“Ahora, los camaradas George Bush, Henry Paulson (Secretario del Tesoro de EE. UU. ) y Ben Bernanke (Jefe del Banco Central, Fed) han hecho que EE. UU. se convierta en la República del Estado Socialista Unido de América (URSSA, en inglés). El socialismo está vivo y coleando en América. Pero este es el socialismo para los ricos, los "bien conectados" y los de Wall Street. Un socialismo donde se privatizan las ganancias y donde los contribuyentes norteamericanos pagan la factura de US$ 300,000 millones, que es lo que cuesta nacionalizar a Fannie y Freddie” (Humberto Campodónico).
Para el Presidente Ollanta Humala Tasso, es imprescindible comprender que la crisis del imperio norteamericano del siglo XXI, altera las proyecciones de la gran transformación que es la meta para un Perú con grandes desigualdades sociales, en una Latinoamérica promisoria, donde este proceso de crisis no es neutra, favorecerá a los mayores y mejor organizados oligopolios, que desplazarán a sus rivales de los mercados, dando lugar para nuevas fusiones y alianzas empresariales, enviando a los más débiles a la quiebra.
La crisis imperial global afecta empresas nacionales de Latinoamérica y el Caribe, alza de petróleo, alza de alimentos, aumento de la pobreza y crisis en países en desarrollo. El déficit estadunidense es insostenible, lo mismo que su posición de endeudamiento porque cada vez más ese déficit está siendo financiado con reservas de bancos centrales de otros países por eso el influjo de capital hacia Estados Unidos ya no consiste en inversión directa o de cartera.
Estados Unidos está en problemas de déficit presupuestario, hace mucho tiempo, así en 2009 era de casi 500 mil millones de dólares y representaba alrededor de 3% del Producto Interno Bruto (PBI), que en términos porcentuales, estuvo por debajo de los déficits experimentados en las décadas de los 80 y 90 sin embargo, Marcos Kerbell, profesor adjunto de finanzas de la Universidad Internacional de la Florida dijo que el nuevo mandatario Obama, heredaría una situación sombría, y no se equivocó.
Estamos en presencia de una crisis que es mucho más que una crisis económica o financiera. Se trata de una crisis integral de un modelo civilizatorio que es insostenible económicamente; políticamente, sin apelar cada vez más a la violencia en contra de los pueblos; y sin sustento ecológico, dada la destrucción, en algunos casos irreversible, del medio ambiente; e insostenible socialmente, porque degrada la condición humana hasta límites inimaginables y destruye la trama misma de la vida social del planeta.
Lo que estamos viviendo es la fase inicial de una larga depresión, y la palabra recesión, tan utilizada recientemente, no captura en todo su dramatismo lo que el futuro depara para el capitalismo global. Ello porque en una lucha planetaria, el imperio de los ricos, da batalla en fundamentalmente en el campo de las ideas, para ello siguen contando en el mundo que el 99 por ciento de la población, el ciudadano vive asediado por cientos de anuncios publicitarios y saturado con miles de horas de noticias, novelas y películas de ficción reales o falsas.
En este escenario, China puede llegar a jugar un papel positivo para la estrategia de recomposición de los países de la periferia. Beijing está gradualmente reorientando sus enormes energías nacionales hacia el mercado interno. Es un país que necesita que su economía crezca al 8 por ciento anual, sea como respuesta a los estímulos de los mercados mundiales o a los que se originen en su inmenso –sólo parcialmente explotado– mercado interno. De confirmarse ese viraje es posible predecir que China seguirá necesitando muchos productos originarios de los países del Tercer Mundo, como petróleo, níquel, cobre, aluminio, acero, soja y otras materias primas y alimentos.
Para el Presidente Ollanta, la crisis del imperio global es un reto para liderar en equipo una salida latinoamericana. Las causas estructurales de la crisis de EE.UU. son una crisis de superproducción y a la vez de menos consumo. Sencillamente porque EE.UU., hace más de treinta años que vive artificialmente del ahorro externo, del crédito externo, y ellas no son infinitas: las empresas se endeudaron por encima de sus posibilidades; el Estado se endeudó también por encima de sus posibilidades para hacer frente no a una sino a dos guerras no sólo sin aumentar los impuestos sino que reduciéndolos, los ciudadanos son sistemáticamente impulsados, por vía de la publicidad comercial, a endeudarse para sostener un consumismo desorbitado, irracional y despilfarrador.
Salir de la crisis norteamericana en cuestión de meses, como vaticinan algunos publicistas y ‘gurúes’ de Wall Street, es un engaña muchachos, pues los G-20 o del G-7, han demostrado su incapacidad para resolver la crisis, la respuesta son las principales bolsas de valores del mundo luego de cada anuncio o cada sanción de una ley aprobatoria de un nuevo rescate: invariablemente la respuesta de ‘los mercados’ es negativa.
El Presidente peruano Ollanta, hará frente al legado neoliberal de su predecesor Alan García que permitió que políticas neoliberales de desregulación y liberalización hicieran posible que los actores más poderosos que pululan en los mercados impusieran la ley de la selva, con el patrimonio nacional, especialmente dolarizar nuestras reservas en el BCR.
En nuestro país, el Ministerio de Economía y Finanzas debería replantear el Presupuesto General de la República para el 2012, pues la crisis financiera de EE.UU. impactará directamente en las exportaciones peruanas, sobre todo en la manufactura textil y la agroindustria, que generan un alto valor agregado y emplean gran cantidad de mano de obra y también las remesas de los peruanos que viven en EE.UU., sufrirán una contracción de alrededor de 25%, pues se reducirán sus ingresos. Sus envíos de dinero podrían disminuir de US$3.000 millones a US$2.250 millones anuales. Pero ello es sólo una parte del problema, la raíz también es estructural en Perú.
La respuesta de Ollanta a nivel del UNASUR y la CAN, por parte de Ollanta ha sido acertada el 28 de julio en Perú del 2011, porque las clases dominantes latinoamericanas, utilizarán un vasto arsenal de recursos públicos para socializar las pérdidas y reflotar a los grandes oligopolios. Encerrados en la defensa de sus intereses más inmediatos siempre carecieron de la visión para concebir una estrategia más integral, al problema de la dependencia y la crisis de los EE.UU. Seguiremos analizando la crisis imperial y su correlato con el crecimiento sin desarrollo humano y sin inclusión social, y la posibilidad de Ollanta de hacer una gran transformación en el Perú.
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