María Eugenia de la Puente:
“Estoy muy identificada con mi patria”
Hija de un guerrillero muerto cuando ella tenía diez meses de nacida, creció en Cuba y México. Regresó, hoy brilla como empresaria. Su mayor compromiso, empero, es lograr que el trabajador peruano interiorice los favores de una gestión de calidad. Solo así –asegura- el país saldrá adelante
La empresaria que el año pasado facturó unos 30 millones de soles, acaba de recibirse como administradora. Lo hizo por cumplir con el formalismo, pues el oficio ya lo había aprendido en la cancha. María Eugenia De la Puente tampoco terminó el colegio en una escuela, pues su madre maestra consideró que sus hijos se formarían mejor en casa.
RESUMEN BIOGRÁFICO
Nació un año antes de que su papá, al frente de la guerrilla del Movimiento de Izquierda Revolucinaria (MIR) partiera al Cusco para iniciar una revolución con el apoyo del campesinado. Su padre murió en el intento. Ella, a la cabeza de Dentilab del Perú, una empresa que fabrica productos médicos descartables, no solo da trabajo a cientos de peruanos, está formando a ciudadanos que juntos podrían lograr un Perú mejor.
Está levantando una nueva fábrica en Lima Norte. En esos 7.000 metros cuadrados está habilitando espacios para dar trabajo a minusválidos. ¿Por qué lo hace?
Porque esa es la obligación de todo empresario. Esa debería ser parte de nuestra responsabilidad social empresarial; y algo por lo que no se nos tendría que dar un reconocimiento o un valor especial. Nosotros vamos a hacer rampas, en mi planta actual no puedo contratar a personas con parálisis o algún problema en las piernas porque no tengo rampas, solo escaleras.
Estudió en México. Allá, con su hermano y su madre fundaron una hoy reconocida industria de dispositivos médicos…
Sí, es la primera empresa mexicana en dispositivos médicos.
UNA ENTREVISTA INTERESANTE
Si todo marchaba tan bien allá, ¿por qué regresó al Perú?
Porque soy muy… no sé si usar la palabra nacionalista (ríe)… pero esa es la palabra. Yo soy una persona muy identificada con mi patria.
Vendió sus acciones y con ese dinero abrió aquí la empresa. No tenía conocimientos, no había hecho una carrera.
Entre comillas no tenía conocimientos, porque yo estaba muy preparada en temas de administración: yo inicié Dentilab en México con mi hermano y con mi mamá, nosotros nos iniciamos como importadotes y yo gané bastante experiencia en importaciones y comercialización de productos; y, en el proceso, nos fuimos convirtiendo en fabricantes.
Todo lo aprendió sobre la marcha.
Sí, porque yo empecé a trabajar a los 16 años.
Su labor, sin embargo, no es únicamente empresarial. También trabaja con gremios de agricultores, pescadores…
De enfermeras, asistentas sociales… ¡Yo manejo un tema muy lindo! Hace siete años fuimos la primera empresa de dispositivos médicos en obtener un certificado de calidad (ISO), y cuando pregunté cuántas empresas certificadas había en el Perú, me dijeron que entonces eran 150. La empresa que nos había certificado era colombiana. Les pregunté: “¿Y en Colombia?”. “Cuatro mil”. Entonces dije: “Yo voy a poner mi granito de arena y apoyar en el tema de certificación”; y desde esa fecha vengo apoyando en temas de gestión de la calidad. Acá tengo un auditorio en el que damos charlas gratuitas, tenemos ya a más de dos mil personas capacitadas.
¿De qué le sirve a una enfermera, a un pescador, conocer de gestión de calidad?
El pescador artesanal, por ejemplo, tiene que conocer cuáles son las características de calidad mínimas que debe tener su producto para que pueda ser consumido por el mercado. Tenemos que darles una consciencia de lo que es calidad. Si se tratase de acuicultores, que cultivan conchas de abanico, les explicamos qué es lo que requieren para poder exportar.
Está sembrando ciudadanos que van a ejercer su oficio con una mayor calidad.
Tiene que ser así, porque sino no van a poder exportar. De nada nos va a servir firmar Tratados de Libre Comercio si es que de la mano no vamos con el tema de la gestión de la calidad y certificaciones internacionales.
Es hija de Luis De la Puente Uceda. Él murió cuando usted tenía un año.
Diez meses.
¿Cómo se crece sabiendo que su papá fue un guerrillero?
Con muchísimo orgullo, porque él fue un guerrillero siendo, a la vez, hijo de los grandes terratenientes del norte: la hacienda de los Uceda es hoy una provincia: Julcán (en La Libertad).
Ha dicho que su papá es el Che Guevara del Perú.
Sí.
