POR: UBALDO TEJADA GUERRERO – Analista Global – utguerrero31@yahoo.es
“Lo peor que le puede pasar a la democracia es que la izquierda, el progresismo y el nacionalismo o desaparezcan o terminen pidiendo permiso a la ultraderecha para sobrevivir”
(Alberto Adrianzén M. – “Mastines de la derecha”- Diario “La República” - 04/09/2010)
El término «macarthismo» ha sido acuñado para describir específicamente la intensa persecución anticomunista que existió en Norteamérica desde 1950 hasta alrededor de 1956, momento en el que se le empezó a conocer popularmente como Red Scare. Durante este periodo, las personas que eran sospechosas de diferentes grados de lealtad al comunismo se convirtieron en el blanco de investigaciones gubernamentales. Estos procesos fueron denominados como la "caza de brujas". Gente de los medios de comunicación, del gobierno, militares y funcionarios fueron acusados por McCarthy como sospechosos de espionaje soviético o de simpatizantes del comunismo.
La ultraderecha peruana ha tenido hasta hoy básicamente dos acusaciones para con los que le disputan el poder político: primero: terrorista, violentista, extremista, etc. y segundo: agente de los extranjeros, servidor de extranjeros, de potencias extranjeras, siervo de potencias malignas, etc. Esos dos san benitos lo han ido colocando a cuanto candidato presidencial incómodo (para ellos) haya surgido.
En el Perú 2011, una ultraderecha representante de los grupos económicos transnacionales está ensayando una campaña macartista contra la alcaldesa de Lima Susana Villarán, cuya dirección señala que la campaña, similar a las lanzadas en 2006 contra el candidato presidencial nacionalista Ollanta Humala y en otros países contra líderes progresistas exitosos, obedece a que el triunfo de Villarán abrió el paso a una dinámica de cambio.
El líder de Fuerza Social Gustavo Guerra García cree que las fuerzas políticas y empresariales que perdieron las elecciones municipales y presidenciales están “con la sangre en el ojo” e intentan desestabilizar la gobernabilidad de Lima, cosa que también replicarán con el gobierno de Ollanta Humala.
Pero hay un motivo que para los entendidos es más simple, decisivo y pedestre: el temor a una administración nueva entorpezca arreglos que parecieron asomar al revelarse contactos entre el ex alcalde Castañeda Lossio y ejecutivos de transnacionales interesadas en negocios con el municipio y que culminaron con el informe “Comunicore” .
Todo ello ocurre en un escenario ultraderechista que ni siquiera acepta que Villarán, del grupo Fuerza Social (FS), subraya a diario su posición centro-izquierdista y afín a corrientes socialdemócratas y marca distancias ideológicas nacionales e internacionales con posiciones revolucionarias anti neoliberales.
Pero es necesario hacer historia, para recordar que “Patria Roja” en su lucha contra el terrorismo y Sendero Luminoso le ha costado más de un activista asesinado, como ocurriera hace años en Puno. Sabríamos también que creemos en la necesidad de una democracia participativa y en el desarrollo económico sostenible, y que la izquierda desde hace años trabaja en propuestas de desarrollo local y alternativas de gestión pública eficiente, y promuevo actividades de emprendimiento social y empresarial.
Esta derecha peruana intenta proscribir a la izquierda democrática como el MNI, organización debida y legalmente inscrita en el Registro de Organizaciones Políticas del JNE mediante Resolución N` 0071/2010/ROP/JNE. La Constitución Política no coacta la participación de ningún partido, sea de izquierda, derecha o comunista y garantiza la libertad de pensamiento que la derecha, pretende acallar y deformar.
Para el electo Congresista (Partido Socialista), Javier Diez Canseco dijo que quienes cuestionan a Villarán buscan colocar en ella la imagen del supuesto fracaso de la izquierda y hacer un globo de ensayo para jaquear a Ollanta: “Estamos en una situación en la cual los perdedores querían convertirse en gobierno, entonces demandaron a Humala que conforme el gabinete con ellos a la cabeza. Y ahora hay otro globo de ensayo, que es colocar en la imagen de Susana Villarán la del fracaso de la izquierda, de lo que sería mantener en jaque a un gobierno como el de Ollanta Humala”.
Es la ultraderecha peruana sin memoria en su campaña contra Ollanta Humala, al que en los últimos años le quieren aparecer como pro terrorista cuando Ollanta Humala luchó sobre el terreno con los terroristas, arriesgando su vida. Que se sepa es el único candidato presidencial que ha sido parte del ejército en zonas de emergencia cuando el terror estaba en su apogeo.
Pero como no hay mal que por bien no venga creo que hay que responder con calma esta artera campaña, con argumentos, tratando de utilizar esta circunstancia para que el progresismo se abra un espacio entre un sector de la ciudadanía que busca una izquierda moderna que responda a los intereses de la gente.
Carlo Magno Salcedo refirió este sector “que no quiere para nada a Villarán”, buscará dejar una referencia de su poder, y de lo que podrían hacer después con Humala, promoviendo formalmente su revocatoria, el primer día hábil de 2012, de acuerdo con la Ley 26300, de los Derechos de Participación y Control Ciudadanos, aunque desde ahora ya vienen preparando el terreno para ello, pues solo están presionando para que la ONPE saque a la venta los formatos de recolección de firmas necesarias para convocar a la consulta popular.
