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martes, 1 de mayo de 2012

PERÚ: OLLANTA HUMALA Y EL GOBIERNO NACIONALISTA

¿Viraje a la derecha o crónica de una misma política –represiva y neoliberal- anunciada?
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Desde nuestra organización y los espacios sociales en lucha, intentamos poner a debate y proporcionar elementos de análisis sobre aspectos necesarios para desmitificar la imagen del actual gobierno, que ha recibido simpatías de muchos sectores, incluidos compañeros comprometidos pero con propósitos cortoplacistas.

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Ollanta Humala y el gobierno nacionalista

¿Viraje a la derecha o crónica de una misma política –represiva y neoliberal- anunciada?

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En nuestros comunicados anteriores hemos manifestamos que un contexto económico internacional en que el Capitalismo viene “recuperarse de la crisis general” de la que hoy todos hablan, la segunda del periodo de la Globalización, muchos regímenes que presentaban economías otrora “prósperas” en cuanto a indicadores macroeconómicos, hoy se debaten ante el abismo de la recesión, lo cual es un efecto natural y cíclico de la propia naturaleza del modo de producción capitalista. Esto nos confirma que la contradicción principal en el sistema en general sigue siendo la que enfrenta al capital y al Trabajo o al Capitalista y al Proletario, traducida en el ámbito económico y social en la contradicción entre la producción social y la apropiación capitalista de los excedentes; lo cual repercute en los países bajo dependencia económica (o en vías de desarrollo como “amablemente gustan llamarnos) de las potencias capitalistas.
Por ende, lejos de manifestarse este panorama en crisis política de la “derecha capitalista”, esto en lo económico se traduce en un afianzamiento de las mismas políticas económicas pero bajo otros disfraces. Por ello, el reformismo y el oportunismo de “izquierda”, errónea y “entusiastamente” han interpretado estos hechos, al querer ver en ello un viraje “hacia la izquierda” el surgimiento de regímenes presuntamente “de izquierda” en Latinoamérica (con claro matiz populista y asistencialista), en lo político, demostrando un análisis mecanicista y subjetivo, y para nada materialista u olvidando los procesos dialecticos o de avance histórico-social.
Si los imperialismos Norteamericano y de la Unión Europea se debaten en crisis internas en lo económico y financiero, ¿por qué un régimen presuntamente de alianza nacionalista y de izquierda, en lugar de aprovechar la ocasión para implementar siquiera las reformas que durante años pregonaban de llegar al poder del Estado, han preferido optar por una “economía nacional de mercado”, reemplazando la justicia social por la “inclusión social”? Sin duda, en política nada es casual, e incluso los membretes o etiquetas que se coloquen a los nuevos experimentos político-partidistas-gobiernistas dicen mucho de la verdadera naturaleza de las cosas.
Por ello, al analizar el ascenso al poder del régimen encabezado por Ollanta Humala, junto a sus compañeros de viaje de la izquierda reformista, que esta vez en bloque –incluyendo a la otrora izquierda marxista “insurgente”, llamaron a su militancia a votar a favor del caudillo militar, repitiendo el error y frío cálculo político burgués que permitió acceder al poder a Alberto Fujimori en 1990-, decíamos que en el periodo de la globalización, el impacto de las contradicciones económicas y de las propias pugnas entre las potencias llegan hasta el último rincón del planeta “bajo el signo del dólar y la recesión”, por tanto “las grandes potencias buscan mercado para su sobreproducción. De allí que sean necesarios los TLC”. Incluso el ex candidato de la derecha privatista, Pedro Pablo Kuczynski tuvo elocuentes comentarios y elogios respecto a la “gestión económica” en los primeros 100 días de mandato presidencial de Ollanta Humala, a quien ya no ven como la amenaza golpista o “comunista”, sino como de sus más insignes presidentes, “moderado, madurado y acorde a los nuevos tiempos”.
