Mientras los chimbotanos exigen la revisión del contrato de compra venta de Siderperú —por el presunto incumplimiento de algunas obligaciones de la empresa brasileña— Proinversión le da espaldarazo a la firma extranjera.
FUENTE: http://www.elferrolchimbote.com/index.php/especiales/2350-gerdau-obtiene-visto-bueno-del-ejecutivo-sin-encender-el-alto-horno
REDACCIÓN EL FERROL
El mes pasado la Agencia de Promoción de la Inversión (Proinversión) del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) le asestó un golpe bajo a los chimbotanos. En un reciente informe, fechado apenas el 30 de marzo de 2015, la entidad estatal concluyó que los compromisos asumidos por la empresa brasileña Gerdau cuando compró Siderperú se han cumplido en su totalidad, “no existiendo a la fecha obligación alguna por supervisar”.
El problema con este informe es que lapida una de las exigencias más abrigadas de los últimos años en Chimbote: el encendido del alto horno que al apagarse causó un retroceso en la producción local de la siderurgia. Este clamor viene de los mismos trabajadores, porque para ellos la compañía brasileña incumplió el principal compromiso de todos: mantener la producción (el nivel del año 2005) y la fuerza laboral (la vigente al 31 de marzo de 2006).
RECORDEMOS
RECORDEMOS
Siderperú inició sus actividades en 1956 y, aunque ha ido variando de razón social, durante años fue el líder de la producción de acero en el Perú, y su calidad era conocida en el mundo. Abastecía los sectores de minería, pesquería, construcción civil y línea blanca.
En 1996, el Perú otorgó las acciones de la empresa al consorcio Sidercorp SA, pero años después dejó sin efecto el contrato por incumplimiento de este. En 2006, el Estado vendió el 50 por ciento de las acciones de la siderúrgica a la transnacional Gerdau S.A. por la suma de 197 millones 490 mil nuevos soles. Con el tiempo, Gerdau llegó a obtener más del 90 por ciento de las acciones del complejo (11 de noviembre 2013). Desde entonces, su manejo de la planta fue siempre hermético respecto a su producción, aunque sí se esforzó en publicitar sus premios en la preservación ambiental.
El 28 de noviembre de 2008, la transnacional decidió apagar el alto horno de Siderperú con el argumento de modernizarlo. En marzo de 2009, la empresa extendió la paralización excusándose en razones ambientales —mitigar las emisiones de partículas de óxido de hierro— y luego en problemas de competitividad productiva. Nunca más lo volvió a encenderlo, a pesar de haberlo ofrecido en más de una ocasión y públicamente.
Los siderúrgicos empezaron a sospechar que Gerdau no tenía intenciones de encender el alto horno e iniciaron una serie de protestas y reclamos, pero bajaron la guardia cuando el gerente de la transnacional les prometió que para el año 2011 Siderperú produciría, con el alto horno, 1 millón y medio de toneladas de acero y para el 2013 hasta 3 millones de toneladas. Eso tampoco pasó.
Es por esta razón —sumada a los despidos masivos de personal e invitaciones a la renuncia para otros— que los trabajadores iniciaron sus protestas callejeras exigiendo que se revise el contrato con Gerdau. ¿Pero realmente cumplió Gerdau sus obligaciones?
LA VERSIÓN DE PROINVERSIÓN
Cuando Gerdau adquirió Siderperú debía cumplir hasta el 2011, entre otros compromisos, con la cláusula 8.1, literal b) del contrato.
Esa cláusula dice a la letra: “Mantener operativo el alto horno, salvo que por razones ambientales y/o de competitividad sea necesaria su sustitución por un activo tecnológicamente superior. En ambos casos deberá mantenerse por lo menos el nivel de producción del año 2005”, es decir 381 mil toneladas anuales.
En el informe de Proinversión N° 52-2015, que tenía como objetivo verificar el cumplimiento del contrato entre el Estado y Gerdau S.A., la entidad estatal le dice a los chimbotanos que el alto horno está operativo y que la producción de acero está por encima de lo establecido en los términos del contrato de compraventa.
