Por:
Ubaldo Tejada Guerrero
Analista
Global.
Una pregunta clave ¿Podemos hablar de fracaso en el
Perú, donde el desgaste político y social de los gobiernos neoliberales, no
ha podido ser hasta ahora, aprovechado por la izquierda para elegir
gobiernos y construir alternativas al neoliberalismo?
Para dar respuestas a ésta pregunta hagamos tres
precisiones:
1.
El “libre mercado” en el Perú no es mas que un “capitalismo
salvaje” en su expresión mas miserable el “pragmatismo mercantilista”, está
incapacitada para constituir el horizonte de una sociedad del futuro, porque
antepone el “tener al ser”, porque corrompe las mentes colectivas mediante el
pensamiento desintegrador del “pensamiento global”, porque no tiene comunión
con nada, ni con nadie, cosifica al prójimo como parte de un solo producto para
el consumo del gran capital: el mercado.
2.
La “política” en éste proceso electoral 2,016 en el Perú,
ha sido convertida en un producto de oferta y demanda, donde los candidatos del
frente de derechas, son los únicos favoritos de los empresarios, de sus grandes
medios de comunicación, y de sus encuestas. Los dueños del gran capital sigue
digitando el proceso electoral, donde “clanes económicos familiares” de inmenso
poder se posesionan de en “clubes partidarios” para seguir usufructuando del
poder del Estado.
3.
Finalmente el “frente de derechas” en el Perú, no es mas
que la expresión suma del fujimorismo detrás del botín del Estado, donde la
miseria moral ha convertido a la política en una expresión lejana de la
democracia real y el ejercicio de una ciudadanía plena, no es sólo es una
crisis electoral, sino es una crisis política estructural, donde la sociedad en
que vivimos carece de modelo alguno, amorfo, oportunista, sin ideología,
doctrina, ni programa, sin Proyecto país y sin un liderazgo éticamente creíble.
Sigue pendiente la ausencia de una representación política
que nos conduzca a un cambio democrático y patriótico, que nos saque de éste
estatus quo neoliberal, donde la gran tarea es abrir desde las bases un nuevo
curso, el ejercicio de una democracia directa cuyo eje sea forjar el
pensamiento crítico, que significa recuperar nuestro ser nacional, que resuma
la tarea de gobierno y gerencia del estado en calidad de vida para la
ciudadanía.
Solamente así vamos comprendiendo porque en mas de 20 años
de neoliberalismo, Lima la capital del Perú es la ciudad mas insegura, donde
sólo tiene un solo policía por cada 953 habitantes, siendo el estándar promedio
según la ONU un policía por cada 250 habitantes. Lima tiene 136 comisarías con
9,800 policías para un total de 9´180,000 habitantes, a ello agreguemos magros
sueldos y ausencia de una seria política carcelaria.
Ni que hablar de inversión en investigación y desarrollo,
muy lejano de los países desarrollados, como por ejemplo Alemania, la cual
desarrolla mercados en industrias como la biotecnología, la nanotecnología y la
tecnología de la información. El Perú sigue siendo un país primario exportador
de materias primas, sin ningún control de parte del Estado, es decir trabajamos
sólo para los mercados externos.
La desaceleración de la economía mundial, de la cual nada
hablan los candidatos de la “farándula política” siguen ofertando populismo,
mientras el Estado peruano ha tenido un menor ingreso, registrando un déficit
fiscal de 2.1% del Producto Bruto Interno (PBI) en el año 2,015, que asciende a
S/:12,798 millones.
Si queremos ahondar más este análisis, encontraremos la
explicación en una menor recaudación, producto de la desaceleración económica y
la caída de los precios de los metales de exportación, especialmente cobre y
oro. Esto es crítico para el Perú en el año 2,016, mas aun sí la necesidad del
gobierno es financiar grandes proyectos de infraestructura, porque ello
implica, que a falta de recursos internos, tendrá que endeudarse en los
mercados externos y emitir deuda en moneda extranjera. Así de fácil, es
entender la economía para el neoliberalismo en un país sin norte, ni rumbo.
Sigue pendiente desde los años 90 la gran tarea de reconstrucción del Estado,
sus instituciones y un sistema de partidos sobre bases sólidas, no en arena
como las construidas sólo con fines electorales para capturar el Estado como
botín.
A nivel internacional, las potestades de éste siglo siguen
trabajando para recuperar lo que consideran su patio trasero en sus planes,
para modificar “…a su favor la correlación política
en toda América Latina y El Caribe, cercando a Cuba, encontrando mayores facilidades
para enfilar contra Bolivia, Ecuador y el resto de países donde gobierna la
izquierda y el progresismo, con lo cual procederán a un desmontaje de lo
avanzado en materia de integración (CELAC, UNASUR), e insertarán a la región en
la órbita del imperio del Norte”.
Queda
pendientes las grandes tareas regionales para hacer frente al sistema global
neoliberal. Ello supone un sistema de
ética global, el diseño de otro orden financiero, la solución a la deuda de
los Estados, el rediseño de la Organización de las Naciones Unidas, el fortalecimiento del papel de los Estados
Nacionales, seguir impulsando la construcción de proyectos locales y
regionales, preservar los derechos del medio ambiente, la identidad y la
cultura de los países, pero centralmente para el Perú desarrollar el pensamiento andino-amazónico con una concepción agro-céntrica de la economía.
El
frente de derechas en éste “circo electoral” 2,016 sigue degradando la
política, dejando a los ciudadanos del Perú profundo sin representación, por
ello la gran tarea de persistir en un solo frente, un solo candidato, un solo
programa, para enfrentar en mejores condiciones ello “…significa renovación para andar al compás de los tiempos, la
actualización del programa, la incorporación de nuevos métodos y estilos de
trabajo, capacitar y promover a los contingentes juveniles, que son los
llamados a jugar un rol protagónico en este proceso”. Seguiremos analizando
el curso de la coyuntura electoral en el Perú 2,016 y desarrollando algunas
alternativas centrales sobre pensamiento andino-amazónico, que dibuja con mayor
precisión el nuevo rostro del Perú del siglo XXI.
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