Telmo Luis Pardo Novoa (Chiquián, Ancash, Perú 19 de agosto de 1874 – † 5 de enero de 1909), hacendado
ancashino, perseguido de la ley al tomar justicia por su propia mano y
posteriormente convertido en figura romántica. Conocido en la historia como Luis
Pardo, el bandolero.
Biografía
Luis Pardo perteneció a una familia acomodada y conocida en
la región: su padre Pedro Pardo Zorrilla, hacendado propietario de la hacienda
Pancal, había participado en las fuerzas caceristas contra las montoneras de Nicolás de Piérola. Su abuelo, llamado también Luis
Pardo, fue alcalde de Chiquián en dos períodos.
Cuando tenía 11 años de edad, su padre fue asesinado por los
hermanos Alvarado debido a una disputa de tierras, crimen que fue encubierto
por las autoridades locales. Su madre, llena de pesar, murió al poco tiempo.
Luis Pardo vengó a su padre emboscando a los Alvarado en las afueras del pueblo
y matándolos a tiros con una carabina, empezandio así su vida al margen de la
ley.
Su abuelo se encargó de la educación del nieto. Luis después
de haber cursado los primeros años de estudio en Chiquián fue aLima a seguir la
Secundaria en el Colegio Guadalupe.
Al alcanzar la mayoría de edad asumió la gestión de la hacienda Pancal. A
diferencia de los grandes terratenientes que explotaban a sus peones, él
trataba que se les dé un trato más humano. Hasta retribuyendo a los servidores
por su trabajo. Los días de descanso solía reunir a sus trabajadores para
enseñarles a leer y escribir, orientándoles reglas de urbanidad, la
puntualidad, orden y hábitos limpieza.
A los 17 años contrajo matrimonio con Julia Ramírez con quien
no tuvo hijos y se separaron años después. Cerca a los 25 años, cuentan que se
enamoró perdidamente de Zoila Tapia, una joven pastora, que él llamaba
cariñosamente "Andarita" (nombre
de una flor silvestre que crece en noroeste de Perú) y formó vida conyugal con
ella. Pero su felicidad no duró mucho: Zoila falleció al dar a luz a su hijo,
quien murió poco después. Estos hechos marcarían profundamente a Luis Pardo,
hundiéndolo en la depresión.
En ese tiempo ya integraba las filas de los Montoneros de Andrés Avelino Cáceres. Cerca de Barranca, el grupo
tuvo un sangriento combate con los soldados de Nicolás de Piérola, siendo derrotados y tomados
prisioneros. Luis Pardo, huyó de la cárcel y desde ese momento fue
constantemente perseguido por la justicia. Se enfrentó innumerables veces a la
fuerza pública, en incursiones que dejaron varias muertes y con lo que se le
declaró abiertamente como un bandolero.
El
Bandolero
Luis Pardo se convirtió para los pobladores en un justiciero
que se había rebelado contra la tiranía y la injusticia institucionalizadas,
defendiéndolos de los abusos y atropellos de los poderosos ante la
imposibilidad de contar con una justicia sorda y corrompida. Es así que muchos
simpatizantes se unieron a él, formando una banda que lo acompañaba en sus
incursiones por las serranías de Ancash y Lima.
Las historias de sus correrías tuvieron lugar a fines del
siglo XIX e inicios del XX y han sido contadas por los pobladores en distintas
versiones, pero todos concuerdan que fue un hombre solidario, generoso, y con
un alto sentido de justicia frente a la opresión y al descontento social, un
excelente jinete, hábil tirador y un empedernido mujeriego. También contaban
que frecuentemente lo veían escribir poemas y canciones porque era un amante de
la lectura y de la música.
La aparición de Luís Pardo Novoa, motivó el temor entre los
hacendados y mineros. Bastaba la más ligera indicación de que en tal hacienda
se hubiera cometido un abuso contra algún indígena, para que Luís Pardo y su
“banda” se hicieran presentes, conminándolos a dar trato justo a los
trabajadores. Muchos de los defendidos se unieron a su "banda" y
juntos atacaban a sus opresores, a quienes imponía cupos, que luego - según
cuentan - distribuía entre los más necesitados. La fama de Luis Pardo como
revolucionario y justiciero social se extendió y en los pueblos lo veían como
un protector de pobres y desamparados.
De carácter temerario, mostraba constante desprecio a su
propia vida, en una ocasión ingresó solo, a la fiesta que organizaba uno de sus
enemigos, entregándose a la diversión con tal aplomo y valentía que sus rivales
no se atrevieron a enfrentarle. En otra oportunidad, estando en la ciudad de
Supe contemplaba una corrida de toros, exponiéndose a la vista de todos. Pronto
fue descubierto por las autoridades y ante la inminente captura, se lanzó al
ruedo y poncho en mano se abrió paso entre los animales, toreándolos, mientras
la concurrencia lo celebraba con atronadores aplausos, y la fuerza pública no
pudo impedir su huida.
