Los
días 9 y 10 del presente se llevó a cabo la XV Sesión Plenaria del Comité
Central, cuya agenda estuvo centrada en el Informe Político, que incluye el
examen de la actuación del Partido en el presente periodo, tomando en cuenta la
situación de la lucha de clases en el contexto nacional e internacional; el
balance de la estrategia electoral del Partido; el proceso de reordenamiento
emprendido por el Partido y la preparación del Congreso Nacional; así como la
aprobación de diversas resoluciones que corresponden a estos temas. A
continuación entregamos un resumen de las principales conclusiones y acuerdos.
1.
El Partido se ratifica en que la contradicción principal a resolver en el
periodo sigue siendo cambio democrático y patriótico o continuismo neoliberal,
y que la llave maestra para resolver esta contradicción, desde el punto de
vista de los intereses de la patria y de las masas populares, es la más amplia
unidad de los sectores dispuestos a abrir un nuevo rumbo, abrazando un proyecto
de país. Unidad que no se agota en la coyuntura, que es incompatible con la
mezquindad, el espíritu de capilla, la estrechez de miras. Solamente colocando
por delante los intereses de la patria y de las grandes mayorías, lograremos
darle solidez a la gran unidad para derrotar al modelo en curso y llevar a cabo
las grandes transformaciones que el Perú requiere.
2.
En correspondencia con este punto de vista, el Partido aprobó su estrategia
electoral para el actual proceso, la misma que se resume en la consigna UN SOLO
FRENTE, UN SOLO PROGRAMA, UNA SOLA CANDIDATURA. A la consecución de ese
objetivo hemos dedicado los mayores esfuerzos, renunciando, incluso, a
presentar candidatura propia. No contar con una organización inscrita en el
registro electoral y no haber construido desde las bases una correlación
política, social y cultural favorable a la unidad, han debilitado nuestra
posición, e impedido tener mayor incidencia en el presente escenario. Una vez
más se ha impuesto la estrechez de miras, cuyo resultado inexorable es la
fragmentación, con lo cual la izquierda y el progresismo han bloqueado sus
posibilidades de éxito, o, por lo menos, de obtener un resultado decoroso. Se
ha desaprovechado así una enorme oportunidad, en momentos que el modelo
neoliberal muestra su agotamiento y decadencia, provocando el descontento de
las grandes mayorías que reclaman cambios de verdad.
3.
Esta derrota va a tener serias consecuencias en el periodo que se abre después
del próximo abril. Las razones de fondo que explican esto hay que buscarlas en
la cultura neoliberal, sustentada en el pragmatismo, el individualismo, la
mercantilización, que se han enraizado en el conjunto de la sociedad. El
neoliberalismo ha conducido a la degradación de la Política, la ha convertido
en una actividad donde lo que menos interesa son los objetivos nacionales, los
proyectos, programas y debate de ideas; lo que prima es el aprovechamiento
personal o de grupo, la total falta de escrúpulos para saquear los recursos del
Estado, la sumisión y complicidad con los intereses de las grandes empresas, la
abyección convertida en norma de conducta.
La
mercantilización de la política ha convertido a la mayoría de los partidos en
máquinas electorales, en organizaciones con dueño, financiadas con dineros de
oscura procedencia; los ciudadanos transformados en simples electores a
los que se manipula a través de los medios de comunicación y el uso de
prebendas. Con el pragmatismo en boga, las lealtades, los principios, la ética,
representan estorbos que hay que dejar de lado. Lo electoral, de un medio para
acceder a niveles de gobierno con el propósito de llevar a cabo una propuesta
programática, se ha convertido en un fin en sí mismo, en un fetiche que
obsesiona y enajena, al que hay que rendirle culto y sacrificio. El “Yo
candidato”, favorecido a su vez por una tradición caudillista que impera en el
país, se ha tornado en la razón de ser de mucha gente; para lograrlo cualquier
camino o atajo es bueno. Esta forma de pensar ha terminado por contaminar a una
parte de la izquierda y las organizaciones populares. Sin una consistente
batalla en el terreno de las ideas para desterrar de nuestras filas esta
cultura y las prácticas que les corresponden, los esfuerzos unitarios
terminarán siempre en fracasos, como los hechos vienen demostrando.
