Después de años de
años de negociaciones (y advertencias), hoy, finalmente, se aprobó el TPP:
El Acuerdo Estratégico Transpacífico de
Asociación Económica (TPP por sus siglas en inglés) incluye además de México a
a Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Perú,
Singapur, Estados Unidos y Vietnam. Estos países acumulan el 40% del PIB
mundial.
Más tarde este lunes los ministros de
Comercio de estos países anunciarían el arreglo de un acuerdo que podría
remodelar industrias e influenciar desde los precios del queso hasta el costo
del tratamiento para el cáncer.
Si te preguntas qué dice el texto del acuerdo, te lo seguirás
preguntando un rato. Las negociaciones fueron secretas y sí, antes de empezar a
sonar como un escapado del Foro de Sao Paolo, es cierto que hay varias ventajas de toda esta
situación pero como
nosotros somos aguafiestas, vamos a recordarles todo lo que
venimos diciendo desde el 2011:
Parte de las negociaciones del Acuerdo
Transpacífico incluye la propuesta de los Estados Unidos para el capítulo de
propiedad intelectual. La propuesta no es pública pero terminó
filtrándose y
se puede resumir en una palabra: censura.
No sólo se penalizaría el uso sin fines de
lucro (como toda la música o el software de uso casero) sino que la persecución
de los infractores no dependería de un proceso judicial o administrativo, sino
que recaería en los ISP. ¿Grave? Mucho.
Al año siguiente, en pleno del chongo por SOPA (¿se
acuerdan?), les explicamos
qué era eso de las ISP.
“Las ISP son las empresas proveedoras de
internet, como Movistar o Claro. Lo que quiere Estados Unidos es que estas
empresas puedan ver qué información es la que descargan los usuarios, para así
identificar a los que están bajando material protegido con copyright. Pero,
claro, para eso las ISPs tendrían que “abrir la
correspondencia”, funcionar como una aduana y avisarle a las autoridades quién
hace qué. Podría devenir en una violación a la privacidad de los
usuarios de internet.”
Cargarles a los
ISP la responsabilidad de lo que hacen los usuarios implica que ellos, para
evitarse problemas, decidirán a qué contenidos podremos acceder y a cuáles no. Pero eso ya
lo establecía SOPA. El TPPA va más allá.
Según la propuesta filtrada, los
ISP también se verian obligados por ley a dar con las identidades de los
infractores para su castigo correspondiente. Las responsabilidades de
los ISP se ampliarían más allá de toda presunción de inocencia.
Cuando Humala fue a Japón (así como había ido a Hawaii para
afiatar las negociaciones) en el 2012 les
dijimos esto:
Si
el TPP se aprueba tal como pretenden los talibantes del copyright, por decirlo
de una manera sencilla, se acabaría el secreto de las comunicaciones en
Internet. Cualquier persona sospechosa de estar descargando material
con copyright (desde software y películas hasta un ringtone) podría ser
sometida a la revisión de toda su actividad en la red o, incluso, prohibida de
conectarse, sin mediar ningún tipo de orden judicial. (…)
Pero eso no es todo. Las alucinantes
arbitrariedades impuestas por el TPP podrían derivar en que cualquier
web incómoda acabaría offline si se le acusa de “piratería” y en que cualquier usuario de Internet
podría terminar desconectado si jode a quien no debe joder.
Para entonces,
algunos cuestionamientos ya habían saltado a la prensa, principalmente gracias
a Wikileaks, que filtró los textos en borrador. En esos borradores, la postura del
Perú no era, ni por asomo, en defensa de las libertades de Internet.
El ministro José Silva, la única vez que
se refirió a estos cuestionamientos, dijo: “Perú no aumentará los beneficios
ya dados (en el TLC con EE.UU.) en el tema de propiedad intelectual. Más claro
que eso ni el agua.”
Sin embargo, una nueva
filtración de la negociaciones demuestra que el ministro no
dijo la verdad. EE.UU. y Australia han propuesto limitar el “fair use” (la posibilidad de usar libremente material
protegido por copyright para usos académicos o informativos) incluso
en la legislación local de los países que finalmente firmen el TPP.
¿Y qué dijo el Perú? Nuestros negociadores, y
los de Singapur, dijeron que aceptaban esa propuesta.
Esto ha desatado el escándalo en las
organizaciones de defensa de la libertad de expresión en Internet. En el Perú,
el ministro Silva no ha dicho nada y, muchos menos, el presidente Humala.
Y, a inicios de este año, ante la amenaza de TISA, volvimos a
explicar qué era el TPP y
cuál es la diferencia con el TLC y por qué es más yuca para nosotros:
El TPP (o Acuerdo Transpacífico)
ha sido blanco de los activistas de derechos digitales desde hace más de media
década. Conforme pasaron los años, la crítica a este acuerdo se fue contaminando
de la típica retórica altermundista. Esto ha terminado por restringir los
cuestionamientos a movimientos más de izquierda, en vez de convocar a un
frente amplio en defensa, por ejemplo, de las libertades en Internet, que serán
afectadas si entra en vigencia el TPP.
A diferencia de los acuerdos
bilaterales (como, por ejemplo, el TLC con Estados Unidos), el TPP es un
acuerdo multilateral, que se negocia con una veintena de países (aunque siempre
bajo la batuta de las empresas norteamericanas) y cuyo
texto es inaccesible al público. De hecho, el TLC tuvo que ser
aprobado por el Congreso. El TPP no lo necesita.
Hace
un par de años, Wikileaks filtró no sólo algunos capítulos claves del TPP (como
el de propiedad intelectual, la gran coartada para controlar los contenidos en
Internet), sino que también destapó cómo negociaba cada país. Sorpresa: el
Perú votó casi siempre a favor de las propuestas pro-copyright de los Estados
Unidos (propuestas que,
en público, el entonces ministro de Comercio, José Luis Silva Martinot, llamaba
“maximalistas”). Esto ocurrió 32 veces, la misma
cantidad de veces, por cierto, que Chile –un país insospechable de chavismo o
de rechazo al libre comercio– votó en contra.
Para que quede claro, porque en Internet mucha gente ve todo con
anteojos ideológicos: un acuerdo de libre comercio no es malo en sí
mismo. Un acuerdo cuyo texto es secreto, que no será sometido a
votación en el Congreso, que será aprobado directamente por el Ejecutivo (que
fue el que lo negoció en primer lugar), cuyos capítulos filtrados amenazaban
gravemente la libertad de expresión en Internet… eso es bastante malo. Al
menos en principio. No sabemos cómo quedó el texto final pero sí
sabemos que Palacio aprobará el texto sin dudarlo. A diferencia de
Estados Unidos, donde el Congreso tiene que leer el texto primero para poder
aprobarlo, aquí sólo depende Humala que, como hemos visto, ha estado muy activo
en las negociaciones.
¿Cuál será el futuro del la
Internet peruana? Para saberlo, habrá que esperar que el
Mincetur suba el texto a su web, uno de estos días.
Para conocer de otros cuestionamientos al TPP (en temas de salud, por
ejemplo), puedes entrar a NoNegociable.Pe
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