Un 24 de Mayo de 1,973
Mayo-Junio 73: Rebelión Popular en Chimbote
CRISTOBAL ESPINOLA MINCHOLA, dirigente de los siderúrgicos y de la CGTP, cayó abatido por una bala asesina disparada por orden del Capitán G.R. César Caquis durante la sangrienta represión contra una pacífica manifestación los trabajadores de Siderperú y el pueblo de Chimbote. Era el 24 de mayo de 1973, día del paro departamental de Ancash.
José Reyes Carranza
La histórica lucha de mayo y junio del año 1973, en Chimbote, es uno de los picos más altos de la lucha política de la clase obrera y el pueblo, a nivel nacional, contra la junta militar de gobierno del general Juan Velasco Alvarado y sus órganos corporativos de control social. Marca también el punto de quiebre de 30 años de primacía política del partido aprista en el movimiento obrero y popular chimbotano.
Crisis de la industria pesquera
El vertiginoso crecimiento de la industria pesquera y la producción de acero y derivados del complejo siderúrgico convierten a Chimbote en el Primer Puerto Pesquero del Mundo y Capital Industrial del Perú. Ambos procesos van a dar origen, a su vez, a dos fenómenos sociales únicos en el país: una gigantesca oleada migratoria que eleva la población de 15,600, el año 1950, a más de 200,000 en 1970; y una población económicamente activa –llegada de todos los suyos- que sobrepasa los 50,000 asalariados. Esto último dará a la ciudad la típica fisonomía proletaria cuyos “hervores” cautivan para siempre a José María Arguedas.
La brutal depredación de la anchoveta agravada por la presencia de la corriente de “El Niño”, el año 1973 da lugar a la más grave crisis de la industria pesquera del país. Para tener una idea clara de la magnitud de la depredación, tolerada por autoridades corruptas, veamos las siguientes cifras. El IMARPE había establecido como máximo de captura anual 8 millones de TM. Sin embargo, en 1970 se captura 12´300,000 TM, en 1971 10´300,000 TM y en 1972 4´000,000 TM. La veda larga decretada para preservar la especie paraliza la industria. Pero mientras los harineros y conserveras perciben sus jornales los pescadores no reciben ni un céntimo; por ser trabajadores “a destajo” sólo ganan cuando producen.
La crisis es de tal magnitud que los industriales y armadores se declaran en quiebra, y el gobierno se ve obligado a ejecutar un programa de ayuda social a los pescadores para evitar la explosión social. Diariamente se les entrega bolsas de alimentos a cambio de trabajo comunitario. Sin embargo, la crisis repercute en ramas industriales y de servicios conexos a la actividad pesquera y en el pequeño comercio. Es decir, la crisis afecta a casi toda la población. Esta podría ser, entre otras, una de las razones por la que el pueblo se integraría de manera decidida a la lucha de los pescadores, primero, y luego a la de los siderúrgicos.
Actores sociales y políticos
La configuración proletaria de la ciudad se reflejará, de manera más nítida, en las organizaciones sindicales y populares que bajo influencia del PCP, PCdel P-PR, VR, MIR, POM-R y PCdel P-BR zanjarán con las posiciones conciliadoras y patronales del “sindicalismo libre” que patrocina el APRA para asumir el sindicalismo “clasista”. Esta nueva corriente ideológica y política fortalece las organizaciones sindicales y populares y eleva el nivel de conciencia de los trabajadores, pobladores y estudiantes. El triunfo de la Revolución Cubana favorecerá el mayor desarrollo de la prédica socialista.
Los sectores sociales protagónicos del levantamiento popular de mayo-junio del 73 son los pescadores, siderúrgicos, maestros, obreros de la construcción, pobladores barriales y estudiantes. La convulsión social la inician los pescadores. La crisis, que los golpea con ferocidad, los lleva a reactivar la histórica Agrupación Clasista de Pescadores Dionisio Horna Vásquez, y luego de un arduo trabajo de esclarecimiento organizan la recuperación del sindicato en manos de Franco Baca Bazán y sus socios Víctor Peredo, Gil Peñaranda, etc, quienes permanecen 4 años sin convocar asambleas ni asumir la defensa de los agremiados, pues como cabezas visibles del MLR y la CTRP se encuentra al servicio de la Junta Militar que gobierna el país.
