Exposición de Héctor Béjar
LIMA-PERÚ
I ENCUENTRO DE LAS IZQUIERDAS POR LA REFUNDACIÓN DE LA REPÚBLICA
Queridas compañeras, queridos compañeros:
NUESTRO PASADO INMEDIATO
Esta reunión es resultado de un prolongado período de actividades que ha pasado
por la formación del Frente Amplio contra Fujimori en 1995, el Frente Amplio
Cívico Nacional en 1996 con Gustavo Mohme y la resistencia contra el
fujimorismo, la Marcha de los Cuatro Suyos el 2000, la Coordinadora Nacional de
Izquierda y Fuerzas Progresistas en 2001, el Frente Amplio de Izquierda en
2003, la Coordinadora Político Social en 2005, el Frente por la Vida y la
Soberanía en 2009 y ahora el I Encuentro de Izquierdas por la Refundación de la
República el 2010. Durante este proceso nos hemos venido relacionando partidos
políticos, personalidades, movimientos sociales, movimientos de los pueblos
originarios y amazónicos, organizaciones no gubernamentales de la sociedad
civil y partidos políticos. Hemos hecho las grandes jornadas del 29 de junio de
2007, el paro de julio de 2008, las movilizaciones de junio de 2009. Hemos
participado en una innumerable serie de protestas, manifestaciones, paros
regionales y nacionales. Desde el movimiento popular hemos presentado
propuestas y suscitado diálogos sobre los problemas sociales más acuciantes.
Hemos ido limando asperezas, venciendo desconfianzas, acostumbrándonos a respetar
las diferencias de opinión y entendiendo que tenemos objetivos comunes que son
mucho más importantes para nosotros y para el país que las diferencias que
podamos tener.
NUESTRA HISTORIA
Sin embargo nuestra lucha es mucho más antigua. Se remonta a los Lévano,
Barba y Fonkén y los líderes anarcosindicalistas que formaron los primeros
sindicatos, la primera central obrera CGTP de Mariátegui y Portocarrero, la
revolución universitaria de 1930, el Partido Socialista después Comunista de
José Carlos Mariátegui, los indigenistas como Luis E Valcárcel e Hildebrando
Castro Pozo quienes desde el arte, el estudio y la política defendieron a los
pueblos originarios los partidos de la nueva izquierda en la generación de los
años 70, las luchas seculares de los campesinos por la tierra, de los maestros
y maestras por la educación y la dignidad y de los obreros por mejor salario,
la lucha democrática contra las dictaduras de Sánchez Cerro, Benavides, Odría y
Fujimori, la labor creativa de los cientos de narradores, artistas, pintores y
cineastas como Ciro Alegría, José María Arguedas, César Vallejo, Manuel Scorza,
Gustavo Valcárcel, Juan Gonzalo Rose, César Calvo, Edgardo Tello, Adela
Montesinos, Rosa Alarco, José Sabogal, Julia Codesido, Teodoro Núñez Ureta; los
sacerdotes que se identificaron y se identifican con el pueblo en la teología
de la liberación como Gustavo Gutiérrez, los filósofos como Augusto Salazar
Bondy, los militares que lucharon por la soberanía nacional durante el proceso
liderado por el General Velasco entre 1968 y 1975, o que denunciaron crímenes
contra los derechos humanos como el General Robles; demócratas socialistas como
Alfonso Barrantes; empresarios como Gustavo Mohme, parlamentarios como algunos
de los compañeros y compañeras presentes que supieron enfrentarse a los grupos
de asesinos que desde el poder atentaban contra los derechos humanos. Nuestros
compañeros que murieron en acciones armadas de diversos tipos contra el sistema
imperante como Luis de la Puente Uceda, Guillermo Lobatón, Javier Heraud,
Máximo Velando. Cientos, miles de peruanos y peruanas. Es nuestra obligación
recordarlos siempre y también lo hacemos hoy porque nos enorgullecemos de ellos
y de nuestro pasado.
