Por: Ubaldo Tejada Guerrero.
La dependencia es la relación entre señor y siervo, que un país dominante urde de mil maneras sutiles alrededor de sus satélites.
En el Perú, los hilos de esa red son tantos que llegan a parecer naturales y podemos vivir entre ellos sin percibirlos, pero que han dado un salto cualitativo, se ha pasado de la delincuencia común a la mafiocracia en el Estado, ensombreciendo el panorama electoral 2014-2016.
Haciendo memoria del saqueo en el Perú, desde 1,990, y con mayor precisión desde el 5 de abril de 1,992, hasta el 2014, se nos viene diciendo en el Perú, que las ideologías pasaron de moda. Sin embargo se ha establecido la ideología del mercado del neoliberalismo, que es una forma de "capitalismo salvaje", que pone al "tener" sobre el "ser", la "ganancia" sobre la "persona humana", que termina haciendo mas ricos a los ricos y mas pobres a los pobres.
El aspecto mas visible de la dependencia es el económico, pero existe al mismo tiempo en la globalización neoliberal, un esfuerzo permanente para conquistar la mente, para alcanzar el dominio cultural e intelectual.
El papel del Estado peruano en ésta república agotada, de nuestro capitalismo fue siempre el de llenar los espacios vacíos de la economía nacional, que no son atractivos al capital extranjero. En ésto se resume "la inversión privada como motor del desarrollo nacional".
Precisemos que las compañías multinacionales, emigran hacia mercados externos, principalmente para aprovechar sus ventajas oligopólicas. Su destino está ligado a la creciente desigualdad, de la distribución de las riquezas en los países subdesarrollados.
Cuanto mas favorezca esa desigualdad a los ricos, mayor será la participación extranjera en la economía nacional.
Las potestades de éste siglo del mundo, conocen hace tiempo a los gobiernos títeres y los que no lo son, así la política y el financiamiento resultan mas baratos que un ejército de ocupación. Además éstos gobiernos son fieles, seguros y tienen ambiciones limitadas, que son mendrugos que recogen para su enriquecimiento ilícito de la mesa del patrón.
Éstos gobiernos títeres, por su incapacidad para lograr apoyo popular espontáneo, provoca la necesidad de permanente intervención de la potencia dominante en el Estado y la vida nacional, donde las políticas de Estado obedecen a dictados del Fondo Monetario Internacional, OCDE, BID, y otros.
Se aproximan las elecciones locales, regionales y nacionales en el Perú 2014-2016, con caudillos, caudillitos y caudillasos, sin plan de gobierno y cuadros idóneos, sin propuestas, pero con un marketing manejado desde los hilos comunicacionales de "El Comercio" y CIA.
Se siguen levantando frases como "plata como cancha", "roba pero hace obra", "la plata llega sola", donde la simpatía y los sentimientos -los ojos- están por encima de la razón o el entendimiento, cuyo final ya conocemos, buscar "outsiders", o eligiendo al "mal menor", que sólo hacen el "mal mayor" al Perú.
La "mafiocracia" convierte a la política en el arte del cinismo, singularmente importante si el candidato ha tenido un peregrinar político prolongado y con borrones y cuentas nuevas. Hago la salvedad, que las decisiones de un poder del Estado, pueden haber sido tomadas legalmente, pero no son éticas, son inmorales.
Hoy mas que nunca cuando observamos que las decisiones del poder judicial, pueden haber sido tomadas de acuerdo a ley, pero la moral ciudadana las repudia, por huele a "repartija".
Desgraciadamente en el Perú sigue siendo una práctica normal, que al llegar al poder, el candidato se olvide de sus promesas o de su plan de gobierno, cuyo compromiso termina al final en una "hoja de ruta" como medio para llegar al poder.
Como pueblo, debemos exigir a los políticos, a los responsables de cualquier institución pública o privada, y a nosotros mismos, que pongamos de moda la virtud de la verdad. Es decir los medios que usen, deben ser coherentes con los propósitos que sustenta. Deben quitarse la máscara y ser transparentes, pues si no hace lo correcto, sin tener el poder ¿Qué podemos esperar teniéndolo?
Si la persona que asume la presidencia, no sólo no cumple, sino que hace todo lo contrario ¿Debe haber lugar para su remoción? ¿Qué controles encontramos en nuestra Constitución? ¿Qué elementos deben ser centrales en su plan de gobierno?
Con el dios mercado, podemos conseguir los mejores profesionales en planificación y en economía, con grandes maestrías y doctorados; y presentar el mejor plan de gobierno, pero de nada serviría, si el candidato es corrupto, mal intencionado, soberbio y lleno de vicios ¿Existen tales hombres idóneos en el Perú?
Algunos dirán, que todo lo anterior es una utopía, pero a quienes piensen así, tendremos que decirles, que padecen de una seria degradación de su fe patriótica y sus valores nacionales.
Hoya mas que nunca, tenemos que expresar, que los elegidos para asumir cargos, en la administración pública, deben entender que el Estado, no es un botín para recuperar su inversiones de campaña o sus jugosos sueldos en la actividad privada, o para hacer de intermediario o testaferro en las grandes licitaciones pública.
Por primera vez en la historia política del Perú, se da un vacío de credibilidad ética en los candidatos. Ante ello la ciudadanía debe vigilar la marcha del gobierno para felicitar la buena gestión o cuestionar las irregularidades.
Existe un nuevo rol asignado a la sociedad nacional emergente, frente a un Estado desbordado: la vigilancia ciudadana, imprescindible en mas que nunca en la gestión pública local, regional y nacional. Ello es un mecanismo obligatorio extensivo a todas las instituciones del Estado y la sociedad civil.
No quiero finalizar, sin señalar que la fe patriótica, es entender que el Perú y la patria grande de Latinoamérica y el Caribe, son mas grandes que todos nuestros problemas, porque nos encontramos en una tierra próspera y bendita, que no ha encontrado gobernantes idóneos, cuya fe patriótica consista en poder en nuestra realidad pluricultural y multinacional, en el ADN de sus pobladores, que existe la visión de cambiar el Perú, convertirlo en un país con desarrollo humano, de justicia social y equidad en la distribución de sus riquezas.
Enfrentamos los peruanos una dura tarea, que nos exige mas tiempo del que estamos dispuesto a sacrificar, ello es la lucha por la liberación nacional de la mafiocracia, recuperando la institucionalidad y la democracia, degradada por la corrupción y el saqueo nacional.
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