Del mismo modo, tuvo a su favor a mediados de diciembre último las declaraciones del ex presidente Alan García, quien señaló que “yo apoyo, respaldo y aliento a este gobierno”. Recordando con fría ironía que quienes se opusieron a la susodicha inversión de su régimen no eran más que “ciudadanos de segunda categoría” que interferían con el progreso del Perú sin aspirar a entender su idiosincrasia nativa con la naturaleza, con deshonrosos personajes de su partido político que pese a su programa político social-demócrata (afiliada a la Internacional Socialista) en las últimas elecciones evidenciaron su postura reaccionaria de apoyar a la derecha neoliberal y fascistizante.
Habiendo recordado estos aspectos de nuestro análisis primigenio sobre el régimen ollantista, podemos afirmar que era previsible que este gobierno, que los sectores definidos de “socialistas” vendieron en tiempo de elecciones al pueblo como de un proyecto de “izquierda”, prosiguiera con la firma de los Tratados de Libre Comercio (TLC), con esos regímenes capitalistas que buscan desesperadamente mercado para su sobreproducción.
Contexto nacional
Así mismo, casos como los de la intransigente demanda por imponer el proyecto Conga (de la empresa minera trasnacional Newmont, o simplemente Yanacocha) no solamente confirman dramática sino patéticamente, la orfandad teórica y el desvarío ideológico de la izquierda reformista en la senectud de dicho campo ideológico, puesto que durante la campaña electoral hicieron oídos sordos y su vista fue ciega para no querer ver en el programa, que ellos mismos propusieron a Humala y la Hoja de Ruta que este asumiera poco después -hacia la segunda vuelta electoral- dos variedades de una misma tendencia a proseguir el modelo económico neoliberal. Lo cierto es que cuando existe una tendencia mundial hacia profundizar dicho modelo, cualquier planteamiento que no deslinde y marque una ruptura revolucionaria con dicho esquema económico solo será absorbido o se diluirá en una variante más del capitalismo incluso con máscara asistencialista. De allí resulta la “economía nacional de mercado” que aboga por un desarrollo con inclusión social. Es decir, si no se abandona el neoliberalismo, solo se profundiza más y más.
Ahora más que nunca “Conga si va” para el actual gobierno neoliberal, porque necesita una caja chica para cumplir sus promesas populistas de “inclusión social”. Pero ¿qué es la “inclusión social”? sino sólo una frase pomposa y vacía para embaucar al pueblo. Si se prosigue con la economía de mercado, no se ha salido de la línea dl modelo imperante, y si se prosigue con este esquema de hacer política y de mantener las estructuras de división económica se reafirma en el modelo de producción primario exportador, y eso significa que “Conga Si Va”, aunque muchos partidos de izquierda y sectores de activistas griten a voz en cuello a Humala, “Ollanta devuélveme mi voto”, cuando fueron muchos de ellos quienes entregaron la fuerza y el apoyo a cambio de puestos políticos o acomodos en las estructuras de poder.
Si bien es cierto, para quienes somos parte del amplio espectro del movimiento popular la noción de frenar la avanzada de la ultra-derecha (representado en Keiko Fujimori) estaba clara y que por ello, no tuvimos problemas en sumarnos a las fuertes campañas de denuncia en su contra en las calles (compartiendo espacio de lucha con las distintas tiendas políticas de izquierda o populares), tampoco olvidamos nuestra posición dentro del tablero político y con la misma claridad planteamos que una verdadera salida clasista al panorama reciente seguía siendo la acumulación de fuerzas desde abajo y el empoderamiento de los sectores en lucha hacia la construcción de un verdadero y consecuente Poder Popular, edificado y no decretado, que logre viabilizar las demandas sociales y consiga una plataforma de lucha unitaria para hacerle frente a gestiones de turno o caudillos políticos.
