“Cuando analizo los argumentos con que
Estados Unidos pretende justificar la concesión de bases militares en
territorio de Colombia, no puedo menos que calificar de cínicos tales
pretextos. Afirma que necesita esas bases para cooperar en la lucha contra el
narcotráfico, el terrorismo, el tráfico de armas, la emigración ilegal, la
posesión de armas de destrucción masiva, los desbordes nacionalistas y los
desastres naturales”.
(FIDEL CASTRO- “Es la hora del recuento y de la marcha unida”).
EE.UU.
Y LOS GOLPES EN LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE
Los habitantes de América latina podríamos presumir
que no necesitábamos de Snowden para saberlo. En esta región, Estados Unidos
propició golpes, dictaduras genocidas, políticas económicas predatorias y
elites financieras mafiosas con el evidente objetivo de succionar sus recursos
naturales, materiales y humanos. La intervención fue tan vasta y letal que en
la diplomacia regional aún se intercambia un viejo chiste: “¿Sabe por qué en
Estados Unidos no hay golpes de Estado? Porque allí Estados Unidos no tiene
embajada”.
A pesar de las evidencias históricas, en varios
países de Latinoamérica, como la Argentina, abundan quienes creen que la
intervención estadounidense en asuntos domésticos es pura ficción. El equívoco
fue alimentado por formadores de opinión aliados o cooptados por la diplomacia
estadounidense, como lo revelaron los cables difundidos por Wikileaks, donde
abundan referencias a los vínculos entre La Embajada y el sistema tradicional
de medios que en nuestro país conduce el multimedios Clarín. Un detalle:
referirse a la sede diplomática estadounidense como “La Embajada” explicita
hasta qué punto se naturalizó a EE.UU. como faro político. Pero no son las
sedes diplomáticas las únicas que perpetran las actividades intervencionistas
de EE.UU. en la región.
ROL
DE LAS USAID
El país del Norte cuenta con una compleja red de
organismos que, con fachadas varias, fueron y son utilizados para tareas sucias
que van desde el espionaje y la formación de cuadros dirigenciales adictos
hasta la desestabilización de gobiernos y economías con su consecuente costo
político y social.
Una de las organizaciones más activas es la United
States Agency International Development (USAID), un organismo que EE.UU. creó
con la proclamada intención de desplegar tareas humanitarias en los países del
Tercer Mundo.
Su origen se remonta a la ALIANZA PARA EL PROGRESO, creada el 13
de marzo de 1961 por los mismos funcionarios que varios años antes habían
alumbrado el Plan Marshall con la intención de poner a su país a la cabeza de
la reconstrucción de la Europa de posguerra. La Alianza fracasó a poco de nacer
luego de que los países de la región rechazaran las condiciones de la
“revolución pacífica y democrática” que pretendía imponer EE.UU. a cambio de
los 20.000 millones que prometía invertir. Pero antes de que fuera cancelada,
en noviembre de 1961 se fundó la USAID, una de sus agencias que, en las formas,
debía vehiculizar parte de las inversiones a programas de desarrollo
humanitario, fachada que se mantiene hasta hoy.
La fantasía filantrópica le permitió forjar, a
través de generosos aportes financieros, una red de fundaciones y ONGs
destinadas a difundir los beneficios del alineamiento con EE.UU. y su “american way of life” mediante propaganda y programas de formación.
Pero esa es apenas la cara amable de su tarea. Apenas maquillado, el verdadero
rostro de la agencia es más hostil: intervenir en los procesos políticos de la
región con el pretexto de proteger la seguridad nacional de su país.
La militarización de los objetivos de la USAID tocó
cumbre en 2010 cuando el presidente Barack Obama incluyó al general Jeam Smith
–un estratega militar que estuvo en la OTAN– en el Consejo de Seguridad sólo
para que atendiera los programas de “asistencia social” que llevaba adelante la
agencia. Y como director adjunto se nombró a Mark Feierstein, cuya hoja de
servicios encajaba con los desafíos que EE.UU. percibe en la región: experto en
guerras de cuarta generación –o campañas de desinformación–, y dueño de
Greenbarg Quinlan Rosler, una firma que ofrece orientación estratégica sobre
campañas electorales, debates, programación e investigación.
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