QUIÉNES SOMOS
La izquierda que se reencuentra es una izquierda plural y democrática, no es ni
pretende ser monolítica y está fuertemente enlazada con el movimiento popular y
social de nuestra patria. Debemos entender para empezar que lo que llamamos
izquierda es la protesta contra el actual sistema y la confianza en que podemos
generar con nuestra acción colectiva un cambio fundamental, no de maquillaje ni
superficial, sino de bases económicas y de la forma en que las bases sociales
están relacionadas con el poder, es decir un cambio de sistema y de poder. En
ese sentido, la izquierda es mucho más que nosotros quienes estamos reunidos en
esta ocasión, pero nosotros somos el núcleo inicial de algo mucho más grande,
numeroso y potente.
EL PERÚ DE HOY
No han sido fáciles estos años. Nuestro país es distinto al que teníamos en
los setenta cuando existía la Izquierda Unida. Somos casi el doble de peruanos
y peruanas. Un nuevo proletariado compuesto por millones de microempresarios,
campesinos parceleros, pequeños agricultores, trabajadores y trabajadoras
eventuales en la ciudad y en el campo, niños y niñas trabajadoras, pequeños
comerciantes, mineros, pueblos originarios amazónicos y andinos, trabajadores y
trabajadoras que la tecnocracia denomina informales, explotados de todas las
ramas de la producción y los servicios, se ha incorporado a la antigua sociedad
que era habitada solamente por los campesinos, los obreros y los empleados de
la clase media y la oligarquía. Nuestra sociedad es más compleja, más numerosa,
necesita un mayor estudio y comprensión, tiene más y más profundos problemas.
Nuestra sociedad es más grande que antes, más múltiple que antes, pero también
más injusta que antes. Tenemos que hacer un reencuentro con esa sociedad así
como nos reencontramos entre nosotros.
HEMOS VENCIDO OBSTÁCULOS
Hemos vivido la división, el enfrentamiento entre nosotros mismos, el
liquidacionismo, el sectarismo, las conductas oportunistas de todos los tipos.
Hemos visto desplomarse el gran campo socialista. Hemos vivido un cambio
mundial de paradigmas en que el dinero, el egoísmo, la competencia y no la
solidaridad son antivalores promovidos por los grupos que dominan el mundo.
Hemos vivido diez años de terrorismo con la muerte de miles de compañeros y
compañeras de las organizaciones sociales y políticas a manos de gente que los
ha matado a nombre de supuestos ideales revolucionarios o a nombre del Estado.
Y sin embargo, aquí estamos. Aquí está la izquierda. No han podido liquidarnos.
Mantenemos frente a las circunstancias del pasado una actitud crítica que no
ignora los errores para no repetirlos ni en el presente ni en el futuro pero
que no arría banderas en nombre de la crítica del pasado. Y mantenemos en alto
nuestras banderas de siempre, que son las banderas del socialismo, de la
liberación de las cadenas imperiales, de una democracia ampliada por y para el
pueblo, de una soberanía nacional recuperada. A esas banderas se agregan ahora
las de la inclusión de los pueblos originarios, la reivindicación de los
derechos de las mujeres y los jóvenes, la lucha por defender el medio ambiente
infectado por las empresas transnacionales, la lucha contra toda forma de
discriminación por razón de género, orientación sexual, etnia, color de la
piel, idioma o situación económica.
Tenemos que preguntarnos por qué hemos podido supervivir. Y la respuesta es: lo
hemos hecho porque representamos una necesidad nacional. La izquierda existe
porque tres de cada diez peruanos sufre hambre, seis de cada diez peruanos
supervive con un trabajo semiesclavo, cuatro de cada diez peruanos sufre
pobreza. Existe porque hay millones de personas que, de diversas maneras,
haciendo huelgas, bloqueando carreteras, manifestando en las calles, haciendo
propuestas de diversos tipos, pidiendo diálogo con los poderes existentes,
desde la calle o desde el Parlamento, demandan un cambio. Existe porque la
riqueza se concentra más y es más insolente y discriminadora.