4.
La ofensiva ideológica y política del neoliberalismo tiene un carácter
planetario. El proceso de reaccionarización que se registra en diversas
regiones del mundo es la respuesta del capitalismo en crisis, la forma en que
el imperialismo norteamericano y sus socios enfrentan su decadencia. El uso del
poder militar, del autoritarismo, de la intolerancia visceral, representan su
mejor medio para mantener o reconquistar sus posiciones, en un contexto de
disputa mundial por los mercados, recursos naturales, fuentes de energía, agua
y alimentos. Situación que está conduciendo a una enorme inestabilidad mundial,
conflictos bélicos, intervenciones armadas, desplazamientos de poblaciones,
armamentismo desenfrenado, con el riesgo del desencadenamiento de tensiones aún
mayores, con consecuencias desastrosas para todo el planeta.
5.
América Latina no es ajena a esta situación. La contraofensiva que ha puesto en
marcha el imperialismo norteamericano y las clases dominantes nativas, ha
logrado la victoria de Mauricio Macri en Argentina y un triunfo parcial en Venezuela.
Su pretensión es sacar del gobierno a Nicolás Maduro y hacer lo propio con
Dilma Rousseff en Brasil. De lograr sus planes modificarán a su favor la
correlación política en toda América Latina y El Caribe, cercando a Cuba,
encontrando mayores facilidades para enfilar contra Bolivia, Ecuador y el resto
de países donde gobierna la izquierda y el progresismo, con lo cual procederán
a un desmontaje de lo avanzado en materia de integración (CELAC, UNASUR), e
insertarán a la región en la órbita del imperio del Norte. A los sectores de
izquierda nos corresponde desenmascarar estos planes, expresar sin ambages
nuestra solidaridad con Venezuela y el conjunto de países que resisten la
ofensiva imperialista, y no dejarnos embaucar por los contrabandos sobre la
libertad, la democracia, los derechos humanos, con que los sectores
reaccionarios encubren sus planes.
6.
Estamos ingresando, pues, en un escenario de enormes dificultades. Si se
confirman las tendencias actuales, lo más seguro es que la derecha neoliberal,
con cualquiera de sus variantes que compiten en el actual proceso electoral,
continuará gobernando el país en los próximos cinco años. La profundización del
modelo, en medio de la crisis y el descontento social, tendrá en la acentuación
del autoritarismo en sus diversas formas, la política de ajuste y la
concentración de la riqueza, sus principales características, tal como
viene sucediendo, por ejemplo, en el primer caso con la ley sobre la
flagrancia, diseñada no tanto para combatir a la delincuencia, sino para
contener la resistencia del movimiento popular, de la izquierda y el
progresismo. Todo ello facilitado por una izquierda derrotada, fragmentada,
arrinconada y colocada a la defensiva, y por un movimiento social en similares
condiciones.
7.