No dejemos pasar el hecho de que uno de los mayores representantes de la gran burguesía en nuestro país es Roque Benavides, quien además es Gerente General de la Compañía Minera Buenaventura (principal impulsor del proyecto Minero Conga). Y recordemos que fue la ONG “Reflexión Democrática” ligada hacia él, la que traslado fondos para la campaña electoral de numerosos congresistas de los partidos de Fuerza 2011 (fujimorista), de Alianza por el Gran Cambio (derecha conservadora), del Apra y de Solidaridad Nacional. ¿Sorpresa? No, tal ONG y sus vínculos notorios con la Confiep y la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo han mostrado la importancia que tienen los Señores de la industria minera en viabilizar sus intereses en el Poder Legislativo mediante un amortiguamiento de los que puedan perjudicar su gran apreciable status quo. Gustosos estarán al saber que no habrá la tan publicita “gran transformación” en las relaciones de producción y política nacional sino vergonzoso continuismo neoliberal.
Ahora bien, al margen de que mediáticamente sectores de la izquierda autoritaria pretendan marcar distancias del gobierno por su supuesto viraje a la derecha, como la CGTP (controlada por el PCP-Unidad), no pueden evadir el hecho de que tienen militantes dentro del partido de gobierno y del propio aparato estatal (Ministerio de Trabajo), tampoco el PC Patria Roja, cuyos militantes conocen bien los pasillos del Ministerio de Educación, que se les ha abierto de par en par, así como otros connotados ex líderes de la otrora izquierda burguesa “radical” (Vanguardia Revolucionaria, Partido Comunista Revolucionario, PUM, etc.) ahora comparten asesorías entre ONGs y oficinas de la Administración Pública. Ahora gran parte de la izquierda marxista, aupada sobre los hombros de Ollanta Humala ha accedido al poder del Estado. Además, con el aval de muchos congresistas “de izquierda”, se ha profundizado la tendencia a la centralización del poder burgués y de decisiones legislativas en el gobierno central, con la dación de facultades legislativas a Ollanta para dar normas sobre “lucha” contra la minería informal, es decir, para afianzar los intereses de la minería formal (transnacionales). Por eso Conga va, por eso la formalidad del Parlamento burgués es solo eso, y la dictadura del gran capital es la única realidad.
Aquí llegamos a uno de los puntos centrales del presente comunicado, y es el referido al tan mentado viraje hacia la derecha de Ollanta Humala. A raíz de las últimas maniobras desde el Ejecutivo para imponer el proyecto Congas en Cajamarca (contraviniendo promesas de candidato cuando decía que el agua era más importante que el oro), se han suscitado diversas manifestaciones y protestas principalmente en la zona afectada y con cierto eco en la capital, donde los sectores que apoyaron abiertamente a Humala hoy le reclaman la “traición”. Frente a ello, nosotros como anarquistas manifestamos que tal derechización viene a ser parte de la propia jugada de ciertos grupos de poder y políticos que a rio revuelto intentan tener buena pesca. Es necesario comprender que el proyecto nacionalista de Humala jamás fue de izquierda, solo tuvo el respaldo de la dirigencia izquierdista reciclada que llamó a sus bases a respaldar dicha empresa política. El perfil programático del naciente nacionalismo populista que se plantea desde el gobierno a lo mucho, es la cara lavada de la reacción, y un entrampamiento más para frenar procesos de convergencia y democracia directa o un estallido social en marcha, engatusando el favor de los sectores populares con poca o insuficiente conciencia social, bajo el engaño asistencialista y el clientelaje político.
Lo que sí es cierto es que en las semanas recientes el rostro del gobierno se ha puesto más en evidencia y ha mostrado su lado real al cambiar de manera casi repentina a su primer gabinete ministerial llamado de “concertación” con Salomón Lerner G. a la cabeza, quien dimitió tras el cansancio político al que fue conducido, para rápidamente ser reemplazado por el entonces ministro de Interior, Óscar Valdés (hoy Premier), quien se encargó de darle un rumbo ministerial más anti-popular, al ratificar en el ministerio de Economía a Miguel Castilla, quien viene de la gestión del ex presidente Alan García, y además está ligado al Banco Mundial y la Corporación Andina de Fomento; además de nombrar al ingeniero René Cornejo como ministro de Vivienda. Cornejo también viene del anterior gobierno y estuvo como jefe de Pro Inversión para seleccionar los mega-proyectos que hoy generan conflictos sociales en todo el país. En la cartera de Trabajo fue nombrado José Andrés Villena quien paralizó la anterior gestión que había iniciado la aprobación del aumento salarial para la clase trabajadora. En el Ministerio de Transporte fue ubicado el empresario Carlos Paredes, quien hoy tiene la responsabilidad de renegociar con la transnacional Telefónica -empresa que se niega a pagar impuesto a la renta y mantiene conflictos laborales con sus trabajadores- y la intervención para la nulidad del contrato de concesión del puerto del Callao (promesa de campaña de Humala). Por su parte, el ministro de Agricultura es Miguel Calliux, empresario ganadero y agro-exportador encargado de los proyectos Olmos-Tinajones y del desarrollo de la agricultura que sigue abandonada o quebrada en muchas regiones.
