Wikileaks y el Cambio
Por: Elías Rojas Paredes
"No imagino a un Horacio Zeballos, con todos los juicios a cuestas decir: no me puedo movilizar porque tengo juicios. No hay punto de comparación, las distancias son infinitas".
De la lectura de los wikileaks queda claro que el poder factico más importante del país es la Embajada de los EE. UU. Es la personificación del imperialismo. De allí que es el ordenador de la vida política, del desenvolvimiento económico y del desarrollo de la ideología neoliberal. Lo político está marcado por su gravitante influencia.
Por: Elías Rojas Paredes
"No imagino a un Horacio Zeballos, con todos los juicios a cuestas decir: no me puedo movilizar porque tengo juicios. No hay punto de comparación, las distancias son infinitas".
De la lectura de los wikileaks queda claro que el poder factico más importante del país es la Embajada de los EE. UU. Es la personificación del imperialismo. De allí que es el ordenador de la vida política, del desenvolvimiento económico y del desarrollo de la ideología neoliberal. Lo político está marcado por su gravitante influencia.
Como si fuera la Meca todos los políticos de la derecha, los que tienen necesidad de dar seguridades y pasar como amigos de los yanquis, concurren a la embajada con religiosa puntualidad. Lo que reafirma el principal requisito para ser Presidente: contar con el visto bueno de la Embajada de los EE.UU. El trabajo de los funcionarios de la Embajada no se reduce a ejercer presión sobre el gobierno, a recoger información o emitir informes al Departamento de Estado. Su principal rol es establecer una amplia unidad en torno al modelo societal. Fragmentar los movimientos sociales mediante la imposición de la criminalización, el miedo, la división y la introducción del ultrismo. Frustrar la esperanza del cambio mediante la cooptación de alternativas antisistemicas y la marginalización de la izquierda. Tal es el terreno de la batalla, en este campo se decide las correlaciones de fuerza y la victoria estratégica.
Nada queda al azar y a la improvisación. La embajada yanqui trabaja con visión estratégica. Esta certeza obliga a hacer una relectura del proceso de vertebración de la unidad, donde los wikileaks introducen nuevos elementos que reafirman las apreciaciones iniciales, pero que le dan una dimensión de ruptura.
Ollanta nunca quiso la unidad. Esta es requisito fundamental para el cambio democrático y patriótico. Dos hechos prueban que Ollanta no quiere el cambio: 1. la aplicación de la estrategia de dividir, cooptar y liquidar para construir la unidad; 2. Renunciar a las responsabilidades que impone el liderazgo. Con los wikileaks sabemos de un tercer factor: dar garantías a la Embajada de los EE.UU. de ser un pragmático que acabara con los antisistema.
Ahora podemos explicarnos mejor porque no vertebro la unidad con el MNI, porque atrajo a Alberto Pizango para luego desecharlo, porque ha maltratado a la autodenominada “unidad de izquierda” reduciéndolos a su mínima expresión. Donde el peso de la CGTP vale por debajo de una voleibolista o tener que recurrir al padrinazgo del PT para estar en la lista al congreso.
La vertebración de la unidad es siempre responsabilidad del que se considera líder. Es su trabajo. Los hechos demuestran que Ollanta es todo lo contrario. Por ello renuncia a una visión de largo plazo, no construye una base social amplia y por lo tanto una unidad de fuerzas para cimentar su gestión.
Ollanta es Lucio Gutiérrez. La base de su estrategia es el engaño. Mientras reclama parecerse a Chávez o a Evo Morales o Lula, en realidad se siente más identificado con Lucio Gutiérrez. De allí que levante un programa radical que muere en las puertas de la embajada de los EE.UU. La mejor ofrenda es llevar las cabezas de los antisistema y aceptar la arremetida de la derecha como requisito de su pragmatismo. Su inmovilismo es la derrota de los antisistema y del cambio. La aceptación de la presión de la derecha no es más que una forma como se neutraliza a las fuerzas que buscan el cambio y como estas terminan marchando detrás de sus caprichos, esta práctica evita el surgimiento de una alternativa a él.
Ahora aparece más claro esta estrategia de división, cooptación y liquidación. Que no se queda tan solo en lo electoral, sino en castrar la posibilidad que se vertebre esta fuerza del cambio. Por ello adquiere sentido la exclusión de la izquierda. Más aún cuando los propios wikileaks establecen cuales son los enemigos de esta burguesía transnacional: patria roja, los ronderos, sutep y el clero progresista. Es cierto no son todas las fuerzas del cambio, pero para nada aparece Ollanta y su nacionalismo como la fuerza antisistémica.
