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sábado, 29 de marzo de 2014

DESNUDANDO AL COMANDO SUR DE EE.UU. (V)

“Cuando analizo los argumentos con que Estados Unidos pretende justificar la concesión de bases militares en territorio de Colombia, no puedo menos que calificar de cínicos tales pretextos. Afirma que necesita esas bases para cooperar en la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo, el tráfico de armas, la emigración ilegal, la posesión de armas de destrucción masiva, los desbordes nacionalistas y los desastres naturales”.
(FIDEL CASTRO- “Es la hora del recuento y de la marcha)

ROL DE MARK FEIERSTEIN
Alérgico a los gobiernos populares que se extienden por América latina, Feierstein probó la eficacia de su método como asesor de Gonzalo Sánchez de Lozada durante la campaña que lo depositó en la presidencia de Bolivia. Goñi, como lo llamaban en su patria, fue el paroxismo del coloniaje político que EE.UU. impartió en los noventa sobre los países del Sur. Criado, educado y formado en suelo estadounidense, Sánchez de Lozada volvió a su tierra de nacimiento para ser presidente de la mano de Feierstein. Duró en el cargo algo más de un año: la denominada “Masacre del Gas”, en 2003, donde murieron más de sesenta personas, lo eyectó del poder y lo devolvió a EE.UU., donde vive como prófugo de la Justicia boliviana amparado por el gobierno que nombró a su amigo Feierstein al frente de la USAID.
Las correrías de su director no es lo único que liga a la agencia con Bolivia. El pasado 1 de mayo, el presidente Evo Morales no sabía que el escándalo Snowden lo llevaría a protagonizar una vergonzosa detención en Europa. Pero sí sabía de lo que la USAID era capaz. Por eso, en esa jornada emblemática donde los trabajadores celebran su día, el presidente anunció que expulsaba a la agencia de suelo boliviano por “injerencia política” y “conspiración”. Días después, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, detalló: “No se trata de una agencia inocente de cooperación filantrópica de Estados Unidos a Bolivia y al mundo. La agencia estadounidense sirvió para legitimar las dictaduras entre 1964 y 1982, para promover el neoliberalismo entre 1985 y 2005, además es un factor externo que alimenta la inestabilidad en el país desde 2006”.
Uno de los hechos que llamó la atención del gobierno boliviano fue la materialización, en 2007, de un convenio entre el prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, y la USAID para llevar adelante “programas sociales” en Bolpedra, Cobija y El Porvenir. El apoyo logístico estuvo a cargo del Comando Sur y la cobertura institucional de la Iniciativa de Conservación de la Cuenca Amazónica. Otro episodio que motivó la expulsión fue la activa participación de la agencia estadounidense vía Wildlife Conservation Society (Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre) en la disputa violenta entre los pobladores de Caranavi y Palos Blancos por el lugar de instalación de una planta procesadora de frutas en enero de 2010, a pocos días de que Evo Morales asumiera su primer mandato dentro del Estado Plurinacional.