En la cartera de Comercio Exterior, esta José Silva Martinot, empresario representante de ADEX, y como ministra de la Mujer fue nombrada Ana Jara, conocida personaje evangelista quien desde que asumió la cartera se encargó de ratificar su férrea posición contra la distribución de la llamada “píldora del día siguiente” de forma gratuita –mas no su venta en farmacias-, perjudicando directamente a las mujeres pobres del país, e imponiendo una línea de trabajo que no tiene reparos en priorizar su fe religiosa por encima de políticas públicas supuestamente laicas. Asimismo, el presidente del Banco Central de Reserva (BCR) es Julio Velarde, ratificado en su cargo, responsable de mantener las reservas monetarias en dólares en plena crisis financiera y miembro del Partido Popular Cristiano (tradicional partido de la derecha conservadora y neoliberal). Por si esto fuera poco, apuntemos que en el entorno del presidente está el asesor presidencial argentino-brasilero Luis Favre y el capitán en retiro Víctor Gómez Rodríguez, ex funcionario de la empresa Yanacocha y hoy jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), ambos relacionados directos con proyectos transnacionales mineros.
Esto es lo que ocurre actualmente. Mientras el aparato estatal heredado por las anteriores gestiones está intacto y mantiene la “lógica” de postular por la “izquierda” (así lo hizo el propio Alberto Fujimori en 1990, Alejandro Toledo en 2001, Alan García en 2006 y hoy Ollanta Humala, y gobernando cómodamente hacia y por la derecha, evidenciando así una tendencia a aplicar las formulas político-económicas del programa del partido perdedor), las reformas que se vienen operando como la creación de los ministerios del Ambiente (últimos años del segundo alanismo), y de Desarrollo e Inclusión Social, son solo una muestra de la necesidad del neoliberalismo de mostrar su “rostro humano”: el rostro de la “inclusión social”.
El verdadero rostro de la “inclusión social”
Ya en análisis anterior advertíamos que la creación del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, marcaba un camino peligroso hacia el clientelismo político, pues bajo la dirección de dicho ministerio quedarían los programas asistenciales del PRONAA como Vaso de Leche y Comedores Populares, además el programa WawaWasi, ahora transformado en “Cuna más”, y el programa Gratitud (que entrega una ayuda económica de 100 soles a los adultos mayores de 75 años en extrema pobreza) transformado en el programa “Pensión 65”. Esto ya se está haciendo evidente en la manipulación las propias cifras y estadísticas. Al igual que los anteriores regímenes neoliberales de Fujimori, Toledo y García Pérez, el “humalismo” pretende lavarle la cara al neoliberalismo con el agravante del aval de la izquierda reformista “intelectual y gremialista”.
El objetivo es buscar la cooptación y la asimilación de diversas expectativas de sectores sociales marginados, e incluso del propio proletariado, a través de entidades del Estado o instancias oficiosas. En esa misma línea van “Beca 18”, “Jóvenes a la obras”, y todos los demás inventos de los ideólogos de la llamada “ala izquierda” del gobierno.