Son los siderúrgicos los que dan sustento político y de masas a la rebelión popular del 24 y 25 de mayo. Con una clara comprensión del peligro de la intervención gubernamental y de sus organismos corporativos en los sindicatos los siderúrgicos se lanzan a la lucha en respaldo de la Junta Directiva Transitoria desalojada brutalmente por el MLR con apoyo del SINAMOS, autoridades políticas, PIP, GC y GR, y trabajan por el Paro Provincial de la FESIDETA en solidaridad con los pescadores y contra la Junta Militar y los organismos extraños a los trabajadores.
Los trabajadores de la construcción, los maestros, los pobladores de barriadas y los estudiantes secundarios son fuerzas sociales que también aportan para darle al movimiento de masas la rebeldía y contundencia que tuvo en mayo de 1973.
Los hechos
Los hechos que van a producir el estallido social son los siguientes: La recaptura del Sindicato de Pescadores, el 1 de mayo, por los matones del MLR con apoyo del gobierno; el boicot, el día 7, a la asamblea convocada por la directiva transitoria (JDT) para elegir la junta directiva, y el encarcelamiento de Hugo Callán y Jaime Sussoni, dirigentes de la JDT; Máximo González y Juan Torres, delegados ante la Federación de Pescadores, y Julián Huamán, Rubén Arana y Julio Reyes, del Comité de Disciplina.
El anuncio de la estatización de la industria pesquera –el 7 de mayo- es recibido en medio de intensas movilizaciones de protesta. A las 2.30 de la tarde la muchedumbre cerca el local de la PIP –donde están recluidos los pescadores- y exige su inmediata libertad. Temiendo la toma de su local, el jefe de la PIP embarca a los presos a Lima. Al percatarse de la maniobra la multitud se enardece y agita consignas contra el gobierno y
las autoridades. Los “sinchis” dispersan con bombas y balas a miles de manifestantes. Desde este momento la lucha de los pescadores es también de todo el pueblo.
El 24 de mayo se realiza el paro provincial de la FESIDETA en solidaridad con los pescadores. Por toda la ciudad se realizan violentas manifestaciones de protesta. La policía se moviliza en camionetas artilladas disparando ráfagas de metralleta y decenas de bombas lacrimógenas. Los trabajadores y el pueblo responden con palos y piedras. Chimbote luce como una ciudad en guerra. El acontecimiento que modifica el curso de la lucha es la muerte del estudiante Humberto Miranda y el abaleamiento de Cristóbal Espinola. Los enfrentamientos cada vez son más violentos. Se reporta detenciones y decenas de heridos de bala entre los manifestantes. Los siderúrgicos acuerdan unificar sus sindicatos y se declaran en huelga indefinida exigiendo sanción para los responsables de la masacre y elecciones democráticas en el Sindicato de Pescadores
El día 25, a partir de las 10.00 AM., se reproducen los violentos enfrentamientos del día anterior. Por la tarde una multitud destruye e incendia, en el pueblo joven el Progreso, el local del SINAMOS. El gobierno declara a Chimbote en estado de emergencia, suspende las garantías constitucionales e instaura el toque de queda. El día 26, 15,000 personas acompañan el féretro del estudiante Miranda. A las 10.00 AM. SIDERPERU y el gobierno dan a conocer un sospechoso“sabotaje”, fabricado para justificar la represión legal y policial contra los siderúrgicos.
El gobierno asume la iniciativa. El 27 emite el DL 20043 declarando a SIDERPERU en emergencia. El 29, en asamblea, FESIDETA aprueba el plazo de 72 horas para ir a la huelga pero el 3 de junio ésta fracasa. El 9 de junio los siderúrgicos, en doble votación, ratifican la continuidad de la huelga; y el gobierno la declara ilegal y autoriza el despido de quienes no se reincorporen a sus puestos de trabajo a partir del día 11. La madrugada del 10 de junio los sinchis toman por asalto los sindicatos de obreros y empleados y por la mañana inician detenciones selectivas, entre ellas la de Segundo Salvador Rodríguez, secretario general del Sindicato Obrero.