ROL DE FUNDACIONES Y ONGs
La utilización de fundaciones y ONGs para tercerizar operaciones es una práctica habitual de la USAID. En la Argentina, por caso, hay una decena de fundaciones que operan por cuenta y orden de la agencia estadounidense. Que los movimientos sean más sigilosos no implica que sean menos potentes. Un ejemplo: entre el 8 y el 12 de abril de este año, la USAID financió una cumbre de la derecha internacional. Organizada por la Fundación Libertad –el tentáculo predilecto de la agencia en nuestro país–, a la cita concurrieron el Nobel Mario Vargas Llosa y su hijo Álvaro –reactivos a los gobiernos populares que habitan la región–; José María Aznar –ex presidente español que impulsó la invasión a Irak–; el pinochetista Joaquín Lavín; Marcel Granier, presidente de la emisora venezolana RCTV que apoyó e impulsó el golpe a Hugo Chávez en 2002, y la cubana anticastrista Yoani Sánchez, quien a último momento desistió de la visita.
El seminario abundó en críticas contra los procesos emancipadores de la región. Y los expositores, sin sutilezas, pidieron terminar con los gobiernos populares en curso para reemplazarlos por otros más “modernos”, a tono con los conceptos de “democracia” que EE.UU. impuso como doctrina global. No fue, por cierto, un planteo original. Cinco años atrás, en el mismo escenario empachado de prosperidad sojera, se había realizado un seminario similar, con el propio Vargas Llosa como animador principal.
Aquel seminario contó con varios “expertos” alineados con las políticas del Consenso de Washington como el periodista de La Nación Carlos Pagni, el ex candidato presidencial Ricardo López Murphy, y Mauricio Macri, regente del Pro y de la Fundación Pensar, co-organizadora del evento.
Estas fundaciones, como otras similares que operan en la región, cuentan con el aval financiero del NATIONAL ENDOWMENT FOR DEMOCRACY (NED, Fundación Nacional para la Democracia), financiada oficialmente por el Congreso norteamericano. Pero la vinculación no se agota en los aportes. En los ochenta, mucho antes de ser director de la USAID, el inefable Feierstein trabajó para la NED en Nicaragua. Su objetivo: evitar el triunfo del sandinista Daniel Ortega. Lo logró patrocinando la candidatura de Violeta Chamorro.
Por Wikileaks, el sitio que difundió millones de telegramas internos del Departamento de Estado, en uno de ellos, el ex embajador estadounidense en Venezuela, William Brownfield, reveló cómo su país alimentó la oposición a Hugo Chávez con ideas y millones. El telegrama, enviado desde la embajada de EE.UU. en Caracas en noviembre de 2006, detallaba cómo docenas de organizaciones no gubernamentales recibían financiamiento del gobierno norteamericano por intermedio de la USAID y de la Oficina de Iniciativas de Transición (Office of Transition Initiatives –OTI–). Este operativo incluyó “más de 300 organizaciones de la sociedad civil venezolana”, que iban desde defensores de los discapacitados hasta programas educativos.
En apariencia, esos programas tenían objetivos humanitarios, pero fue el propio embajador Brownfield quien detalló los objetivos reales de esas inversiones: “La infiltración en la base política de Chávez… la división del chavismo… la protección de los intereses vitales de EE.UU… y el aislamiento internacional de Chávez”.
Brownfield escribió que el “objetivo estratégico” de desarrollar “organizaciones de la sociedad civil alineadas con la oposición representa la mayor parte del trabajo de USAID/OTI en Venezuela”. A confesión de partes…
En una excepción a su modus operandi, en Paraguay la agencia hizo el trabajo sucio sin intermediarios. Invirtió 65 millones de dólares en el proyecto “Umbral”, un programa que incluyó la confección de un Manual Policial, lo que le permitió hacer pie en una institución que resultaría clave en el devenir político del país. Fue la policía, con una brutal e injustificada represión rural, la que sirvió en bandeja la excusa para derrocar al presidente Fernando Lugo. Ya lo predijo el ministro de la Corte argentina Raúl Zaffaroni: sepultado el partido militar, son las fuerzas de seguridad quienes ejercerán el rol de fuerza de choque de los poderes fácticos de la región interesados en interrumpir procesos políticos que contraríen sus intereses.

Las operaciones de la agencia revelan que la verdadera amenaza para la consolidación del proceso político de la región no es el espionaje, sino las decisiones que EE.UU. tome a partir de esa información. Como se demostró en Irak –donde el Pentágono utilizó información falsa para justificar la invasión–, ni siquiera es necesario que los datos sean fiables. Basta con que la CIA o algún organismo similar evalúe que algún país de América latina representa una amenaza para la seguridad nacional estadounidense para que se avance con ataques preventivos hacia esa nación. La avanzada puede ser brutal, como en Irak, o más sofisticada, ejecutando tareas que desestabilicen a un gobierno popular. Una conspiración que nunca descansa.

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