La gran prueba es que los programas sociales más emblemáticos de este gobierno no representan nada en cuanto a mejora de la situación de los sectores populares. Por ejemplo, Pensión 65, ese caballito de batalla creado sobre la base del “Bono de Gratitud” del gobierno de García, ofrecía pagar a los adultos mayores pobres y sin pensión a partir de los 65 años una mensualidad de S/.250; sin embargo, en la realidad, de un universo de más de un millón y medio de adultos mayores no pensionistas existentes actualmente y con proyección al 2,025 de llegar a duplicar esa cantidad, solamente viene pagándose a unos 30 mil siendo el cálculo optimista de, al final del gobierno, alcanzar una cifra de 160 mil beneficiarios. Por otro lado, lejos del anunciado S/.250 mensual, se viene pagando apenas S/.125, habiéndose cortado la subvención de GRATITUD, que ascendía a S/.100, con lo que aquellos que venían percibiendo la anterior subvención, con “Pensión 65” han tenido un aumento de S/.25 al mes. Es decir, tienen S/.0.83 de aumento gracias al gobierno de la “Inclusión Social”.
¿Ha pensado el presidente Humala, o mejor sus asesores fujimoristas del MEF, cuál es la “mejora” de otorgar S/.125 a un adulto mayor sin pensión en extrema pobreza a condición de que abandone cualquier programa social del cual fuera beneficiario, por impedirlo la norma que creó “Pensión 65”? Seguramente sí lo han pensado, porque el cálculo frío fue hecho a la medida de la mentira del neoliberalismo nacionalista. Las cifras macroeconómicas seguirán engañando y ocultando la realidad de miseria cada vez mayor de nuestro país.
Otro ejemplo, para que no quede duda de la demagogia de tales programas asistencialistas: “Cuna Más” se ha proyectado con bombo y platillo para atender en lo inmediato, para el 2012 a unos 7,000 niños de las zonas más pobres del país. Sin embargo, según las cifras del programa “Juntos”, al inicio de este gobierno sumaban ya unos 1’047,381 niños en hogares de extrema pobreza. Es decir, no llega ni al 1.5%. Pero no dudemos que las cifras macroeconómicas harán parecer “mágicamente” menos pobres en el Perú, por obra y gracia de la “inclusión social”.
Asimismo, en comunicados anteriores anunciábamos que recrudecerían nuevos conflictos sociales, por sobre las promesas del nacionalismo del mantenimiento de la “estabilidad económica” que dentro del modelo de una economía de mercado está atado al empobrecimiento de la masa laboral, al subempleo creciente, a la progresiva eliminación de beneficios sociales y el mantenimiento de un ejército de reserva que sigue generando el círculo vicioso de una dinámica de precarización y subempleo de los sectores laborales.
Es así como, en un despliegue abierto de una política laboral que profundiza la explotación capitalista se seguirá dilatando la solución de la problemática de los despedidos arbitrariamente. Ya la CGTP, aliada del gobierno (aunque “emplacen al presidente a cumplir democráticamente sus promesas”), está dentro del círculo de poder que puede aplicar una de las mayores traiciones en la historia contra el proletariado cesado, al aliarse con el fujimorismo y la derecha nacionalista en el poder, para dar una ley que de por concluida la lucha de los despedidos por la dictadura fujimorista, con una ampliación de la “Cuarta Lista” sólo para unos 7 mil cesados, y no para todos los casi 300 mil afectados.
Por otro lado, la Ley General del Trabajo sigue siendo una utopía, y el tema parece no interesarle al nuevo ministro que ha anunciado que se tomará su tiempo para elevar la remuneración mínima en el monto que Ollanta Humala ofreció en su campaña presidencial. Pero el caso más emblemático lo constituye el de los trabajadores bajo el ominoso régimen del CAS (parte de los altos índices de tercerización y services laborales que atentan cntra los derechos de los trabajadores en nuestro país), para quienes pese a la promesas electoreras nuevamente, no habrá reforma que valga en lo inmediato, pues ya se han anunciado algunas mejoras y beneficios sociales, que ya preanuncian la observación por parte del Ejecutivo del dictamen de Ley aprobado en el congreso para eliminar dichas CAS.