La ultraderecha peruana no quiere inclusión, tampoco entiende que no es bueno para la estabilidad del país que un amplio sector de la ciudadanía, no esté representada en nuestro Estado. La nación peruana tiene todo el derecho de buscar su estabilidad política, y esta estabilidad podrá ensayarse cuando la mayoría de los ciudadanos se encuentren debidamente representados y pueda canalizarse a través de sus instituciones sus demandas -a través de sus representantes. Duro reto para el movimiento popular peruano en el corazón del Perú: Lima, tanto en la Alcaldía con Susana Villarán, como en Palacio de Gobierno con Ollanta Humala, la lucha continúa.
La ultraderecha peruana ha tenido hasta hoy básicamente dos acusaciones para con los que le disputan el poder político: primero: terrorista, violentista, extremista, etc. y segundo: agente de los extranjeros, servidor de extranjeros, de potencias extranjeras, siervo de potencias malignas, etc. Esos dos san benitos lo han ido colocando a cuanto candidato presidencial incómodo (para ellos) haya surgido.
En el Perú 2011, una ultraderecha representante de los grupos económicos transnacionales está ensayando una campaña macartista contra la alcaldesa de Lima Susana Villarán, cuya dirección señala que la campaña, similar a las lanzadas en 2006 contra el candidato presidencial nacionalista Ollanta Humala y en otros países contra líderes progresistas exitosos, obedece a que el triunfo de Villarán abrió el paso a una dinámica de cambio.
El líder de Fuerza Social Gustavo Guerra García cree que las fuerzas políticas y empresariales que perdieron las elecciones municipales y presidenciales están “con la sangre en el ojo” e intentan desestabilizar la gobernabilidad de Lima, cosa que también replicarán con el gobierno de Ollanta Humala.
Pero hay un motivo que para los entendidos es más simple, decisivo y pedestre: el temor a una administración nueva entorpezca arreglos que parecieron asomar al revelarse contactos entre el ex alcalde Castañeda Lossio y ejecutivos de transnacionales interesadas en negocios con el municipio y que culminaron con el informe “Comunicore” .
Todo ello ocurre en un escenario ultraderechista que ni siquiera acepta que Villarán, del grupo Fuerza Social (FS), subraya a diario su posición centro-izquierdista y afín a corrientes socialdemócratas y marca distancias ideológicas nacionales e internacionales con posiciones revolucionarias anti neoliberales.
Pero es necesario hacer historia, para recordar que “Patria Roja” en su lucha contra el terrorismo y Sendero Luminoso le ha costado más de un activista asesinado, como ocurriera hace años en Puno. Sabríamos también que creemos en la necesidad de una democracia participativa y en el desarrollo económico sostenible, y que la izquierda desde hace años trabaja en propuestas de desarrollo local y alternativas de gestión pública eficiente, y promuevo actividades de emprendimiento social y empresarial.
Esta derecha peruana intenta proscribir a la izquierda democrática como el MNI, organización debida y legalmente inscrita en el Registro de Organizaciones Políticas del JNE mediante Resolución N` 0071/2010/ROP/JNE. La Constitución Política no coacta la participación de ningún partido, sea de izquierda, derecha o comunista y garantiza la libertad de pensamiento que la derecha, pretende acallar y deformar.
Para el electo Congresista (Partido Socialista), Javier Diez Canseco dijo que quienes cuestionan a Villarán buscan colocar en ella la imagen del supuesto fracaso de la izquierda y hacer un globo de ensayo para jaquear a Ollanta: “Estamos en una situación en la cual los perdedores querían convertirse en gobierno, entonces demandaron a Humala que conforme el gabinete con ellos a la cabeza. Y ahora hay otro globo de ensayo, que es colocar en la imagen de Susana Villarán la del fracaso de la izquierda, de lo que sería mantener en jaque a un gobierno como el de Ollanta Humala”.
Es la ultraderecha peruana sin memoria en su campaña contra Ollanta Humala, al que en los últimos años le quieren aparecer como pro terrorista cuando Ollanta Humala luchó sobre el terreno con los terroristas, arriesgando su vida. Que se sepa es el único candidato presidencial que ha sido parte del ejército en zonas de emergencia cuando el terror estaba en su apogeo.
Pero como no hay mal que por bien no venga creo que hay que responder con calma esta artera campaña, con argumentos, tratando de utilizar esta circunstancia para que el progresismo se abra un espacio entre un sector de la ciudadanía que busca una izquierda moderna que responda a los intereses de la gente.
Carlo Magno Salcedo refirió este sector “que no quiere para nada a Villarán”, buscará dejar una referencia de su poder, y de lo que podrían hacer después con Humala, promoviendo formalmente su revocatoria, el primer día hábil de 2012, de acuerdo con la Ley 26300, de los Derechos de Participación y Control Ciudadanos, aunque desde ahora ya vienen preparando el terreno para ello, pues solo están presionando para que la ONPE saque a la venta los formatos de recolección de firmas necesarias para convocar a la consulta popular.
La ultraderecha peruana no quiere inclusión, tampoco entiende que no es bueno para la estabilidad del país que un amplio sector de la ciudadanía, no esté representada en nuestro Estado. La nación peruana tiene todo el derecho de buscar su estabilidad política, y esta estabilidad podrá ensayarse cuando la mayoría de los ciudadanos se encuentren debidamente representados y pueda canalizarse a través de sus instituciones sus demandas -a través de sus representantes. Duro reto para el movimiento popular peruano en el corazón del Perú: Lima, tanto en la Alcaldía con Susana Villarán, como en Palacio de Gobierno con Ollanta Humala, la lucha continúa.
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