Su papá decidió usar las armas. Su arma, más bien, es la orientación, así está formando a pescadores, agricultores, enfermeras…
Es importante ubicarnos en el tiempo: 1965 (cuando al frente del MIR, en el Cusco, De la Puente Uceda se levantó y murió) es sumamente distinto a 2010. Y dadas las circunstancias, mi papá murió por una reforma agraria que años después se dio. Muchos piensan que la reforma agraria retrasó al Perú, yo no lo veo así: la reforma agraria le dio al campesino la posición que debía tener. Ya nunca más el campesino fue vendido como parte de una tierra. Eso fue por lo que mi padre dio su vida, y eso se ha cumplido. Ahora tenemos que trabajar mucho más y ya no usar las armas, sino la sensibilidad. Si nosotros no nos sensibilizamos, va a haber otros que utilicen las armas porque siguen habiendo injusticias… No debemos esperar a que se levanten ni protesten, tenemos que ser conscientes de que hay quienes tienen necesidades y de que tenemos que ayudarlos en la medida de nuestras posibilidades. Ese es el mensaje que yo creo estar dando desde hace muchos años.
Esa es su misión, más allá de su labor empresarial.
Yo te aseguro que recibo a más representantes del agro, de la pesca y de demás gremios, que muchos congresistas.
Hasta la fecha ha capacitado a más de dos mil personas, ¿qué ha recibido a cambio?
Nada, salvo la satisfacción de haberlo hecho. Si bien yo doy mi auditorio, algo muy importante que resaltar es que los ponentes tampoco cobran; y te hablo de ponentes de alto nivel. Hemos contado con expertos internacionales que ni siquiera nos han cobrado por su pasaje para estar acá… Yo pienso que la mayor parte de las personas en el mundo somos buenas, lo único que tenemos que hacer es unirnos, integrarnos. Lo que hace falta es iniciativa.
Años después de la muerte de su papá, usted, su madre y su hermano recibieron apoyo de Fidel Castro. Gracias a él recibió educación en Cuba y después a México.
A través del comité central, Fidel Castro nos invitó a Cuba, nos dieron una vida extraordinaria, se ocuparon de todo. Yo siempre comento que nosotros somos industriales gracias a Fidel, que se dio el trabajo de llevarnos a conocer todas las fábricas cubanas. Si tú me preguntas cómo se hace el yogurt, una refrigeradora, los puros… yo sé.
¿Cuál es su opinión de él hoy en día?
Él es un hombre grande. ¡El Ché y Fidel eran uno!
Hoy, tras la muerte de Orlando Zapata (el disidente político preso que murió tras 85 días en huelga de hambre) se está cuestionando más que nunca el régimen cubano.
Imagínate que el Perú estuviera bloqueado, que no permitieran que ningún otro país nos venda algo, ¿qué sería del Perú? Eso sucede con Cuba, y a pesar de todas las injusticias que se dan, Cuba sigue en pie.
¿El poder enceguece?
En el caso de Fidel, no.
¿Usted cree que la imagen, la labor del empresario peruano está cambiando para mejor
El empresario es una persona que se esfuerza.
En las elecciones pasadas a Lourdes Flores el APRA la calificó como la candidata de los ricos, de los empresarios; y se la tumbaron. Usted es empresaria.
Si me ubicas como clase o por mi situación económica –yo soy principal contribuyente-, yo estaría en la A. Pero, si tú me ves trabajando con mis campesinos, me vas a ver como Z.
¿Y dónde se siente mejor?
Solo basta que yo salga a la carretera para que me sienta feliz, porque el aire es otro, el ambiente es otro. Yo me dedico bastante a la parte social, pero siempre estoy pendiente de todo lo que pasa en la empresa.
Tiene tres hijos, ¿cómo redunda en ellos toda esta labor que realiza?
Es difícil ser madre y empresaria. Todo en la vida tiene un precio. Todo en la vida es un sacrificio.
¿Cuál es el precio que está pagando?
El no estar el suficiente tiempo con mis hijos.
Dentilab del Perú
Empresa que fabrica y comercializa dispositivos médicos (jeringas, catéteres, guantes…). Con 12.000 intis, María Eugenia la inició el 87.
Crecimiento
Con 260 empleados, está levantando una nueva planta de 7.000 metros cuadrados en Lima Norte. El año pasado facturó 30 millones de soles.
FICHA
Nombre: María Eugenia De la Puente De la Puente de Ontaneda.
Colegio: Empezó en el Instituto Pedagógico Nacional de Mujeres, en Lima; siguió en Cuba y después en México, donde terminó a través del sistema de educación abierto.
Estudios: Administradora de empresas de la Universidad Alas Peruanas.
Edad: 46 años.
Cargo: Propietaria y gerenta general de Dentilab del Perú.
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