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sábado, 30 de julio de 2011

CRISIS ESTRUCTURAL CAPITALISTA Y LATINOAMÉRICA

POR: UBALDO TEJADA GUERRERO – Analista Global – utguerrero31@yahoo.es


El presente trabajo tiene como fin contribuir a la comprensión de la aparición y desarrollo de una profunda crisis económica que tiene origen en el sector financiero de Estados Unidos, va a impactar a toda la economía norteamericana y se expande afectando, de diferente manera, al resto de las economías desarrolladas (China y Europa) y a las emergentes, especialmente a Latinoamérica y el Caribe.
Está terminando éste modelo perverso, donde el neoliberalismo ponía su énfasis en la ganancia a corto plazo, más a tono con su predilección por la especulación cortoplacista que por la ganancia industrial más lenta en el tiempo. Esta tendencia encontró en el avance de las tecnologías de información un complemento perfecto para comenzar a precarizar el trabajo. Las vidas laborales comenzaron a vivir una angustia permanente porque como dice Dupas: “El nuevo capital es impaciente”.
Los excluidos del planeta, deben luchar para hacer frente a los siguientes retos:
- Con el “conocimiento” se han abierto paso dos caras del mismo fenómeno. Por un lado, éste se ha depreciado al multiplicarse casi sin costo como software utilizado por máquinas para aplicar patrones repetidos, masificados. Por otro, el conocimiento para conservar su valor, debe ser escaso y tratar de obtener monopolios -aunque sean fugaces- en la investigación tecnológica privada para facilitar ganancias extraordinarias mientras dure.
- Es el caso de las “computadoras, pantallas de plasma y teléfonos celulares” que son objeto de campañas publicitarias intensas, de modo que se hacen obsoletos a poco tiempo de salir al mercado y en plena capacidad de sus valores de uso. Es un permanente proceso de inutilización de productos que supone un enorme desperdicio de materias primas y recursos no renovables, una degradación acelerada del medio ambiente y un voraz consumo de energía.
- El “trabajo”, o bien se precariza y fragmenta, o se devalúa aun incorporando conocimiento, o en los casos privilegiados, sirve como base para una “destrucción creativa” schumpenteriana, en la que al incorporar los límites al crecimiento dados por la degradación ambiental y el consumo de energía, la destrucción supera con creces a la creación, al incluirse dentro del proceso global de agresión a las condiciones para la vida humana en el planeta.
- Los inversores neoliberales buscan la “flexibilidad de las empresas” en su secuencia de producción para poder alterar los esquemas a voluntad y tercerizar todo lo que sea posible. En este contexto, los empleos se limitan cada vez más a contratos de hasta seis meses, frecuentemente renovados.
Pretendo mostrar que la crisis capitalista no es un fenómeno de carácter accidental, sino que es estructural, es resultado del conjunto de políticas públicas que han aplicado los gobiernos de Estados Unidos en los últimos años, estableciendo un marco institucional que pone en riesgo el funcionamiento ordenado de su economía y de la economía mundial en el largo plazo.

EL NÚCLEO DURO DE LA CRISIS CAPITALISTA
En el siglo XX, como antecedente recordemos que en 1931 la crisis financiera norteamericana fue muy profunda, debido a los efectos acumulados de la crisis estructural capitalista, y se empezaron a tomar medidas para salir de ella. En Gran Bretaña su ministro de economía John Keynes renunció definitivamente al patrón oro, ejemplo que siguen la mayoría de los países del mundo, y el Estado se hace intervencionista en economía, aumentando el gasto público.
Así entre 1929 y 1939 tuvo lugar una gran crisis económica norteamericana, de consecuencias nefastas en todo el mundo. La crisis estalló el 24 de octubre de 1929 en Wall Street, con un crac de la bolsa debido al sobreprecio de los valores que cotizaban, desde hacía años, al alza, por motivos especulativos. El crac de la bolsa supuso la descapitalización repentina de la industria y las empresas norteamericanas, y por exportación las de todo el mundo.
Es el keynesianismo, una política que sacará de la crisis a toda Europa, y gran parte del mundo dependiente. El aumento del gasto es la única manera de salir de la crisis, y en los EE UU se lanza la New-Deal, o el aumento del gasto privado por medios propagandísticos. A partir de entonces el valor de la moneda y la economía dependió de la confianza de los inversores en el sistema productivo, y en la posibilidad de hacer negocios en el país.
Tampoco olvidemos que el capital excedente buscó salidas alternativas para su colocación rentable y las encontró en la inversión especulativa, en el traslado de dólares hacia Europa (eurodólares), en la canalización de créditos hacia los países del Sur, en especial los latinoamericanos, en los cuales no tardaría en estallar la crisis de la deuda externa (1982), y en el gasto militar ocasionado por la guerra en Viet Nam, y la crisis europea final.
En el siglo XXI, la crisis capitalista ha comenzado a socavar los cimientos de la propia estructura norteamericana, cuyos reclamos sociales se dejarán sentir muy pronto, marcando un punto de quiebre, para comenzar a decir "hay probabilidades de que surja una voz interna" entre el público "que diga que es tiempo de que Estados Unidos se ocupe de su propio jardín y se concentre en sus propios problemas en vez de en los de otros pueblos. Esto necesariamente significa un Washington más introvertido y preocupado por sus problemas de su propia sociedad.
Las causas de la crisis capitalista, son consustanciales al propio sistema, es decir son estructurales y alcanzaron su pico más alto en la gran burbuja inmobiliaria de la última década y el cómo se redujo el gasto de los consumidores fueron algunos de los ingredientes principales que generaron la crisis económica del 2008, la cual ha dejado efectos en Estados Unidos, con lo cual el liderazgo estadounidense se socavará a un ritmo acelerado en las arenas política, económica y, cultural.
En plena recesión económica a fines del año 2,000, la Reserva Federal (la FED), decidió bajar la tasa de interés de Fondos Federales (Federal Funds Rate) desde el 6.5% a 1%. Asimismo, la tasa hipotecaria fija a 30 años bajó en 2.5 %, pasando de un 8% a 5.5%; y las tasas de interés ajustables a un año pasaron de 7% a 4% (Federal Reserve Board “Statistics: Releases and Historical Data”, 2008). Para un estudio mas detallado podemos consultar a Hilario Barcelata Chávez (CV) - hbarcel@hotmail.com - “La Crisis Financiera en los EE.UU.”.


SOBRE LA DEUDA NORTEAMERICANA
La deuda estadounidense alcanzó su techo de unos 14 billones de dólares el 16 de mayo pasado y si republicanos y demócratas no llegan a un acuerdo antes del 2 de agosto la nación más poderosa del mundo podría entrar en default, es decir, que no pagará la deuda interna y externa por falta de liquidez. Si es que no hubiera una solución, el 2 de agosto, seguramente va a bajar el dólar, no sólo internacionalmente, ello es comprensible cuando el Pentágono, actualmente representa casi la mitad del gasto militar total del mundo.
Debemos señalar con mayúscula que los EE UU siempre exportaron su crisis al resto del mundo, con lo que se generaliza la desconfianza ante el sistema capitalista que radicaliza ideológicamente a las clases desfavorecidas, y a aquellos (las clases medias) que peor salen paradas con la crisis.
Los demócratas en Washington no consideran esta crisis como una oportunidad para controlar el gasto, al contrario, la vieron como una oportunidad para imponer incrementos de impuestos a las familias norteamericanas y a las pequeñas empresas, pero los legisladores demócratas y republicanos no alcanzan pronto un acuerdo para evitar que el gobierno deje de pagarle a los veteranos de guerra, los afiliados al Seguro Social y otros.
El proyecto de ley combina un incremento inmediato de 900.000 millones de dólares a la capacidad del gobierno para endeudarse, necesario para que pueda seguir pagando sus obligaciones, con un recorte de 917.000 millones al gasto federal.
Pero encima del déficit sin precedentes acumulado por el gobierno de George W. Bush, en especial por sus guerras de 15.000 millones de dólares en Iraq y Afganistán, la crisis actual --y la nueva carga sobre los hombros de los contribuyentes estadounidenses para salvar a los bancos-- perjudicará, casi seguramente, la capacidad de Washington de abrirse camino en el exterior, es casi nula por el avance de soberanía de Latinoamérica y el Caribe, por lo que es posible que China aporte el modelo del futuro.
Además en sus discursos y conferencias de prensa, los líderes mundiales de los países ricos, por primera vez parecieron coincidir, en general, en que las drásticas medidas adoptadas por el Departamento del Tesoro (ministerio de hacienda) de Estados Unidos marcaron el final efectivo del modelo "anglosajón" neoliberal, de libres mercados y capitalismo sin límites.
Washington exporta ávidamente este modelo desde hace varias décadas, a menudo a través del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ata las economías de los países pobres, pero en los últimos años China ya tiene un protagonismo mucho mayor que Estados Unidos en términos de asistencia e inversiones en África y América Latina.
Esto ha llevado a que la economía del país norteamericano financie alrededor del 40% de su gasto con un endeudamiento ante los países como China, Japón, Gran Bretaña y Brasil, los mayores detentores del tesoro estadounidense, ello porque nos hacemos la pregunta ¿acaso hoy Estados Unidos funcionaría como el prestamista de último recurso, como lo hizo en la crisis financiera de 1997 y 1998? Lo dudo. Ellos están demasiado ocupados rescatándose a si mismos.
El diario del Partido Comunista de China ha fustigado severamente el manejo de Estados Unidos de su crisis de deuda, llamándola "irresponsable" e "inmoral", agregando que el sistema democrático de Estados Unidos es el responsable de la "farsa".
El oficial Diario del Pueblo acusó a los políticos de Estados Unidos de "sacrificar los intereses de otros pueblos a cambio de unos pocos votos", agregando que "ningún representante ha considerado al mundo, y que incluso los intereses nacionales de Estados Unidos han desaparecido de sus mentes", con se ratifica la soberbia de los ricos del planeta, que se niegan a aceptar que sus líderes políticos parecen no tener voluntad, de simplemente reconocer que el poder estadounidense tiene límites.

LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE FRENTE A LA CRISIS CAPITALISTA ESTRUCTURAL
La titular de la CEPAL, dependiente de las Naciones Unidas, recordó que América Latina y el Caribe es, después de China, el principal tenedor de activos en dólares, con reservas internacionales por más de 700.000 millones de dólares. Solamente recordemos recordó que “la forma que ha tenido América Latina de defenderse de la crisis ha sido comprar reservas internacionales”, lo cual la coloca en una situación de vulnerabilidad en caso de que persista el desacuerdo sobre los límites del endeudamiento estadounidense.
Ello afectará a economías como las de Latinoamérica y el Caribe, pues si EE.UU. recorta su capacidad de gasto público, dará un primer paso para estabilizar su economía basada en el endeudamiento. Sin embargo, si se declara en ‘default’ y no paga sus deudas, perderá la calificación crediticia más alta y las tasas de interés se elevarán, todo porque la confianza en el dólar, cuyo estatus como divisa de reserva preferida en el mundo durante mucho tiempo alentó a los extranjeros de comprar bonos del Tesoro de Estados Unidos, apuntalando así una economía que consume mucho más de lo que produce.
Esto perjudicará la cantidad de importaciones que realicen países con las naciones con las que poseen tratados internacionales (TLC), los cuales verán sus mercados reducidos ante una disminución en el consumo de EE.UU.
Latinoamérica y el Caribe, tendrá que hacer frente a la crisis estructural capitalista, precisando que la democracia no puede limitarse al discurso liberal sobre la igualdad de todos ante la ley y los derechos individuales inalienables, en tanto la libertad de mercado -o los monopolios del mercado- generan exclusión social en la base misma de la pretendida democracia. No basta con la igual político-jurídica, si no va acompañada de la inclusión social, y ésta es incompatible con la abismal desigualdad latinoamericana.
En Latinoamérica y el Caribe, la validez formal del derecho básico de libertad no puede quedar en la declaración solemne, pero intrascendente, sino que debe promover la inclusión de los excluidos, mediante su ascenso intelectual y económico, lo que supone renunciar a entender falsamente la igualdad como una realidad y asumirla como un objetivo prioritario del estado, sin el cual no tendrá éste verdadera legitimación democrática. Lo anterior implica reconocer que el sistema social engendrador de las desigualdades, el capitalismo debe ser transformado, pues no se trata de administrar la desigualdad, sino de eliminarla.
Lo cierto que la democracia en Latinoamérica, ha significado dependencia de la hegemonía y la solidez de la propiedad capitalista y que este sistema tiene una visión instrumental de la democracia, lo cual se ilustra con numerosos ejemplos históricos en los que el capitalismo global, su centro hegemónico (Estados Unidos) ha apoyado dictaduras (Fujimori) o democracias electorales según coyunturas evaluadas como favorables o desfavorables para los intereses hegemónicos.
Hoy nuestras naciones latinoamericanas en el UNASUR, la CAN, el ALBA y otras formas democráticas en construcción, debemos entender el ayudar a superar crisis sociales mediante la construcción de un imaginario colectivo en torno a nuevos valores, establecer la comunicación entre gobernantes y gobernados que la democracia representativa nunca logró, y actuar como vehículo de una amplia movilización política que ya va haciendo parte de una ampliación de los derechos democráticos, una democracia directa, una democracia real.
Debemos colocarnos fuera del capitalismo y trascender la democracia liberal, llenándola de un nuevo contenido participativo y multicultural, debemos enfrentar la crisis protegiendo con prioridad a los más vulnerables y demostrando así la naturaleza diferente de ellos respecto al modo oligárquico tradicional de descargar los efectos de las crisis económicas, en la explotación del prójimo.
Se trata de que es imprescindible ir más allá de las igualdades y derechos formales, para actuar en la transformación de la exclusión social mediante la promoción del empleo, la efectiva redistribución de la riqueza, el acceso a la educación, a la salud, a la cultura, y esto con mayor intensidad y premura mientras más desfavorecidos, pobres y excluidos sean los grupos sociales de que se trate.
Las famosas “asimetrías de poder” no son más que una expresión académica suavizante para aludir a la enorme injusticia y exclusión social que lastra a las sociedades de la región y mutilan en ellos la democracia, aunque existan multitud de partidos, funcione el parlamento, los tribunales de justicia, etc.
La ciudadanía se hace realidad participativa y derecho operativo sólo a partir de poseer los recursos para poder demandarlos y ejercerlos. La concepción de ciudadanía -hija predilecta del liberalismo doctrinario- no es más que una abstracción vacía o peor aun, el encubrimiento de la desigualdad real bajo el manto de la igualdad formal, sino va acompañada de un reconocimiento de la desigualdad social y de acciones para combatirla.
Éste es el núcleo duro, a mi juicio definidor de los proyectos para construir el socialismo del siglo 21. Más que llamar populismo en sentido despectivo a estos proyectos, sería justo entenderlos como proyectos encaminados a encontrar el vital eslabón perdido de la democracia liberal: la justicia social en tanto inclusión de los excluidos y el establecimiento no sólo de una democracia política formal, sino de una democracia participativa, social, con significado real para todos sus actores; solamente así enfrentaremos a la crisis estructural capitalista.


EL RETO FINAL
El sistema capitalista, ha manejado el impedimento, para que el acceso al empleo sea la base principal para disponer de un ingreso y sostener proyectos de vida individual y familiar, pues difícilmente se podría participar en la vida política si no hay participación en la vida económica, si se carece de ese punto de partida condicionante de la participación política que es tener medios de vida asegurados por un trabajo estable.
El debate sobre la “construcción de ciudadanía” en el capitalismo, raras veces toma en cuenta la construcción de empleos estables, remunerados y dotados de adecuadas prestaciones sociales, sin los cuales los ciudadanos que deben mover los hilos de la democracia, no son más que excluidos sociales.
Si de corrupción hablamos, en el neoliberalismo ejecutivos como Dick Fuld, de Lehman Brothers, y Angelo Mozilo, de Countrywide, junto con muchos otros, se llevaron cientos de millones de dólares en efectivo antes de que el barco se estrellara contra las rocas. Prestamistas depredadores y deshonestos prestamistas hipotecarios hicieron millones de dólares en ganancias ilícitas. Sin embargo, no están en la cárcel. Ni siquiera son sometidos a un proceso penal. Salieron impunes. Como regla general, cuanto peor se haya comportado uno entre 2000 y 2008, mejor ha sido tratado. Y por eso volverán a hacerlo. Está garantizado.
El capitalismo no es una opción para el ser humano, pero “somos incluso aún más tontos. Estamos condenados a repetir el pasado no porque lo hayamos olvidado, sino porque nunca hemos aprendido las lecciones” (George Santayana -Filósofo español-estadounidense).








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