Los reveses sufridos abonan el terreno para que determinados sectores se dejen
ganar por el desánimo, la frustración, el pesimismo y el negacionismo. Si bien
es cierto que hay que asumir las responsabilidades desde una posición
profundamente autocrítica, no es correcto concluir que la derrota es definitiva
y que todo está perdido; tampoco asumir “soluciones” que son producto de la
desesperación y el nihilismo. Cerrar un ciclo y abrir uno nuevo, reconstruir el
espacio de la izquierda y el movimiento popular sobre bases distintas, requiere
ir a las causas de los problemas y no solo a sus efectos. La unidad que
necesitamos no podrá construirse sin superar la influencia de la cultura
neoliberal en nuestras filas; tampoco con métodos burocráticos que reducen las
acciones a las cúpulas partidarias, menos si esta unidad responde a una visión
puramente electoral o termina anclada en los aspectos estrictamente
coyunturales. El proyecto de país que queremos construir debe ser la base de la
confluencia de amplios sectores; unidad que provenga desde las bases y
represente la diversidad que somos. El proceso integral de renovación que es
preciso llevar a cabo no significa el abandono de principios ni identidades
partidarias; significa renovación para andar al compás de los tiempos, la
actualización del programa, la incorporación de nuevos métodos y estilos de
trabajo, capacitar y promover a los contingentes juveniles, que son los
llamados a jugar un rol protagónico en este proceso. La gran unidad sigue
siendo el eslabón clave para derrotar al modelo; si no se logró hoy, se logrará
mañana. Un balance de los aciertos y errores no debe llevarnos a buscar
culpables sobre los que descargar nuestras iras; tenemos un camino que seguir y
un enemigo común que enfrentar, y el sectarismo es un elemento dañino que
debemos erradicar.
8.
Superar nuestras propias debilidades es el objetivo que nos hemos propuesto con
la decisión de llevar a cabo el proceso de Reordenamiento partidario. El
próximo Congreso, también en preparación, debe ayudar a este proceso, a la vez
que permitirá hacer una evaluación de conjunto del escenario político nacional
e internacional, realizar un balance de lo actuado, reformar los estatutos y
trazar el rumbo del Partido en el próximo periodo. Los comunistas, que tenemos
como horizonte el socialismo, somos no solo una fuerza necesaria, sino
indispensable en el país y en el mundo. La barbarie capitalista que ha
conducido al desastre del planeta y pone en riesgo la existencia de las
especies vivas, incluida la especie humana, no puede ser resuelta únicamente
con reformas al sistema. Solo el socialismo es capaz de colocar al ser humano,
en armonía con el medio ambiente, como centro, y con ello poner fin a la
irracionalidad que se basa en el lucro, el consumismo, el saqueo de los
recursos naturales, las guerras de rapiña que asolan a diversas regiones del
planeta. La defensa del Partido, de su derecho a hacer política y a trabajar
junto a los diversos sectores que aspiran a un país distinto, es un asunto en
el que no cejaremos, a contrapelo de la derecha cavernaria que pretende
desaparecernos, y de algunos sectores que han convertido el antipatriarrojismo
en la razón de su existencia.
9.
El XV Pleno del Comité Central ratificó la Declaración del Buró Político
emitida el 21 de diciembre pasado, la decisión —al no haberse logrado la más
amplia unidad para afrontar el proceso electoral— de no presentar candidaturas
en las planchas presidenciales ni congresales. No obstante, teniendo en cuenta
la inconveniencia del abstencionismo político y las mayores afinidades éticas y
programáticas, el Comité Central, desde una posición independiente, acordó
respaldar la candidatura de la compañera Verónika Mendoza a la Presidencia de
la República.
10.
El XV Pleno del Comité Central, asimismo, realizó una evaluación de la conducta
disidente y fraccionalista emprendida por Gregorio Santos, César Aliaga y Allín
Monteza, quienes, colocándose de espalda a los acuerdos partidarios
emprendieron su propia estrategia electoral, su propia política de alianzas y
sus propios objetivos, lo cual debilitó la estrategia del Partido y contribuyó
a la derrota del conjunto de la izquierda y el progresismo. En tal sentido, el
Comité Central acordó ratificar las sanciones de suspensión de la militancia a
los citados personajes, realizada por el Buró Político.
11.
Sin dejar de lado nuestras responsabilidades en el escenario político, social y
cultural, el Comité Central ha tomado la decisión de colocar como el eje
central de su trabajo en el presente, el proceso de reordenamiento acordado y
el éxito de nuestro IX Congreso Nacional.
Lima,
13 de enero del 2016
Oficina de
Comunicaciones
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