También ahora se explica mejor su inacción, su oposición errática a García y la vida de rico con sueldo de comandante. Hasta su explicación es ridícula: los 11 juicios que le impusieron es la causal de su inmovilismo. Nunca la historia ha encontrado a uno que se dice líder semejante coartada. No imagino a un Horacio Zeballos, con todos los juicios a cuestas decir: no me puedo movilizar porque tengo juicios. No hay punto de comparación, las distancias son infinitas. Pero, volvamos a su comportamiento durante el gobierno de García, la inanición, la oposición errática y la vida de rico no es más que una forma como se estabilizo al régimen de García, la forma como se consolido la hegemonía de la clase dominante, la forma como se desarrollaron las bases para vender al país. En suma Ollanta es la otra pared con la que juega la derecha y la ultraderecha para eliminar, liquidar, la tendencia al cambio de la ciudadanía peruana.
Esta experiencia coloca como principal responsabilidad romper con esta visión. De lo que se trata es la construcción de la hegemonía del cambio con una vanguardia política que la represente. Visto en su conjunto la decisión de no entregar el voto a nadie abre el camino. Hay que afirmarlo. Para ello la política del nuevo curso se pone en el centro de la lucha política, donde la unidad política y programática siguen siendo el requisito principal para el cambio democrático y patriótico.
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Nada queda al azar y a la improvisación. La embajada yanqui trabaja con visión estratégica. Esta certeza obliga a hacer una relectura del proceso de vertebración de la unidad, donde los wikileaks introducen nuevos elementos que reafirman las apreciaciones iniciales, pero que le dan una dimensión de ruptura.
Ollanta nunca quiso la unidad. Esta es requisito fundamental para el cambio democrático y patriótico. Dos hechos prueban que Ollanta no quiere el cambio: 1. la aplicación de la estrategia de dividir, cooptar y liquidar para construir la unidad; 2. Renunciar a las responsabilidades que impone el liderazgo. Con los wikileaks sabemos de un tercer factor: dar garantías a la Embajada de los EE.UU. de ser un pragmático que acabara con los antisistema.
Ahora podemos explicarnos mejor porque no vertebro la unidad con el MNI, porque atrajo a Alberto Pizango para luego desecharlo, porque ha maltratado a la autodenominada “unidad de izquierda” reduciéndolos a su mínima expresión. Donde el peso de la CGTP vale por debajo de una voleibolista o tener que recurrir al padrinazgo del PT para estar en la lista al congreso.
La vertebración de la unidad es siempre responsabilidad del que se considera líder. Es su trabajo. Los hechos demuestran que Ollanta es todo lo contrario. Por ello renuncia a una visión de largo plazo, no construye una base social amplia y por lo tanto una unidad de fuerzas para cimentar su gestión.
Ollanta es Lucio Gutiérrez. La base de su estrategia es el engaño. Mientras reclama parecerse a Chávez o a Evo Morales o Lula, en realidad se siente más identificado con Lucio Gutiérrez. De allí que levante un programa radical que muere en las puertas de la embajada de los EE.UU. La mejor ofrenda es llevar las cabezas de los antisistema y aceptar la arremetida de la derecha como requisito de su pragmatismo. Su inmovilismo es la derrota de los antisistema y del cambio. La aceptación de la presión de la derecha no es más que una forma como se neutraliza a las fuerzas que buscan el cambio y como estas terminan marchando detrás de sus caprichos, esta práctica evita el surgimiento de una alternativa a él.
Ahora aparece más claro esta estrategia de división, cooptación y liquidación. Que no se queda tan solo en lo electoral, sino en castrar la posibilidad que se vertebre esta fuerza del cambio. Por ello adquiere sentido la exclusión de la izquierda. Más aún cuando los propios wikileaks establecen cuales son los enemigos de esta burguesía transnacional: patria roja, los ronderos, sutep y el clero progresista. Es cierto no son todas las fuerzas del cambio, pero para nada aparece Ollanta y su nacionalismo como la fuerza antisistémica.
También ahora se explica mejor su inacción, su oposición errática a García y la vida de rico con sueldo de comandante. Hasta su explicación es ridícula: los 11 juicios que le impusieron es la causal de su inmovilismo. Nunca la historia ha encontrado a uno que se dice líder semejante coartada. No imagino a un Horacio Zeballos, con todos los juicios a cuestas decir: no me puedo movilizar porque tengo juicios. No hay punto de comparación, las distancias son infinitas. Pero, volvamos a su comportamiento durante el gobierno de García, la inanición, la oposición errática y la vida de rico no es más que una forma como se estabilizo al régimen de García, la forma como se consolido la hegemonía de la clase dominante, la forma como se desarrollaron las bases para vender al país. En suma Ollanta es la otra pared con la que juega la derecha y la ultraderecha para eliminar, liquidar, la tendencia al cambio de la ciudadanía peruana.
Esta experiencia coloca como principal responsabilidad romper con esta visión. De lo que se trata es la construcción de la hegemonía del cambio con una vanguardia política que la represente. Visto en su conjunto la decisión de no entregar el voto a nadie abre el camino. Hay que afirmarlo. Para ello la política del nuevo curso se pone en el centro de la lucha política, donde la unidad política y programática siguen siendo el requisito principal para el cambio democrático y patriótico.
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