Andragogía: La educación pensada para los adultos
Todos los que hemos pasado por la experiencia de comprar un auto, tenemos claro que no nos basta con pensar en el color, el modelo o el precio. Debemos tener en cuenta otras cosas que van más allá del auto en sí. Si lo utilizaremos para salir al campo o sólo en la ciudad, si queremos que sea usado por toda la familia o si será sólo para uno, si será para ir al trabajo o sólo para fines de semana, etc. De este modo, diferentes necesidades nos llevan a diferentes decisiones.
Si tomamos en cuenta todas estas variables a la hora de elegir un auto, con mayor razón debemos analizar detenidamente qué esperamos de nuestra formación profesional. Y es que las necesidades de un adolescente que acaba de salir del colegio son muy distintas a las de un adulto. Este último ya trabaja, tiene metas claras, es independiente y, probablemente, ya tiene su propia familia. ¿Qué es lo que necesita esta persona? Una educación creada específicamente pensando en ella, una educación para adultos.
Este tipo de educación se conoce con el nombre de “andragogía”, y surge del irrefutable principio que indica que adultos y niños no aprendemos del mismo modo.
Es por ello que, a la hora de elegir dónde estudiar, adquiere una importancia cardinal el encontrar una institución que posea una metodología capaz de aprovechar la experiencia laboral de cada uno de los alumnos, que promueva el intercambio de conocimientos prácticos entre ellos y que busque brindar un marco teórico a lo que ya han visto en el mundo real, convirtiéndolo así en un conocimiento capitalizable que incremente su empleabilidad y su potencial de desarrollo dentro de la organización en que se encuentra.
En la División de Estudios Profesionales para Ejecutivos (EPE) de la UPC los profesores son seleccionados a partir de un perfil idóneo para la aplicación de este tipo de metodologías, y se encuentran en un proceso de capacitación continua, para ir perfeccionando sus competencias docentes. Sólo de esta forma podemos mencionar que somos capaces de responder a las necesidades de un público tan exigente como el adulto.
FUENTE: http://www.upc.edu.pe/0/modulos/JER/JER_Interna.aspx?ARE=0&PFL=2&JER=66
Todos los que hemos pasado por la experiencia de comprar un auto, tenemos claro que no nos basta con pensar en el color, el modelo o el precio. Debemos tener en cuenta otras cosas que van más allá del auto en sí. Si lo utilizaremos para salir al campo o sólo en la ciudad, si queremos que sea usado por toda la familia o si será sólo para uno, si será para ir al trabajo o sólo para fines de semana, etc. De este modo, diferentes necesidades nos llevan a diferentes decisiones.
Si tomamos en cuenta todas estas variables a la hora de elegir un auto, con mayor razón debemos analizar detenidamente qué esperamos de nuestra formación profesional. Y es que las necesidades de un adolescente que acaba de salir del colegio son muy distintas a las de un adulto. Este último ya trabaja, tiene metas claras, es independiente y, probablemente, ya tiene su propia familia. ¿Qué es lo que necesita esta persona? Una educación creada específicamente pensando en ella, una educación para adultos.
Este tipo de educación se conoce con el nombre de “andragogía”, y surge del irrefutable principio que indica que adultos y niños no aprendemos del mismo modo.
Es por ello que, a la hora de elegir dónde estudiar, adquiere una importancia cardinal el encontrar una institución que posea una metodología capaz de aprovechar la experiencia laboral de cada uno de los alumnos, que promueva el intercambio de conocimientos prácticos entre ellos y que busque brindar un marco teórico a lo que ya han visto en el mundo real, convirtiéndolo así en un conocimiento capitalizable que incremente su empleabilidad y su potencial de desarrollo dentro de la organización en que se encuentra.
En la División de Estudios Profesionales para Ejecutivos (EPE) de la UPC los profesores son seleccionados a partir de un perfil idóneo para la aplicación de este tipo de metodologías, y se encuentran en un proceso de capacitación continua, para ir perfeccionando sus competencias docentes. Sólo de esta forma podemos mencionar que somos capaces de responder a las necesidades de un público tan exigente como el adulto.
FUENTE: http://www.upc.edu.pe/0/modulos/JER/JER_Interna.aspx?ARE=0&PFL=2&JER=66
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