¿Por qué la riqueza se concentra más y es más discriminadora? ¿Por qué tenemos
explotación de los trabajadores y trabajadoras, semiesclavismo, tráfico de
mujeres y niñas, hambre y pobreza? Porque desde agosto de 1975 vivimos la
restauración del poder oligárquico que culminó implantando a espaldas del país
en agosto de 1990 algo que denominamos modelo neoliberal.
EL “MODELO”
El modelo neoliberal no es modelo, no es nuevo y no es liberal. No puede ser
modelo para nadie. No es nuevo sino una resurrección de lo más reaccionario, lo
más obsoleto en ideas y prácticas económicas y políticas. No es liberal, porque
está contra la libertad. Es un sistema de saqueo, de extracción del trabajo de
nuestros pueblos y la riqueza de nuestros países.
Ese modelo de succión de riqueza para acumularla en los centros imperiales de
poder tiene varios tentáculos.
Primer
tentáculo: la extracción de oro y cobre. El oro está a mil dólares
la onza. El cobre a seis mil dólares la tonelada. De nuestro país en un solo
año se extraen tres millones de onzas de oro, equivalentes a 179 TM, cada año
se extrae una cantidad que es igual a todo el oro que los españoles se llevaron
en trescientos años de coloniaje (1). Por apoderarse del cobre las empresas
espían, pagan políticos, están dispuestas a pagar y matar. En la colonia
existían las regalías, lo que había que pagarle al rey, el quinto de todo lo
que se extraía. En el incario, la tercera parte iba al Inca para ser
redistribuida en forma de caminos, almacenes de alimentos y otros servicios
para todos. Si como dicen los demócratas liberales ahora el rey es el pueblo y
el pueblo está representado en el Estado, habría que dejarle al rey, es decir
al pueblo, el 20% de lo extraído. Serían algunos miles de millones de dólares
anuales. En vez de ello nos dejan escoria, plomo, contaminación, prostitución y
pretenden defender sus intereses con empresas constituidas para espiar,
amenazar y asesinar a quienes denuncian y protestan. La criminalización de la
protesta, la ley de dispara primero y piensa después, la ley de los mafiosos de
Chicago, ha sido impuesta en el país por políticos corruptos, grupos de
lobbistas mafiosos, espías telefónicos, periodistas dispuestos al asesinato
mediático y ejércitos privados.
El
segundo tentáculo son las AFP. Obligatoriamente, todos los peruanos
que tienen el privilegio de disfrutar de un empleo formal, deben entregar el
12% de su salario a las AFP. Las AFP meten la mano al bolsillo de quienes
tienen trabajo y se quedan con ese dinero. ¿A dónde va ese dinero? A financiar
a las empresas que saquean el país que por supuesto no usan su dinero sino el de
los peruanos y lo presentan como “inversión extranjera”. Las AFP son un
impuesto forzoso del que disfrutan los saqueadores. Ese capital inagotable, que
fluye todos los meses para los capitalistas, mil millones de soles anuales, es
entregado en forma de compra de acciones en la Bolsa a las empresas de los
señores Benavides de la Quintana, Brescia, Graña y Romero (2). ¿Significa que a
cambio de esa inversión los trabajadores que cotizan son dueños de las empresas
de esos señores? No. Ni siquiera se les da cuenta de dónde está su dinero. A
cambio de ello tendrán una pensión mísera durante los pocos años de retiro.
El
tercer tentáculo es la remisión de utilidades al exterior. Las
empresas sabemos que no reinvierten en el país. Se llevan sus utilidades al extranjero
sin pagar impuestos. En 2009 mil millones de dólares salieron del país en forma
de utilidades.
El
cuarto tentáculo son los pagos anuales por deuda externa. El Perú
sigue pagando devotamente su tributo a los señores de Wall Street. Desde 1993
en que nos reinsertamos en el sistema financiero internacional, hemos pagado
unos 20 mil millones de dólares a los acreedores.