En un ambiente de feroz hostigamiento y debilitamiento de fuerzas los siderúrgicos levantan la huelga el 10 de junio y al día siguiente se reincorporan a sus actividades productivas. Ese mismo día son detenidas María Teresa Fajardo y Violeta Aguinaga, así como Luis Apau, Oswaldo García, Juan Castillo, Maynor Freyre, JJ. Ruiz de Castilla, Américo Cáceres, Carlos Paz y Eduardo Loryber. El 13 se conoce la muerte de Cristóbal Espinola y el 14 se realiza el entierro, en un clima de impotencia y humillación. La racha represiva continuará hasta el 23 de junio con la detención de José Castro Solis, secretario general de FESIDETA y de Arístides Córdova, secretario general del Sindicato de Empleados de SIDERPERU. De esta manera concluye esta experiencia de lucha que como nunca antes fue de todo el pueblo.
Conclusiones
La lucha política de mayo-junio del 73 potencia la organización y conciencia de los trabajadores y el pueblo, afirma la presencia de la izquierda y marca el inicio del fin de la hegemonía aprista en los sindicatos. El trabajo unitario de obreros, pobladores y estudiantes da resultados y forja, en la práctica, la alianza obrero-popular-estudiantil bajo liderazgo de la clase obrera. La prensa popular juega un rol fundamental como instrumento de educación, propaganda, agitación y organización. Mediante ella los trabajadores contrarrestan la furiosa propaganda del gobierno (SINAMOS) y de la empresa. Los trabajadores aprenden también que no pueden luchar aislados de otros sectores sociales, cuyo apoyo deben saber ganar.
Sin embargo, hubo errores que costaron caro a los siderúrgicos. El primero de ellos fue la pérdida de vista de los objetivos de la lucha y no comprender, cabalmente, sus alcances y limitaciones. La radicalización del enfrentamiento rebasó la capacidad de conducción de las vanguardias y la espontaneidad de las masas empujó hacia adelante. Tampoco se evaluó adecuadamente la decisión política del gobierno militar, dispuesto a todo para mantener a Baca y sus secuaces en el control del sindicato de Pescadores, la base más importante de la CTRP gobiernista.
El costo social de estas heroicas luchas fue elevado, pero los trabajadores y el pueblo aprendieron y fortalecieron sus organismos para en el futuro obtener grandes victorias.
Mayo-Junio 73: Rebelión Popular en Chimbote
CRISTOBAL ESPINOLA MINCHOLA, dirigente de los siderúrgicos y de la CGTP, cayó abatido por una bala asesina disparada por orden del Capitán G.R. César Caquis durante la sangrienta represión contra una pacífica manifestación los trabajadores de Siderperú y el pueblo de Chimbote. Era el 24 de mayo de 1973, día del paro departamental de Ancash.
José Reyes Carranza
La histórica lucha de mayo y junio del año 1973, en Chimbote, es uno de los picos más altos de la lucha política de la clase obrera y el pueblo, a nivel nacional, contra la junta militar de gobierno del general Juan Velasco Alvarado y sus órganos corporativos de control social. Marca también el punto de quiebre de 30 años de primacía política del partido aprista en el movimiento obrero y popular chimbotano.
Crisis de la industria pesquera
El vertiginoso crecimiento de la industria pesquera y la producción de acero y derivados del complejo siderúrgico convierten a Chimbote en el Primer Puerto Pesquero del Mundo y Capital Industrial del Perú. Ambos procesos van a dar origen, a su vez, a dos fenómenos sociales únicos en el país: una gigantesca oleada migratoria que eleva la población de 15,600, el año 1950, a más de 200,000 en 1970; y una población económicamente activa –llegada de todos los suyos- que sobrepasa los 50,000 asalariados. Esto último dará a la ciudad la típica fisonomía proletaria cuyos “hervores” cautivan para siempre a José María Arguedas.
La brutal depredación de la anchoveta agravada por la presencia de la corriente de “El Niño”, el año 1973 da lugar a la más grave crisis de la industria pesquera del país. Para tener una idea clara de la magnitud de la depredación, tolerada por autoridades corruptas, veamos las siguientes cifras. El IMARPE había establecido como máximo de captura anual 8 millones de TM. Sin embargo, en 1970 se captura 12´300,000 TM, en 1971 10´300,000 TM y en 1972 4´000,000 TM. La veda larga decretada para preservar la especie paraliza la industria. Pero mientras los harineros y conserveras perciben sus jornales los pescadores no reciben ni un céntimo; por ser trabajadores “a destajo” sólo ganan cuando producen.