Alto horno vs. horno eléctrico
Es una infraestructura en la que se produce acero utilizando pellets de hierro, carbón mineral, coque y otros insumos como materia prima, mientras que el horno eléctrico utiliza solo chatarra.
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Según el informe en cuestión, el alto horno de Siderperú sí está paralizado, pero se aceptan las justificaciones de Gerdau respecto a que no puede encenderlo porque al producir con este activo no logra el mismo nivel de competitividad en comparación con su horno eléctrico.
La entidad estatal incluso hace referencia a un informe de Price Waterhouse Coopers —una consultora privada que practicó dos auditorías a la siderúrgica— que señala que las razones de competitividad que obligan a mantener apagado el alto horno se ajustan con lo señalado en la cláusula 8.1 literal b) del contrato.
Respecto a la producción, Proinversión también dice en su informe que esta ha sido siempre superior a la del año 2005 (381 mil 947 toneladas de acero). De 2008 a 2009 hizo 389 mil 455 toneladas, de 2009 a 2010 hizo 462 mil 442 toneladas y de 2010 a 2011 produjo 505 mil 888 toneladas.
La producción de “Sider”
El horno eléctrico actualmente solo procesa fierros de construcción que los distribuye en el mercado local. Otros productos de acero, como tubos, planchas, ángulos, productos ferreteros y demás, los importa de Chile, Brasil y Turquía, como productos terminados o prefabricados. El dirigente siderúrgico Benjamín Villanueva sospecha que los productos que llegan a Chimbote también son procesados en hornos eléctricos. Chile, por ejemplo, no cuenta con alto horno.
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REFUTA A PROINVERSIÓN
Como era de esperarse, el informe de Proinversión ha sido cuestionado y por alguien que conoce muy bien esta empresa: Benjamín Villanueva Rojas, secretario general del Sindicato de Trabajadores de Siderperú.
NO QUIEREN A GERDAU. Los trabajadores siderúrgicos han llegado a demandar que el Gobierno asuma la administración de la empresa local.
El siderúrgico es categórico: Gerdau ha incumplido el contrato con el Estado porque el alto horno está paralizado desde el año 2008 y la producción local de acero actualmente no supera las 280 mil toneladas anuales, sino que es muy inferior a las 381 mil 947 toneladas que se producían en 2005, antes de la compra de Siderperú por los brasileños.
Benjamín Villanueva dice lamentar la aparición de ese informe “amañado y premeditado” a favor de Gerdau y añade que se siente traicionado por el presidente de la República Ollanta Humala Tasso, a quien le otorgó su voto y confianza, luego de que prometiera durante su campaña, en plena plaza de armas de Chimbote, el encendido del alto horno de “Sider”.
Lamentos aparte, el secretario general tiene otra forma de demostrar que el Siderperú de la Gerdau no es la empresa que Proinversión dice que es. Villanueva compara a “Sider” con su más cercana competidora: la Corporación Aceros Arequipa.
Afirma que los fierros que se fabrican en el horno eléctrico de Siderperú, si bien cumplen con los estándares internacionales, son de “baja calidad” comparados con los que produce Aceros Arequipa. Allí —dice— también utilizan un horno reciclador pero le agregan 100 mil toneladas de mineral de hierro a su producción anual, lo que les da un producto mejorado.
Otra categoría en la que sale perdiendo —según Villanueva— es en la cantidad de material producido. En 2006, la empresa chimbotana tuvo una producción anual de 450 mil 800 toneladas y al 2014 —sin contar el material importado— bajó a 280 mil toneladas, mientras que Aceros Arequipa pasó de producir 385 mil 200 toneladas a 939 mil toneladas en la actualidad.
Esa baja producción se refleja en el personal. La siderúrgica chimbotana, en el mismo periodo, bajó de 1.830 a 1.324 trabajadores, con una proyección al despido de 100 trabajadores para este año, según el dirigente. Mientras, la empresa arequipeña elevó su cantidad de trabajadores de 996 a 1 mil 685.
La ventaja arequipeña se evidencia, además, en la participación en el mercado de ambas empresas. En nuestro país, el total del acero producido e importado alcanza los 2 millones 200 mil toneladas anuales, de las cuales Siderperú vende el 33.1 por ciento y Aceros Arequipa el 42.7 por ciento.