Captura y muerte
A pesar que se había puesto precio a su cabeza, Luis Pardo y
su banda reinaron el norte de Perú por muchos años, hasta que en el gobierno de Augusto B. Leguía, se organizó
un destacamento para capturarlo. Desde Lima salió un contingente de 50 gendarmes al mando
del sargento Alvaro Toro Mazote, quienes enrumbaron al norte.
Al llegar a Chiquián y después de varios días de persecución
por pueblos de la zona, llegaron a sitiarlo en una cueva del paraje llamado
Jacar (límite entre el distrito de Marca en la provincia de Recuay y el
distrito de Cajacay en la provincia de Bolognesi), donde lo
mataron luego de sitiarlo por dos días junto a Celedonio Gamarra, su compadre y uno de
sus amigos de correrías. Antes de morir en manos de sus perseguidores, Luis
Pardo, creyendo en una posible huida, salió de la cueva a disparo limpio,
corrió cerro abajo y se lanzó a las aguas del río Tingo (distrito deCajacay), pero allí
fue acribillado (el río luego llevaría su nombre). Río abajo, su cuerpo fue recogido
por los pobladores, y a la llegada de los gendarmes, un alférez sacó su
revólver y disparó a su cabeza, lo que motivó el reclamo de los pobladores
presentes. El contingente policial, en su camino de regreso a Chiquián (capital de la provincia de Bolognesi), pasó
por el pueblo de Cajacay, y queriendo
demostrar severidad quiso llevar el cuerpo a la plaza de armas para exhibirlo,
pero la muchedumbre exaltada evitó el ultraje de su cadáver, situación que
obligó al contingente a reanudar su camino. Ya en Chiquián,
los cuerpos fueron fotografiados como prueba de su muerte y expuestos casi todo
un día en la plaza para escarmiento de los pobladores. Luis Pardo murió el 5 de
enero de 1909 a los 35 años de edad.
El grupo que muchas veces lo acompañó, siguió actuando
después de su muerte, por lo cual otros tantos pobladores creían que no había
muerto. Años más tarde, bajo el gobierno del Subprefecto Francisco Moreno
Descalzi, recién se pudo doblegar el último reducto de aquellos rebeldes.
La leyenda de Luis Pardo[
Los pobladores que se beneficiaron de su generosidad,
lloraron su muerte. Sus historias fueron con el tiempo, anécdotas que formaron
parte de la historia de su pueblo, Chiquián, de la Pampa de Lampas, su segura
morada y de gran parte del departamento de Áncash de Lima.
En 1955, Chiquián, su pueblo natal, erigió un mausoleo a Luis
Pardo Novoa, declarándolo "Hijo
Ilustre y Benefactor de los Pobres". Dicho
busto fue cincelado por el escultor peruano Vidal León. La propia Beneficencia
Pública de Chiquián se asoció al homenaje, cediendo gratuitamente cuatro metros
de terreno en el cementerio local ":...en razón de la obra benéfica cumplida
por Luis Pardo Novoa, en favor de los necesitados"; exaltándosele a la
categoría de Benefactor.
La figura de Luis Pardo ha sido tratada por escritores,
compositores y poetas como: José Diez Canseco, Enrique Cornejo Villanueva, Alberto Carrillo Ramírez,
Abelardo Manuel Gamarra Rondo “El Tunante”, Rubén Barrenechea Núñez, Manuel
Justo Arredondo, Raúl Zárate Aquino, Oscar Colchado Lucio, Julio Rosas Olivera
Ore, Alfredo Grados, Darío Mejía, Pedro Arana Quiróz, Filomeno Zubieta Núñez,
Vidal Alvarado Cruz, Mario Reyes Barba, Alejandro Aldave Montoro, Alex Milla
Curi (alias el atorrante) , Héctor Gamarra Espinoza, Mauro Aquino Albornoz,
Guillermo Pardo Novoa, Sonia Pardo Loarte, Luis A. Ramírez S., entre otras
pródigas plumas que le han escrito semblanzas, cuentos, poemas, dramas,
canciones e himnos.
En 1929 se filmó la película “Luis Pardo” con la dirección de
Enrique Cornejo Villanueva. Este filme terminó de consagrar a Luis Pardo como
un luchador social y una figura romántica.
Bibliografía
·
Luis Pardo, el gran bandido, Alberto
Carrillo Ramírez, UNMSM, Lima 1967
·
Luis Bandolero Luis, de
Walter Ventosilla, Paloma Ediciones, 2005
·
"Luis Pardo, su vida" de Filomeno Zubieta
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