Si sumamos los mil millones de utilidades más los tres mil millones que pagamos
por deuda tendremos cuatro mil millones de dólares al año. Es decir 10 mil
escuelas de la mejor calidad, 300 hospitales, mejores sueldos para los
maestros, médicos, enfermeras, seguro social para todos.
QUÉ HACER
¿Por
qué aceptamos este saqueo? Porque nuestro pueblo no sabe lo que
está pasando. Está descontento, siente que sus salarios no son suficientes, que
hay injusticia, pero no sabe por qué. Nuestra misión es explicarle por qué,
desmontar junto con él, el sistema del que somos víctimas. Nadie sino nosotros,
es responsable de que nuestro pueblo tome conciencia. Nuestra misión es de
estudio y es pedagógica. Tenemos que hacer estudio revolucionario y pedagogía
revolucionaria. Podemos hacerlo. Parte de los mejores técnicos e intelectuales
del país son de izquierda. Los sindicatos que dirigimos tienen enormes locales
vacíos, donde solo se hacen asambleas. Nuestros partidos tienen redes
nacionales de activistas y también disponen de locales. Una red de locales en
todo el Perú y una red de intelectuales, técnicos y cuadros políticos debe ser
convertida en una red de escuelas políticas. ¿Quiénes enseñarán en esas
escuelas? Nosotros mismos. Y para eso tenemos que estudiar. El
estudio, desde el punto de vista revolucionario, no es un entretenimiento
diletante de los intelectuales burgueses, sino una obligación. Pero, por
supuesto, no seremos nosotros los únicos que enseñemos. Enseñará también
nuestro pueblo, nuestros líderes sindicales, políticos y sociales dentro de un
nuevo concepto de la educación en que todos cooperamos a construir conocimiento
usando también la inmensidad de recursos que nos ofrece la nueva tecnología de
Internet que nos permite mantenernos comunicados en tiempo real. Las escuelas
serán también no solo centros de difusión de conocimientos sino centros de
investigación y análisis de la realidad.
Sin embargo, hacer de la pedagogía una misión exclusiva de nosotros sería
sectario. Tenemos que reconciliarnos con los intelectuales peruanos y de otros
países que no son de izquierda pero que son valiosos. Uno de los males peruanos
es la separación entre la gente que piensa, la gente que lucha y la gente que
hace política. Muy malo para todos. Porque la gente que hace política acaba en
la politiquería y la gente que piensa acaba en el oportunismo intelectual y el
diletantismo. Un reencuentro de las izquierdas debe ser también un reencuentro
con los intelectuales y los artistas quienes trabajan en el conocimiento y la
expresión de los sentimientos. ¿Por qué muchos amigos y compañeros que
deberían estar aquí no están ahora? Suponemos que nos están observando.
Ver para creer. Ganaremos a la gente no solo con la permanente invitación a
unirse a nuestro esfuerzo sino con el ejemplo diario de los éxitos que vayamos
ganando en la reconstrucción que hemos emprendido.
CÓMO ORGANIZARNOS
¿Cómo
organizarnos? Durante años hemos pensado en el partido
revolucionario. Muchos de nosotros han entregado su vida a la construcción del
partido más o menos paradigmático, más o menos revolucionario. Y, al hacerlo,
creyendo que somos siempre más revolucionarios, más puros que los demás, nos
hemos fragmentado. Este reencuentro significa que iniciamos el camino de
retorno, de lo centrífugo a lo centrípeto. Retornamos a la formación de un gran
centro y campo de acción que nos permita mantenernos siempre comunicados y
coordinados. Siento que a estas alturas del mundo, ni la idea del partido único
ni la del movimiento único son suficientes para llenar las nuevas necesidades
de expresión y de acción que tienen los pueblos respecto del poder establecido.