Persiste, pues la contradicción capital - trabajo, pues es la que da impulso a la economía neoliberal, y ni siquiera los programas asistenciales dan una mejor calidad de vida y trabajo a al proletariado activo, parado y cesante (o adulto mayor). La miseria y pobreza crecen y sólo se puede prever un estallido social. De allí que los movimientos del ajedrez político tiendan a un progresivo camino de reacción del actual régimen, con una profundización de la represión de los movimientos sociales y la criminalización de la protesta.
Posibilidades para la propuesta socialista libertaria
Todo lo expuesto de manera sucinta y sobre la marcha del reciente periodo nacional, solo prueba la inviabilidad de ejercer los grandes cambios estructurales sociales, políticos, económicos, culturales, etc., desde arriba y por medio de los procesos electoreros burgueses que ascienden, sea a sectores de derecha o izquierda que mantengan y consoliden la política tradicional de economía de libre mercado. Este fenómeno que atañe al mundo entero ha reflejo las recientes movilizaciones masivas teniendo como protagonistas justamente a la juventud consciente que ha mostrado su rechazo por medio de su inclinación hacia protestas espontáneas, asambleas permanentes y la recuperación del espacio político negado o arrebatado por lo que hoy llamamos la “clase política”.
En tanto, terminando una etapa de concertación falaz del anterior Gabinete Ministerial en que el mismo presidente, en junio de 2011, declaro al diario “El Comercio” que es él quien aglutina de los sectores izquierdistas que nunca llegaron al gobierno y que programáticamente se pueden unir a sectores empresariales que ya trabajan con él. Por lo que aquel eufemismo “no soy de izquierda ni de derecha, yo soy de abajo” que dijera en otra entrevista llega a ser incluso una burla en política.
Desde nuestra organización y los espacios sociales en lucha, intentamos poner a debate y proporcionar elementos de análisis aspectos necesarios para desmitificar la imagen del actual gobierno que ha recibido simpatías de muchos sectores, incluido compañeros comprometidos pero con propósitos cortoplacistas. Al mismo tiempo, queremos desmarcarnos de sectores liberales o claramente de derecha quienes también dicen constituir “oposición” al actual gobierno –desde posiciones de intereses de poder- quienes vieron claramente dos caminos para sortear a Humala: o acorralarlo con fuertes presiones políticas o absorberlo como parte de un mismo modelo de gestión estatal.
Nuestra posición es la de militancia popular, revolucionaria y libertaria desde abajo que sufre a diarios los embates de las medidas ejecutivas desde arriba. Pretendemos enfatizar que la salida sigue siendo la misma: el fortalecimiento de la capacidad política y social de la propia clase trabajadora y los sectores populares para recuperar protagonismo y dejar de ser furgón de cola de nuevos proyectos partidistas-gobiernistas. Si antes no dudamos en decir que si se trazaba un gobierno populista de cara a los demandas populares la tarea era profundizar y radicalizar los procesos para llevarlo por las sendas del Socialismo, la Autogestión y la Libertad, hoy afirmamos con la misma certeza que este gobierno ha mostrado su verdadero rostro y que frente a ello solo urge la organización y la movilización permanente.
Seguimos apostando por la auto-organización y autonomía clasista de las organizaciones populares, por la superación de las estructuras burocráticas y autoritarias tanto sindicales, gremiales, regionales, etc., que tranzan con los gobiernos por migajas a costa del hambre y la sangre del pueblo. Demandamos lucha y esclarecimiento ideológico y político desde los intereses del pueblo contra los caudillos y organizaciones oportunistas y sectarias, sean estas, incluso, autodenominadas de “izquierda”. Bregamos por la construcción de organizaciones de base firmemente cohesionadas y activas, bajo criterios de democracia directa y horizontalidad, sin miedo a ejercer y practicar la acción directa de masas para lograr sus objetivos, reivindicaciones y conquistas, bajo una línea consecuentemente de clase en la dirección de la lucha social, porque sólo hay un camino para el pueblo: Revolución social. Todo lo demás es ilusión. Hoy está mucho más claro.
¡Por el Socialismo y la Libertad!
¡Arriba los y las que luchan!

UNIÓN SOCIALISTA LIBERTARIA
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