Por último, el dirigente sostiene que los fierros de Siderperú solo se venden en las ferreterías. En cambio, Aceros Arequipa promociona en su página web que sus fierros han sido empleados en obras nacionales, tales como: las remodelaciones del Aeropuerto Jorge Chávez (2014) y del Estadio Nacional (2011), el Gran Teatro Nacional, el Trébol de Javier Prado (Lima), el Túnel Trasandino, la Presa Limón (proyecto Olmos), además de edificios, centros comerciales y universidades.
Para el dirigente es fácil explicar este fenómeno: el “negocio” de Gerdau es convertir a Siderperú en una mera planta comercializadora de acero.
BUSCANDO SALIDAS
A pesar de lo que dice Proinversión, Benjamín Villanueva considera que el tema aún tiene salida. ¿Cómo? Extraordinariamente se puede revisar el contrato de compra venta y esta vez comprobar que Gerdau incumplió el contrato, incluso, durante los primeros cinco años posteriores a la venta de Siderperú, periodo por el cual estaba supeditada a ser evaluada por el Estado.
El objetivo de los trabajadores es que se revise el contrato y que se apliquen las regulaciones necesarias para que la siderúrgica chimbotana vuelva a encender el alto horno.
Para conseguir eso, Villanueva espera contar con el apoyo de los colegios profesionales de la provincia para sustentar una opinión técnica, que pueda ser presentada ante la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM).
Esa opinión técnica refutando lo dicho por Proinversión también sería sustentada en el Congreso, por el legislador ancashino Fredy Otárola Peñaranda.
En tanto, los siderúrgicos aguardan a que el Frente de Defensa de Santa consiga la sesión descentralizada del Consejo de Ministros en Chimbote para allí insistir con el tema del alto horno.
Consultora cuestionada en Chile
La auditoría de la que se valió el especialista fue ejecutada por la transnacional Price Waterhouse Coopers, empresa auditora que, por cierto, tiene dos demandas civiles en su contra (2012 y 2014) por encubrir un millonario fraude contra los intereses del centro comercial La Polar, en Chile.
La primera demanda es de la empresa afectada, que exige una indemnización de 31 mil millones de dólares y la segunda por parte de AFP Capital, compañía que acciona en cautela de los fondos de sus afiliados que resultaron perjudicados con el fraude denominado como el más grande en la historia de Chile, según el portal Terra.
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Una promesa más de Gerdau
El Ferrol buscó la versión de Gerdau sobre este tema, pero la empresa Métrica Comunicaciones, que maneja las relaciones públicas externas de la siderúrgica, nos informó que la empresa no se pronunciaría "por ahora”.
Sin embargo, en una nota publicada en la edición del 3 de agosto de 2012 del diario Gestión, Gerdau estimaba que reanudaría las actividades del alto horno el año 2015, porque consideraba que para esta fecha lograría el abastecimiento continuo de la materia a precios competitivos.
Luego de esta información, la firma brasileña no ha vuelto a informar sobre el encendido del alto horno, al menos en lo que pudo averiguar este periódico.
DATO
El informe de Proinversión fue conocido por los trabajadores de Siderperú a través del congresista Fredy Otárola Peñaranda.
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Lo que dijo Waisman En noviembre 2010, el apagado del alto horno se debatió en la Comisión de Producción del Congreso y durante su participación el entonces congresista David Waisman cuestionó el argumento de la competitividad de Gerdau para no usar el alto horno.
Entonces, observó, que el precio de la tonelada de pellets de acero en octubre de ese año fue de US$175, mientras el precio de la chatarra era de US$300 por tonelada.
Para el legislador, el motivo real de la negativa de Gerdau a cumplir con poner en producción su alto horno, era que no había culminado su estudio de impacto ambiental para el uso de esa tecnología, y no un tema de competencia en precios del insumo.
Por estas razones, el parlamentario planteó aquella vez que se forme una comisión investigadora del incumplimiento del contrato de compraventa de acciones de Siderperú. Su pedido fue respaldado por la congresista Helvezia Balta, pero nunca llegó a ser debatido en el pleno del Congreso.
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