Necesitamos una entidad permanente. Pero como querían nuestros mayores desde
Marx hasta Mariátegui, una entidad permanente en términos revolucionarios no
sólo es una organización sino una emoción, un espíritu, un mito. No sólo
organización entonces sino conciencia es lo que necesitamos. Y esa gran
conciencia de que pertenecemos a un proyecto revolucionario común debe permitir
que nos expresemos de distintas maneras, que nos agrupemos libremente en
distintas organizaciones, siempre que lo hagamos en torno a objetivos comunes,
para construir y no para destruir. No es el monolitismo lo que buscamos. Lo
homogéneo es lo aburrido, lo conservador, lo que puede llevarnos al
congelamiento y la derrota. Lo múltiple es lo que permite conciliar la libertad
con la revolución, lo que permite la renovación y la iniciativa.
Esta es desde luego una actitud ética. Si algo tenemos que
hacer es recuperar la relación entre ética y política que está en el nacimiento
mismo del socialismo. Carlos Marx, José Carlos Mariátegui no fueron solo
grandes líderes durables, clásicos, de la política y el conocimiento. Fueron
ejemplos de comportamiento ético. Es decir aquél que no acepta usar la política
como el camino para el poder personal sino para la conquista del poder
colectivo con arreglo a ciertos valores que conocemos de sobra y que son los de
la justicia, la honestidad y la solidaridad.
Esa gran organización debe ser una gran red o una gran articulación de redes
que trabaje en las dimensiones de la política, la reivindicación sindical,
social e indígena, que luche por los derechos de las mujeres, los indígenas y
los jóvenes, que difunda y cree el conocimiento, el arte y la cultura.
Pero esa red debe ser ante todo una opción de poder. Nuestro rol es hacer que
el pueblo se apropie del poder para quedarse allí. Y que nunca más caigamos en
las manos de los traficantes, los inmorales, los ladrones y los estafadores que
ahora nos gobiernan. Repito: lograr que el pueblo llegue al poder para
quedarse. Es decir, un poder organizado y estable conseguido gracias a la previa
conquista de la conciencia popular.
Antes que ganar el poder en la política es importante ganarlo en las
conciencias. La política significa confrontarse con los actuales poderes
fácticos cada cinco años en las elecciones. La conciencia significa lo estable,
lo duradero en la vida de las personas y las colectividades.
¿Significa
eso que no debemos participar en elecciones? Oscilamos entre dos
polos: o somos electoreros o anti electoreros. Ser electorero significa
trabajar solo para las elecciones, configurar su personalidad y su conducta al
corrupto sistema de la democracia burguesa. Ser anti electorero significa
alejarse del mundo del pecado, encerrarse en la estéril pureza individual. Hay
también quienes piensan en las elecciones como un instrumento que escondería
una verdadera táctica de toma del poder por la violencia, engañando al
adversario. Ni una cosa ni la otra. Si logramos ampliar las redes que ya
tenemos en el campo popular, si construimos una presencia estable en la
conciencia popular, las elecciones serán apenas un incidente que debamos
enfrentar cada cinco años mientras gobernamos desde abajo y ganamos poder
arriba. Porque se puede gobernar desde abajo, mediante el convencimiento, la
presión política, la difusión de ideas y la construcción de una fuerza moral e
intelectual que por su propio peso devendrá en una fuerza política.
EL PROGRAMA
Gobernar desde abajo no significa que no querramos gobernar desde arriba.
Cuando lo hagamos, no será de manera improvisada sino de acuerdo con un programa
claro procedente de las demandas populares y con personas que deben ser
honestas y responsables ante el conjunto del país. Ese programa incluye la
recuperación del rol soberano del Estado, la limpieza a fondo de la corrupta
administración pública y de la putrefacta democracia actual. La formación de
una nueva configuración social y, como consecuencia, la fijación de una nueva
correlación de poder, de un contrato social, en una nueva Constitución.
Trabajamos por un contrato social y una república. En términos estrictos,
nuestro país no ha tenido nunca ni contrato social ni república. No podía haber
contrato social entre Pizarro y Atahualpa, entre amos y esclavos,
terratenientes y siervos, oligarcas y pueblo excluido, dictadores y oprimidos.
