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lunes, 14 de diciembre de 2009

CHILE, ELECCIONES 2009 Y AVANCE DE LA IZQUIERDA

Periódico El Ciudadano
Jose Manuel Infante 1956
Fono +56 (2) 2050183
Ñuñoa, Santiago de Chile
Según las últimas cifras dadas a conocer, Sebastián Piñera obtuvo 3.056.526 votos lo que corresponde a 44,05%; Eduardo Frei alcanzó 2.053.514, un 29,6%; Marco Enríquez-Ominami tuvo 1.396.655 votos, o sea, un 20,13%, mientras que Jorge Arrate se tuvo el respaldo de 430.824 electores, que representan un 6,21%.
Estas cifras corresponden al 99,42% de las mesas escrutadas. No hay gran novedad en estas elecciones: Los candidatos de la Coalición por el Cambio y de la Concertación son quienes se medirán en segunda vuelta el próximo 17 de enero.
En un final anticipado por las encuestas, no deja de llamar la atención el apoyo obtenido por Enríquez, quien de candidato out sider a la coalición oficialista pasó a alcanzar un tercer lugar, cuya votación será ahora el objetivo de las candidaturas de la derecha y la Concertación.
Aunque si bien la diferencia entre Piñera y Frei es de 15% del electorado, el llamado a un pacto para evitar un futuro gobierno de derecha, hecho por Arrate, es el peor dolor de cabeza del candidato empresario, ya que presentaría un frente similar a los últimos balotajes en los que una clara mayoría de votos terminó apoyando al llamado ‘mal menor’ o candidato concertacionista.
En la segunda vuelta de la elección anterior, Piñera subió del 25,41% de los votos a un 46,50%, recogiendo algunos votos de Joaquín Lavín, los que no le alcanzaron a superar el 53,5% que obtuvo Bachelet, quien en primera vuelta había obtenido un 45,96% de respaldo. Más alarmante resulta para Piñera el hecho de que en aquella elección, su candidatura y la de Lavín sumaron 48,6% de apoyo, pero 140 mil votantes del ex acalde UDI no se plegaron al empresario.
Similar situación ocurrió en 1999, cuando en el balotaje el candidato oficialista, Ricardo Lagos obtuvo un 51,31% de adhesiones frente al 48,69% que obtuvo Lavín.
En ambas ocasiones los votos de la izquierda fueron claves en el triunfo del oficialismo, pese a que después en los discursos triunfantes los burócratas acusan el triunfo a la ‘obra de la Concertación’.
Por ello ahora el oficialismo está obligado a negociar y presentar un proyecto de país que incluya los anhelos de quienes votaron por Enríquez y Arrate, instancia necesaria ante la presión simbólica del 44,03% obtenido por el candidato derechista. La coalición gobernante está obligada a dar señales convincentes para un electorado crítico y esquivo que suman un 26% de los votos, los justos para superar a Piñera.
EL MAL MENOR
Con el fin de no entregar el gobierno a la derecha, Jorge Arrate reiteró su compromiso de apoyar a Frei. Además agregó que los resultados han sido un “un avance” para la izquierda y su candidatura “ha contribuido a romper la exclusión”.
Arrate dijo que “nuestra inclinación y disposición es que la derecha no debe llegar al gobierno. Estamos dispuestos para que lo anterior no pase”, condicionando su apoyo a “un diálogo, a nadie le vamos a dar un cheque en blanco”. Además emplazó a Enríquez a unirse en contra de Piñera y lo llamó a “tener confianza en un proyecto común”.
Por su parte, en horas de la mañana del lunes, Guillermo Teillier, presidente del PC, sostuvo que el respaldo al candidato DC está determinado a compromisos políticos y sociales del oficialismo. “Me parece que la mayoría de los chilenos no quiere que gane la derecha, pero si bien eso es cierto también hay una gran mayoría de chilenos que no quiere que las cosas continúen exactamente como están”- dijo Teillier.
El dirigente comunista agregó que se sentarán a conversar con Frei “para tratar de presentarle al país una plataforma mínima que exprese en gran medida algunos de esos cambios que son tan necesarios yo creo que si se le plantea al país, a los electores, una propuesta como esta se puede dar la batalla con éxito contra la derecha”.
De esta situación saben muy bien en el comando de Frei, quien es el candidato concertacionista que obtiene el apoyo más deplorable en la historia del conglomerado, no superando el 30% de apoyo. Jorge Pizarro, senador DC y asesor del comando, pone el énfasis en que el objetivo será cautivar al 55% del electorado que en las segundas vueltas anteriores no ha apoyado a la derecha. “La segunda vuelta la vamos a ganar voto a voto, dialogando con todos. Con el 55% que están por un Chile libre y democrático”- sostuvo el senador.
LA INDECISIÓN DEL DÍSCOLO
Marco Enríquez Ominami sabe que el respaldo político que obtuvo es la base para futuras tentativas electorales, por lo que no podrá desmarcarse fácilmente de su discurso anti elite concertacionistas que lo caracterizó en campaña. No en vano luego de enterarse de que no iba a segunda vuelta dijo que “el debate que hemos propuesto llegó para quedarse”.
Enríquez dejó en libertad de decisión a quienes lo apoyaron en esta elección, lanzando además la frase: “Eduardo Frei y Sebastián Piñera se parecen demasiado”.
Pero una cosa es la que diga él y otra son los electores. Si bien su apoyo está signado por un rechazo a los viejos tercios concertacionistas, a la hora de votar sus electores saben muy bien que un gobierno de derecha es más brutal que las administraciones concertacionistas.
En función de ello, Teillier dijo que “los que tienen que cambiar son los electores, si no acoge el llamado Marco Enríquez, entonces hay que hablarle a los electores, y esa es una tarea sustancial que todos aquellos que no queremos que gane la derecha tenemos por delante”.
EL CAMINO DE FREI
Si bien la comodidad del triunfo es el principal resorte de la andanada comunicacional que iniciará en los próximos días el candidato derechista, las encuestas y los resultados de las elecciones le dejan a Piñera una gran incertidumbre sobre sus posibilidades de llegar a ser presidente: Su techo electoral siempre no fue más allá del 48%. Es decir, en todas las elecciones hay un 50% más uno que simplemente no quiere que gane la derecha.
Claro que en esta oportunidad será difícil que los votos que en balotajes pasado salvaron a la Concertación, vuelvan a hacerlo con un candidato probadamente neoliberal, como lo es Frei. El ex presidente no tiene la sonrisa de Bachelet ni la confianza de la izquierda (que hizo añicos después) que tenía Ricardo Lagos.
Por ello no le queda otra que amarrarse a la popularidad de Bachelet (tan extraña y precaria como la que también los medios de derecha acusaban a Lagos antes de salir de La Moneda), por lo que en sus primeros discursos ha enfatizado el compromiso de continuar con las políticas de género y de protección social del actual gobierno.
“Deseo valorar también lo que han hecho en esta carrera presidencial lo que hicieron Jorge Arrate y Marco Enríquez-Ominami porque han puesto temas en el debate, han hecho propuestas valiosas que yo voy a acoger como propias, porque expresan valores que compartimos”- sostuvo Frei.
El Ciudadano
VEA EL RESULTADO DE LAS ELECCIONES AQUÍ

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