La crisis es de tal magnitud que los industriales y armadores se declaran en quiebra, y el gobierno se ve obligado a ejecutar un programa de ayuda social a los pescadores para evitar la explosión social. Diariamente se les entrega bolsas de alimentos a cambio de trabajo comunitario. Sin embargo, la crisis repercute en ramas industriales y de servicios conexos a la actividad pesquera y en el pequeño comercio. Es decir, la crisis afecta a casi toda la población. Esta podría ser, entre otras, una de las razones por la que el pueblo se integraría de manera decidida a la lucha de los pescadores, primero, y luego a la de los siderúrgicos.
Actores sociales y políticos
La configuración proletaria de la ciudad se reflejará, de manera más nítida, en las organizaciones sindicales y populares que bajo influencia del PCP, PCdel P-PR, VR, MIR, POM-R y PCdel P-BR zanjarán con las posiciones conciliadoras y patronales del “sindicalismo libre” que patrocina el APRA para asumir el sindicalismo “clasista”. Esta nueva corriente ideológica y política fortalece las organizaciones sindicales y populares y eleva el nivel de conciencia de los trabajadores, pobladores y estudiantes. El triunfo de la Revolución Cubana favorecerá el mayor desarrollo de la prédica socialista.
Los sectores sociales protagónicos del levantamiento popular de mayo-junio del 73 son los pescadores, siderúrgicos, maestros, obreros de la construcción, pobladores barriales y estudiantes. La convulsión social la inician los pescadores. La crisis, que los golpea con ferocidad, los lleva a reactivar la histórica Agrupación Clasista de Pescadores Dionisio Horna Vásquez, y luego de un arduo trabajo de esclarecimiento organizan la recuperación del sindicato en manos de Franco Baca Bazán y sus socios Víctor Peredo, Gil Peñaranda, etc, quienes permanecen 4 años sin convocar asambleas ni asumir la defensa de los agremiados, pues como cabezas visibles del MLR y la CTRP se encuentra al servicio de la Junta Militar que gobierna el país.
Son los siderúrgicos los que dan sustento político y de masas a la rebelión popular del 24 y 25 de mayo. Con una clara comprensión del peligro de la intervención gubernamental y de sus organismos corporativos en los sindicatos los siderúrgicos se lanzan a la lucha en respaldo de la Junta Directiva Transitoria desalojada brutalmente por el MLR con apoyo del SINAMOS, autoridades políticas, PIP, GC y GR, y trabajan por el Paro Provincial de la FESIDETA en solidaridad con los pescadores y contra la Junta Militar y los organismos extraños a los trabajadores.
Los trabajadores de la construcción, los maestros, los pobladores de barriadas y los estudiantes secundarios son fuerzas sociales que también aportan para darle al movimiento de masas la rebeldía y contundencia que tuvo en mayo de 1973.
Los hechos
Los hechos que van a producir el estallido social son los siguientes: La recaptura del Sindicato de Pescadores, el 1 de mayo, por los matones del MLR con apoyo del gobierno; el boicot, el día 7, a la asamblea convocada por la directiva transitoria (JDT) para elegir la junta directiva, y el encarcelamiento de Hugo Callán y Jaime Sussoni, dirigentes de la JDT; Máximo González y Juan Torres, delegados ante la Federación de Pescadores, y Julián Huamán, Rubén Arana y Julio Reyes, del Comité de Disciplina.
El anuncio de la estatización de la industria pesquera –el 7 de mayo- es recibido en medio de intensas movilizaciones de protesta. A las 2.30 de la tarde la muchedumbre cerca el local de la PIP –donde están recluidos los pescadores- y exige su inmediata libertad. Temiendo la toma de su local, el jefe de la PIP embarca a los presos a Lima. Al percatarse de la maniobra la multitud se enardece y agita consignas contra el gobierno y
las autoridades. Los “sinchis” dispersan con bombas y balas a miles de manifestantes. Desde este momento la lucha de los pescadores es también de todo el pueblo.
El 24 de mayo se realiza el paro provincial de la FESIDETA en solidaridad con los pescadores. Por toda la ciudad se realizan violentas manifestaciones de protesta. La policía se moviliza en camionetas artilladas disparando ráfagas de metralleta y decenas de bombas lacrimógenas. Los trabajadores y el pueblo responden con palos y piedras. Chimbote luce como una ciudad en guerra. El acontecimiento que modifica el curso de la lucha es la muerte del estudiante Humberto Miranda y el abaleamiento de Cristóbal Espinola. Los enfrentamientos cada vez son más violentos. Se reporta detenciones y decenas de heridos de bala entre los manifestantes. Los siderúrgicos acuerdan unificar sus sindicatos y se declaran en huelga indefinida exigiendo sanción para los responsables de la masacre y elecciones democráticas en el Sindicato de Pescadores
El día 25, a partir de las 10.00 AM., se reproducen los violentos enfrentamientos del día anterior. Por la tarde una multitud destruye e incendia, en el pueblo joven el Progreso, el local del SINAMOS. El gobierno declara a Chimbote en estado de emergencia, suspende las garantías constitucionales e instaura el toque de queda. El día 26, 15,000 personas acompañan el féretro del estudiante Miranda. A las 10.00 AM. SIDERPERU y el gobierno dan a conocer un sospechoso“sabotaje”, fabricado para justificar la represión legal y policial contra los siderúrgicos.
El gobierno asume la iniciativa. El 27 emite el DL 20043 declarando a SIDERPERU en emergencia. El 29, en asamblea, FESIDETA aprueba el plazo de 72 horas para ir a la huelga pero el 3 de junio ésta fracasa. El 9 de junio los siderúrgicos, en doble votación, ratifican la continuidad de la huelga; y el gobierno la declara ilegal y autoriza el despido de quienes no se reincorporen a sus puestos de trabajo a partir del día 11. La madrugada del 10 de junio los sinchis toman por asalto los sindicatos de obreros y empleados y por la mañana inician detenciones selectivas, entre ellas la de Segundo Salvador Rodríguez, secretario general del Sindicato Obrero.
En un ambiente de feroz hostigamiento y debilitamiento de fuerzas los siderúrgicos levantan la huelga el 10 de junio y al día siguiente se reincorporan a sus actividades productivas. Ese mismo día son detenidas María Teresa Fajardo y Violeta Aguinaga, así como Luis Apau, Oswaldo García, Juan Castillo, Maynor Freyre, JJ. Ruiz de Castilla, Américo Cáceres, Carlos Paz y Eduardo Loryber. El 13 se conoce la muerte de Cristóbal Espinola y el 14 se realiza el entierro, en un clima de impotencia y humillación. La racha represiva continuará hasta el 23 de junio con la detención de José Castro Solis, secretario general de FESIDETA y de Arístides Córdova, secretario general del Sindicato de Empleados de SIDERPERU. De esta manera concluye esta experiencia de lucha que como nunca antes fue de todo el pueblo.
Conclusiones
La lucha política de mayo-junio del 73 potencia la organización y conciencia de los trabajadores y el pueblo, afirma la presencia de la izquierda y marca el inicio del fin de la hegemonía aprista en los sindicatos. El trabajo unitario de obreros, pobladores y estudiantes da resultados y forja, en la práctica, la alianza obrero-popular-estudiantil bajo liderazgo de la clase obrera. La prensa popular juega un rol fundamental como instrumento de educación, propaganda, agitación y organización. Mediante ella los trabajadores contrarrestan la furiosa propaganda del gobierno (SINAMOS) y de la empresa. Los trabajadores aprenden también que no pueden luchar aislados de otros sectores sociales, cuyo apoyo deben saber ganar.
Sin embargo, hubo errores que costaron caro a los siderúrgicos. El primero de ellos fue la pérdida de vista de los objetivos de la lucha y no comprender, cabalmente, sus alcances y limitaciones. La radicalización del enfrentamiento rebasó la capacidad de conducción de las vanguardias y la espontaneidad de las masas empujó hacia adelante. Tampoco se evaluó adecuadamente la decisión política del gobierno militar, dispuesto a todo para mantener a Baca y sus secuaces en el control del sindicato de Pescadores, la base más importante de la CTRP gobiernista.
El costo social de estas heroicas luchas fue elevado, pero los trabajadores y el pueblo aprendieron y fortalecieron sus organismos para en el futuro obtener grandes victorias.
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