No puede haber res pública allí donde todo lo público es apropiado por las
empresas privadas y nada menos que un capítulo constitucional que es el que
somete al Estado a un rol subsidiario en la economía, cancela en realidad la
república.
Todo ello debe ir acompañado por una reforma tributaria (los que ganan más
deben pagar más) una fuerte inversión en educación, un sistema de seguridad
social y de salud que cubra a todos los peruanos y peruanas sin excepción.
CONCLUSIONES
En resumen planteamos:
Estamos
contra el modelo neoliberal.
El modelo neoliberal significa el saqueo del país mediante la inversión
extranjera, las AFP, el pago de la deuda externa y la exoneración de impuestos.
Tal sistema es intrínsecamente inmoral y corrupto. Luchar contra ese modelo significa
luchar por la revisión de los contratos con empresas extranjeras y por una
profunda transformación del Estado y del gobierno convirtiéndolos en entes
reguladores de la inversión privada y líderes del desarrollo del país hacia un
nuevo sistema social de orientación y contenido socialista.
Postulamos la presencia de la izquierda como una presencia no sólo política
sino cultural, ética y moral. Respetable por lo que dice y por lo
que hace.
Imaginamos la organización de la izquierda como un múltiple conjunto
de redes políticas, sindicales, sociales, indígenas, artísticas y culturales
que operan en el seno del pueblo. Una organización donde mujeres y hombres,
jóvenes, adultos y adultos mayores, personas de distintas culturas, criollos,
mestizos, andinos y amazónicos, intelectuales y trabajadores, podamos cooperar
en términos de justicia e igualdad.
Estamos convencidos de que nuestros grandes objetivos comunes pueden y deben albergar
diferencias de opinión. Es en la diversidad donde está la riqueza.
Y la diversidad significa democracia real.
UN PERÚ DISTINTO, DEMOCRÁTICO, LIMPIO,
ORDENADO, JUSTO, ES POSIBLE.
PODEMOS Y DEBEMOS AYUDAR A RECONSTRUIRLO.
NOTAS
(1). Entre los años 1503 y 1660 se
transportó 181.333 kilos (181 TM) de oro y 16.886.815 kilos (16,000 TM) de
plata de América a España según los Libros de Cuentas y Razón y Cargo y Data de
la Casa de Contratación. Estas cifras no incluyen el transporte de contrabando
de las naves que no estaban inscritas en la Casa de Contratación. En toda la historia
hasta el 2008, según el National Geographic[1], sólo se han obtenido 161,000 TM
de oro en el mundo. No son cifras espectaculares, sino más bien decepcionantes
(hoy serían 4,500 millones de dólares aproximadamente a valores de mercado del
2008, $600 la onza) si se las compara con las cantidades de oro que extraen
todos los años las minas del Perú en nuestros tiempos. Más no se podía
transportar en los galeones de la época. Y era costoso hacerlo: había que
desplazar flotas de guerra en protección de lo transportado. El gran mito de la
dorada América se extendió sin embargo por todo el mundo. El Perú produjo en
2008 según la SNMPE 179 toneladas de oro puro y 1`200,000 TM de cobre. El oro
sobrepasó los mil dólares la onza (la onza equivale a 28.35 gr). El pasado
lunes 10 de abril, el precio del cobre volvió a tocar un nuevo máximo histórico
en su cotización; llegando a US$ 2,68 por libra (ó US$ 5.921 x TM) según la
"London Metal Exchange" (LME), principal mercado mundial de metales
no ferrosos.
(2). Las inversiones locales que realizan las cuatro Administradoras de Fondos
de Pensiones (AFP) que hay en el Perú sumaron 43,132 millones de soles al 16 de
enero 2010, cifra que equivale al 86.9 por ciento de la cartera administrada
por las AFP. Mientras tanto, las inversiones en el exterior llegaron en 7,523
millones de soles en el mismo período, lo que representa el 15.2 por ciento de
la cartera. Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS).