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sábado, 21 de noviembre de 2015

PENSIONES EN LA AGENDA NACIONAL

SÁBADO 21 DE NOVIEMBRE DEL 2015
"Jubilados sin pensión: Es momento de actuar"
La economista Giovanna Prialé dice que es preocupante la deuda que tiene el Estado con las AFP y la situación de la ONP.
En esta efervescente discusión que ha destapado el proyecto en el Congreso para liberalizar los fondos de las AFP cuando las personas lleguen a los 65 años de edad, el MEF ha permanecido prácticamente en silencio; pero hay dos temas que sí son de su competencia y que podrían ser atendidos en el cortísimo plazo, si se incluyen en el Presupuesto de la República que será aprobado en estos días.
El primero está relacionado con la innumerable cantidad de empresas que durante años le descontaron a sus trabajadores parte de su sueldo para cotizar a una AFP –alrededor del 13% de la remuneración mensual- y que no cumplieron con hacer el abono respectivo.
Estos trabajadores no tienen el dinero ahorrado en su fondo, no podrán beneficiarse con la rentabilidad que gane el resto de afiliados y no contarán con una pensión al llegar a los 65 años. 
Se estima que son S/.500 millones (S/.4.000 millones con intereses) los que deben las empresas públicas, gobiernos regionales y locales y el gobierno nacional por este concepto a las AFP. Y aunque haya sido en otra gestión, ¿está bien no hacer nada ahora?
El MEF tiene la oportunidad de corregir este abuso e incluir en el presupuesto el pago de la deuda previsional, obviamente en las mejores condiciones para el afiliado que ha sido perjudicado y de manera fraccionada para no desequilibrar las cuentas fiscales.
¿Hacemos algo al respecto o nos sentamos a esperar a que cuando lleguen a los 65 años, nuestros pensionables sin pensión, hagan su reclamo -como en el caso del FONAVI- para que recién se les devuelva su dinero? 
El segundo tema se vincula con la urgente necesidad de que se modifiquen las condiciones para que los afiliados a la ONP reciban su pensión. Hoy se señala que deben cumplir 65 años de edad y acreditar 20 años de aportaciones. Según las cifras mencionadas en las audiencias públicas del Congreso, hay al menos 60.000 personas que no van a recibir pensión porque no cuentan con los 20 años de contribuciones. ¿Es decir que el Estado se va a apropiar de su dinero?
Como el Congreso no puede presentar proyectos de ley que supongan iniciativa de gasto, está en manos del Poder Ejecutivo y concretamente en las del MEF asumir la responsabilidad de reconocer la deuda con los trabajadores afiliados (cuyos aportes les adeudan los gobiernos y las empresas públicas) y definir, asimismo, las transferencias necesarias para que los afiliados a la ONP que lleguen a los 65 años sí cuenten con una pensión (proporcional a la fracción de años aportados), aunque no cumplan con los 20 años.
Este aumento en el gasto requiere evidentemente una reducción en otros rubros. Pero además es vital hacer algo con la ONP, que hoy está siendo subsidiada con transferencias del Estado para el pago de pensiones.
Si se quiere propiciar la competencia, la comisión que cobra la ONP también debería reducirse y valdría la pena preguntarse si esta se puede convertir en una “AFP estatal” o, en cambio, en la entidad que actuará como centro de recaudaciones de las pensiones “solidarias”, en el que hay aporte privado y estatal, para asegurar la pensión mínima.
El Estado no puede quedar al margen de la reforma de pensiones porque su deber es proteger a cada uno de los ciudadanos.

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·         Miguel Palomino
·         Economista
El anuncio de que la Comisión de Economía del Congreso aprobó que quien al cumplir los 65 años se retire de una AFP contará de inmediato con el 95,5% de su fondo de pensiones fue bien recibido por la mayoría de los afiliados. Todo el mundo prefiere disponer del dinero ahorrado de inmediato y no preocuparse de lo que sucederá en un futuro incierto. Justamente por eso existen los fondos de pensiones en casi todo el mundo. Con la medida, se acaba de eliminar el motivo de ser de los fondos de pensiones.

Para no hablar de las AFP, tan criticadas con motivo y sin él, imaginémonos que el fondo de pensiones en cuestión lo administra quien el afiliado prefiera. Podría ser una AFP privada o pública, un banco, una administradora de pensiones internacional, una caja de ahorros, etc. En cualquier caso, tras ahorrar forzosamente durante toda su vida laboral, veamos qué sucede si el día de su jubilación recibe todo lo ahorrado hasta entonces. El jubilado podrá decidir qué hacer con su fondo. 

Parecería que no le faltarán opciones. Podría poner una pequeña empresa. Claro que el 70% de las pequeñas empresas quiebra antes de un año. Puede también comprar un inmueble. Según elBanco Central de Reserva (BCR), podrá obtener una renta mensual igual aproximadamente a 1/200 del valor invertido, sin considerar el mantenimiento de la propiedad, el impuesto predial, el tiempo que toma obtener inquilinos, el riesgo de que el inquilino no pague, el riesgo de que las propiedades bajen de valor, etc. El problema es que en cualquiera de estas inversiones siempre habrá riesgos, no hay garantías. 

Esto es lo que podría ocurrir con personas que son prudentes y tratan de ahorrar para la vejez. No consideramos a los que no ahorrarán. Puede ser que no quieran ahorrar o, peor aun, que piensen que lo están haciendo. Puede ser desde plata prestada a familiares que luego no pueden pagar, hasta los innumerables esquemas pensados por los estafadores para aprovecharse de esta situación. 

El problema de fondo es contar con una pensión segura para el jubilado luego de que ha ahorrado. Sin esta, el jubilado se vuelve un problema para el Estado. No basta con decir que es su libre elección si ahorra o no (como sostienen algunos) y que se atenga a las consecuencias, ya que nuestra sociedad, afortunadamente, no abandona a los ancianos (aunque los cínicos dirán que por lo menos no a los que sean de un grupo social con peso político).

Un jubilado que decide si quiere ahorrar o si prefiere ser una carga para otros optará, en muchos casos, por no ahorrar. La decisión de ahorrar para obtener una pensión segura no la impone alguien que pretende saber más que el jubilado sobre lo que es bueno para él, sino quien se da cuenta que de otra manera perdemos todos.

¿Cómo asegurar una pensión para los jubilados de modo que no sean una carga para el Estado? Digamos que existe un ingreso a partir del que se acuerda que alguien no será una carga para el Estado. Digamos, arbitrariamente, que es S/.1.000 mensuales, para usar una cifra redonda. 

Entonces, quien se jubila con una renta vitalicia garantizada de S/.1.000 mensuales habrá asegurado no ser una carga. De contar con recursos adicionales, podrá disponer libremente de ellos. Quien no llegue a asegurar una pensión de S/.1.000, pese a haber contribuido al sistema por un período mínimo, podrá contar con una contribución estatal, en función a los años aportados al sistema, que lo vaya acercando a esta cantidad. 
Este es el tipo de mejoras que debería haberse discutido hace tiempo. Aunque debatirlas en pleno proceso electoral no es una buena idea.




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