nacionalistas de La Libertad.
Existe la posibilidad de llegar al gobierno, vía elecciones, de una alternativa popular y nacionalista, pero en un ambiente tenso, de lucha de clases crispada de una derecha que buscará por todos los medios impedirlo, recurriendo incluso a la violencia y al fraude si es que le falla su plan de confusión, división, hostigamiento y persecución y su falsa polarización que viene impulsando.
Pero la posibilidad no significa garantía de realización, sino una tendencia que puede hacerse realidad, lo que depende de varios factores, como la oportunidad y el tiempo.
En el Perú, después de 19 años de política económica neoliberal, se ha fortalecido la dominación imperialista y, con el actual gobierno Aprista, esta política es llevada a sus extremos (parcelación de la selva, explotación minera sin preservación de los recursos naturales y el medio ambiente (Doe Run, Yanacocha, entre otras), creciente corrupción, desprestigio de los poderes del Estado y sus instituciones, criminalización del movimiento social, la represión tiende a ser violenta y masiva (caso de Moquegua, Bagua, etc.), polarización del movimiento social a través de la satanización de los movimientos nacionalistas triunfantes en América del Sur, es el retorno al macartismo de los años 60.
El ascenso de las luchas sociales ha marcado un hito importante a partir del 2008 y ha tenido su alta expresión en la extensa solidaridad con las luchas de las etnias de la selva, pero el gobierno ha respondido con violencia extrema y persecución de los más importantes dirigentes de la AIDESEP. Pero por el lado político nos encontramos con las más severas dificultades, nuestras organizaciones de izquierda están desconectadas políticamente de la mayoría nacional. No hemos obtenido su confianza como opción de gobierno a pesar de que nos aceptan con plena confianza en sus luchas sociales. Esto nos obliga a repensar lo que es ser de izquierda y a construir la unidad en la lucha por la soberanía nacional.
El Perú enfrenta una crisis que abarca al conjunto de la sociedad peruana, no de ahora, sino engendrada hace mucho tiempo, y que hasta el momento no encuentra respuesta, menos solución por parte de las clases dominantes y sus representantes políticos, los verdaderos responsables de esta compleja y difícil situación. Persisten los viejo problemas estructurales del Perú: dependencia y falta de soberanía, centralismo, autoritarismo y caudillismo, falta de integración y atraso económico, democracia formal, pobreza generalizada, exclusión y desigualdad social, inequitativa distribución de la riqueza, crisis moral, etc.
El capitalismo neoliberal -hoy dominante en el Perú- no ha sido capaz de crear un país moderno e integrado; tampoco de construir un estado nacional y descentralizado. Seguimos siendo una sociedad desintegrada, con instituciones débiles y un precario mercado nacional. En suma, somos una colonia destinada a producir materias primas y a sobrevivir en el atraso y la pobreza. La democracia peruana es frágil y precaria; predomina el autoritarismo antes que el respeto a la soberanía del pueblo; es una democracia excluyente, porque no abarca a los pobladores de las zonas marginales, menos al campesinado del ande o al poblador quechua, aimara o de las minorías étnicas. Todo esto tiene sus antecedentes que vienen desde la fundación de la república.
Nos encontramos en una fase de definiciones políticas. En el escenario político nacional se presenta una contradicción entre cambio o continuismo, que polariza al país en dos grandes bloques y define las relaciones de alianza por ambas partes. El grado de polarización alcanzado entre quienes están por el cambio y quienes por el continuismo neoliberal, desnacionalizador y concentrador de la riqueza, indica que ambas vías son irreductibles y que el bloque nacional popular está en condiciones de desarrollarse y ampliarse hasta hacerse hegemónico. Esto es lo que hay que trabajar y organizar.
El Perú necesita (no de ahora, sino de siempre) cambios de fondo. Pero hay cambios y cambios. En el primer caso, para modificar radicalmente la realidad insostenible; en el segundo, para que todo continúe igual.
La unidad que hoy fundamos es sobre la base de una alianza política electoral y para la gobernanza, consecuentemente trabajará por la acumulación de fuerzas más amplias: progresistas, democráticas, nacionalistas y patrióticas. En tal sentido, en esta alianza caben todos aquellos y aquellas que quieren la transformación democrática del Perú para conquistar la soberanía nacional y el bienestar humano en un medio ambiente saludable. Significa también, en otros términos, que nadie pierde su esencia política, cada cual conserva su propio perfil en concordancia con su programa ideológico.
Esta alianza es abierta, sin término y sin exclusiones en el campo popular ni en las luchas antiimperialistas o nacionalistas, democráticas. Esta alianza es tolerante, persuasiva, solidaria y pacífica.
Nuestro objetivo principal es ser alternativa de gobierno, factor básico de la alianza democrática regional, trabajar, en consecuencia, por la mayor acumulación de fuerzas populares, nacionalistas, patrióticas y progresistas para lograr la transformación democrática de nuestro país.
Establecer una estrategia electoral con el pueblo liberteño sobre la base de un programa político, un plan de gobierno regional, de los gobiernos municipales provinciales y distritales, trabajados por las bases y orientados por los objetivos de soberanía nacional, el desarrollo nacional, bienestar humano, defensa del medio ambiente y convivencia pacífica.
Apoyar las luchas y organización democráticas del pueblo para impedir el avance y despliegue de las tendencias autoritarias en el gobierno, el macartismo y la polarización entre las fuerzas populares, pero así mismo levantar la nueva propuesta política del pueblo para garantizar la gobernabilidad y el transcurso electoral.
Promover en el seno del pueblo la necesidad de una asamblea constituyente que apruebe una nueva constitución para que legitime las transformaciones políticas, económicas y sociales del Perú.
Crear una estructura organizativa del frente en todo el territorio regional como bases de confluencia política y de vinculación con el pueblo.
Lograr que los candidatos a gobierno regional, de provincias y distritos sean sobre la base de los comités que se establecerán en cada circunscripción provincial y en uso de sus derechos democráticos que correspondan.
A nivel regional funcionará un Comité de la alianza regional conformado por representantes de las organizaciones que suscriben el presente documento y por personalidades invitadas expresamente por el Comité, cuyo nombre se determinará más adelante..
El funcionamiento del Comité regional se regirá por un reglamento interno que normará además sus atribuciones, responsabilidades y deberes, siempre de acuerdo a las tradiciones democráticas populares.
Se constituirá una comisión de Plan de desarrollo local y Regional con el aporte de los profesionales y técnicos de cada una de las organizaciones comprometidas y con los profesionales del campo popular invitados.
Habiéndose aprobado el presente documento y de conformidad con lo expresado por cada representante y siendo las nueve de la noche del día ……………………….del año dos mil nueve, firmaron los presentes en señal de aceptación y compromiso reiterado de la unidad política a través de la alianza democrática regional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario