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martes, 12 de julio de 2011

EL RENACER INDOAMERICANO

POR: UBALDO TEJADA GUERRERO (•) – Analista Global – utguerrero31@yahoo.es


"La visión de los pueblos indígenas se manifiesta en las formas de relacionarse. Primero, entre los seres humanos, de manera comunitaria. Segundo, con la tierra, como nuestra madre. Tercero, con la naturaleza, pues somos parte integral de ella y no sus dueños".
Rigoberta Menchú Tum (Guatemala). Discurso de recepción del Premio Nobel de la Paz 1992

La migración indígena debería ser entendida como una manera de acortar la exclusión centralista; por tanto incurren en una suerte de “adaptación cultural” a un nuevo modo de vida, dejan la lengua originaria, la vestimenta y ya no son dependientes de la “pachamama” sino de la “informalidad” o el subempleo citadino. Pero los migrantes no están desconectados de su identidad, mantienen lazos de comunicación y cooperación con sus comunidades de origen, a través de organizaciones de residentes en Lima, aunque esto no ocurra masivamente.
http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article744&debut_articles_rubrique=45


Pachakutik, palabra quechua significa tiempo de trasformación, renacimiento. El concepto viene de la visión que tienen los indígenas de sí mismos, que plantean desde hace siglos que tras los tiempos oscuros de la colonización ha de llegar un nuevo tiempo de la tierra.
Para Jorge Majfud: “El mito del Incarrí —o “inca rey”—conocido en el Perú de la colonia hasta mediados del siglo XIX, según el cual la cabeza del Inca ha sido enterrada bajo Cuzco o bajo Lima y se encuentra germinando el resto del cuerpo para renacer un día y volver a restablecer el orden perdido. Este mito, según Ángel Rama, “por sus características ha nacido dentro de la Colonia, anudando elementos de la mitología prehispánica, alguno de los cuales se encuentran consignados en los textos del Inca Gracilazo de la Vega, con otros que son de fecha posterior”.

La muerte del mártir siembra la tierra. Como la muerte de Ernesto Che Guevara, a quien otro imperio cortó las manos, el sacrificio y la sangre derramada en pedazos significan vida y no muerte, siembra y no siega. El profundo significado del asesinato del cautivo argentino se les escapó a los servicios de inteligencia habituados a otros modelos de pensamiento”.
Según Antonio Rodríguez, secretario ejecutivo de la coordinación de gobiernos locales alternativos de Ecuador: “La iniciativa ecuatoriana es pionera en cuanto que la izquierda y los indígenas confluyen en un movimiento en pie de igualdad. El movimiento indígena siempre ha tenido influencia de organizaciones de izquierdas, pero Pachakutik quiere trabajar un tipo de relación distinto. Quiere una nueva izquierda que recupere valores del marxismo y del cristianismo revolucionario, aplicándolos a su realidad y recuperando la cosmovisión indígena. Incluso la izquierda tradicional ¬añade¬, comunistas y socialistas, ha hecho que sean mestizos de la ciudad quienes representen a los indígenas”. Pero esos mestizos, son de raíces indígenas.

En México, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) exigió cambios constitucionales a favor de la autonomía indígena, pero el Congreso legislativo aprobó una ”versión limitada de esa medida, que no gustó a los guerrilleros”, indicó a IPS el antropólogo Pedro Ciciliano, de la Universidad Nacional Autónoma. No obstante, en ciertas zonas del meridional estado de Chiapas, el EZLN ejerce ”una autonomía de facto”, así como también hay en México ”integraciones y asimilaciones de facto” de comunidades ancestrales, que representan 11 por ciento de la población de este país, en cuyo Congreso de 500 diputados solo tres se reconocen indígenas.
Frantz Fanon, manifiesta: “…el objetivo de la lucha de liberación no era sólo la desaparición del colonizador sino también la desaparición del colonizado. El nuevo humanismo no sólo se definía por el resultado de esta lucha sino por la lucha misma. También en la América Latina del siglo XX las revoluciones y movimientos de liberación se diferenciaban de las revoluciones del siglo de la creación de las nuevas repúblicas.

Si en el siglo XIX el objetivo era el desplazamiento del colonizador por la clase criolla, en el siglo XX los movimientos de liberación habían madurado la idea de un cambio moral aparte del cambio estructural. Uno no podía ser la consecuencia del otro. El revolucionario, la vanguardia histórica, podía actuar directamente sobre el estímulo moral —el trabajo voluntario, el desprecio por el valor monetario en el caso de la Cuba de Ernesto Guevara— para provocar un cambio social, pero el hombre nuevo no llegaría sin antes alcanzarse el cambio social.
El hombre nuevo es el individuo liberado como opresor y como oprimido, es el individuo hecho pueblo, significa el renacimiento de la humanidad plurinacional, donde sea una realidad la interculturalidad y se acabe con la tradicional discriminación desde el poder blanco-mestizo. Desde 1990, el movimiento indígena en Latinoamérica, defiende crear un Estado plurinacional y una nueva democracia. Aspiran a construir un Estado en el que estén representadas todas las etnias con los mismos derechos”. Esa hoja de ruta no existe dentro del análisis de la izquierda.

Angel Velásquez, en su artículo “Mariátegui y el Socialismo Indoamericano”, nos explica con precisión la visión futurista del amauta peruano: “Las tesis sociológicas y políticas de Mariátegui sobre la denominación de Socialismo Indoamericano que propuso para el socialismo en América Latina, fueron condenadas en la reunión de la III Internacional en Buenos Aires (junio de 1929) por la versión para el momento más poderosa del materialismo histórico y del socialismo: el stalinismo. El siglo XXI encuentra todavía a un marxismo fosilizado, muy lejos de su creador.
Aunque el Perú se encuentre en un estado de formación, producto de un capitalismo inmaduro, con lo cual no cuenta con un proletariado fuerte capaz de llevar adelante la revolución, el sujeto revolucionario que intervenga en la construcción de un Nuevo Perú sobre bases socialistas no residirá solamente en el incipiente proletariado peruano sino que también en el indígena”. Podríamos agregar que la presencia serrana y selvática ya llegó a las grandes ciudades.

Algunas conclusiones como las de la “IV Cumbre Continental de Pueblos indígenas del Abya Yala”, realizada en la ciudad de Puno el 2009, denominada “Declaración de Mama Quta Titikaka” (Lago Titicaca), siguen estando fuera de la agenda latinoamericana en el 2011, pero siguen vigentes para hacer realidad la construcción del socialismo del siglo XXI en nuestra región.

La primera, trabajar por “El Buen Vivir” en armonía con la naturaleza, las personas y los pueblos, profundizar la democracia participativa y representativa, volver a sus raíces para proyectarse hacia el futuro. Promover la “Constitución de los Estados Plurinacionales”; no es posible que el Estado se acabe en un gobierno nacional, regional y local, donde quedan las miles de comunidades, planteamos reconocer a cada pueblo, sus derechos, y su autonomía.

La segunda, crear una “Asamblea General de los Pueblos”, cuya línea rectora será unificar y coordinar las luchas de los nativos del planeta para que tengan voz y voto en los acuerdos internacionales. Instituir la constitución de la “Coordinadora continental de los pueblos indígenas” paralela a la OEA para hacer trabajos de incidencia política. Así mismo instalar un “Tribunal de Justicia Climática” que juzgue a aquellos que dañen la naturaleza, saquean sus bienes naturales y vulneran sus derechos, como el primer paso hacia una “Corte Internacional sobre Delitos Ambientales”, que los TLC ignoran en sus estudios de impacto ambiental.

La tercera, una “Movilización Global” en defensa de la Madre Tierra y de los pueblos, contra la mercantilización de la vida. Del mismo modo movilizar a las organizaciones en defensa de la lucha de los pueblos indígenas de la Amazonía peruana.

La cuarta, impulsar el “Juicio internacional” a los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez por el genocidio de los pueblos indígenas colombianos; al Estado chileno por la aplicación de la ley antiterrorista. En el caso de Alan García, la declaración propone un proceso por el “auto golpe legislativo” de los 102 decretos pro TLC para privatizar territorios indígenas y los líderes perseguidos y enjuiciados.

En conclusión el renacer indoamericano sigue en el centro del debate, propuesta y articulación estratégica que permita el inicio de una construcción de un modelo de sociedad en base a una articulación y movilización global en defensa de la Madre Tierra y los Pueblos, que tenga como temas centrales en agenda: los Estados Plurinacionales y el Buen Vivir, entre ejes temáticos, desde la cosmovisión indígena a la militarización, criminalización de la territorialidad a los Derechos Colectivos.

(•) Ubaldo Tejada Guerrero: Filósofo e Investigador de las Ciencias Sociales Latinoamericanas.

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