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domingo, 29 de mayo de 2016

NI FUJIMORI, NI PPK: DECIR LA VERDAD

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Por: Ubaldo Tejada Guerrero.
Analista Global

Éste artículo es un homenaje a Oswaldo Reynoso, nuestro gran escritor peruano, que brilla con luz propia al dejarnos el legado de transparencia dentro de tanta “mugre electoral”, porque no se puede alentar al pueblo, ponerse al lado del lado oscuro del modelo económico que se combate y condenar a quienes no están con el “mal menor”, como si en política existiera tal propuesta.

¿A qué nos enfrentamos en el Perú, el domingo 5 de junio del 2,016?

Los ciudadanos peruanos están siendo bombardeados por las redes sociales, encuestas, supuestos debates, y los grandes medios de comunicación centralizados mayormente en la capital, con los falsos dilemas: democracia o dictadura, votar por el mal menor, porque el voto blanco o nulo es favorecer a Fujimori; pero que lo digan desde las canteras de la derecha es su derecho, pero no desde los que se suponen son de izquierda, o nos olvidamos del apoyo a Fujimori y Ollanta.

Primero, los argumentos anteriores son tan frágiles, porque se construyen en bases de arena y no en roca sólida, porque esconden en el fondo la defensa del modelo económico neoliberal que produce y necesita que esta democracia sea precaria y una ciudadanía sólo de ánfora cada cierto tiempo.
Segundo, no nos enfrentamos a personas (Fujimori o PPK), sino a representantes de potestades de éste siglo, que urge de respuestas claras, poniendo las propuestas por delante, como conocimiento para que la ciudadanía no perezca en las ánforas por falta de conocimiento, no para lavarse las manos, sino para afirmar que el voto blanco o nulo es una opción democrática, que no puede condenarse, porque allí también existe la necesidad de tener conciencia, sabiduría y capacidad para construir nuestro propio destino, sin calco, ni copia.
Tercero, un debate político entre dos representantes del mismo modelo económico, no presenta diferencias, sino sólo estilos donde las puyas reemplazan a las propuestas de gobierno para poder distraer al electorado, porque ambos representantes son defensores del mismo modelo: antidemocrático y pro gran capital transnacional, y en ello no cabe la ilusión de que el Fujimorismo sea una organización democrática o de centro derecha que es mucho pedir, lo que es más posible es una colaboración centrada en la defensa del modelo económico (intocable).
Cuarto, ahora vamos comprendiendo porque el silencio frente a la manipulación del proceso electoral desde el Jurado Nacional de Elecciones, para ir definiendo candidatos en función al poder económico no sólo nacional, sino global, para que las reglas electorales valgan sólo para Acuña o Guzmán, o mantener preso a Gregorio Santos; pero no para Fujimori o PPK. Lo que necesitaba el sistema era garantizar el modelo económico y ello ya lo logró con mayoría la derecha con PPK y Fujimori.
Quinto, la izquierda peruana, no escapa a lo expresado por Alberto Flores Galindo en su obra póstuma “La tradición autoritaria: violencia y democracia en el Perú” (1999) cuando nos dice: “Es evidente que en el Perú existe una crisis de legitimidad: los viejos mecanismos de dominación ya no funcionan” y podemos agregar lo que decía Carlos Ivan Degregori que precisaba en 1990: “…la crisis del país no sólo es económica, sino de representación política y autoridad moral. Una nueva sociedad plebeya multiétnica sigue sin encontrar expresión en el Estado” (“El aprendiz de brujo y el curandero chino”-IEP-Lima-Perú-1991).
Sexto, no se trata de sólo ver las indecisiones de Verónica Mendoza “porque sencillamente se muere de miedo de lo que responda Gregorio Santos”, como expresa el periodista Augusto Álvarez Rodrich en el diario “La República” (25-05-16), sino que las aspiraciones del voto popular, rebasan las expectativas del voto electoral del 5 de junio, y la necesidad de poner por delante conocimiento para que no perezca nuestro pueblo entre el “mal mayor” y el “mal menor”.
Séptimo, es el sistema que avala el modelo económico la que sigue produciendo el oscurantismo republicano ya agotado, la narcopolítica, la delincuencia de cuello y corbata y la común, la violación de los derechos humanos, la falta de instituciones sólidas, incluyendo las organizaciones políticas sólo para épocas electorales de sola vida parlamentaria o de un club de amigos o de familias sin ninguna base social sólida.

¿Cuál es el hombre fuerte a atar?

Es el modelo económico, instalado en dictadura en la Constitución de 1,993, donde el proyecto país no existe, porque las políticas públicas están dictadas desde el modelo global neoliberal utilizando el canal del Ministerio de Economía y sus órganos BCR, SUNAT, quienes asumen el control de la caja fiscal.
Basadre nos visionaba, que la actual sociedad “…proyectada hacia el futuro, significaría la perdurabilidad de una sociedad gobernada por burocracias bélicas, egoístas, rapaces, con fuerte dominio de la policía y con una ideología fríamente tecnocrática. Todo ello implica que, dentro de las instituciones sociales, no deben ser ubicadas como fuerza primordial los aparatos burocráticos y las fuerzas dominadoras, sino las que impliquen el desarrollo humano, la auto-regulación y el pensamiento socialista en el mejor sentido de la palabra” (“Carta a Fernando Lecaros”-Jorge Basadre-1,977-Lima Perú).
Las potestades de éste siglo están como leones rugientes para traerse abajo a gobiernos progresistas como Venezuela, Brasil, Ecuador, o Bolivia, como decía Marcos Kaplán en 1,971: “Una balance efectuado con la perspectiva de las últimas décadas, comprueba que el tipo de Estado vigente en la mayoría de los países latinoamericanos ha carecido de aptitud, para contribuir al mantenimiento e intensificación del mero crecimiento y en mayor medida aún para promover un desarrollo auténtico” del ser humano (“Aspectos políticos de la planificación en América Latina”-Revista Aportes-Argentina).
En el Perú 2,016, es muy difícil ser libres, diciendo la verdad, como decía el periodista Daniel Estulin, “…el propio sistema es corrupto y quienes lo controlan (tanto en el gobierno, como en las empresas e instituciones financieras) son delincuentes, no habrá posibilidades de mejorar la situación, sino tan solo la absoluta certeza de que todo irá a peor. Porque ser humano e ignorar o no preocuparse es casi imperdonable. Nada puede excusarlo o justificarlo-A menos que la población reúna el coraje para afrontar los escándalos, las mentiras y las traiciones” (“El señor de las sombras”-2,007).
Ni Fujimori, ni PPK garantizarán que el “Estado se transforme y reconozca la ciudadanía real-no sólo la forma y legal-de esas masas populares. Queda otro camino. La espontaneidad popular puede adquirir cohesión y efectividad hasta convertirse en una alternativa. Una revolución que nazca desde abajo” (Alberto Flores Galindo).
La elecciones 2,016 en el Perú el 5 de junio está ubicada en el segundo escenario, donde no calzan más “apoyos críticos a PPK”, ni “no votar por Fujimori porque es signo de corrupción”, sencillamente lo que está en juego es el modelo, no las personas, y porque el objeto del análisis histórico, no son los individuos, sino la realidad peruana.
No existe separación entre sujeto y el objeto del conocimiento histórico, orientar el voto al “mal menor” ocultando el fondo el sistema, el modelo económico, es una verdadera traición al Perú, porque es iluso pedir a PPK “compromisos mínimos necesarios para abrir un periodo de cambios, para abrir un periodo de cambios en democracia que atiendan las grandes demandas nacionales por justicia y dignidad, progreso y democracia” como dice la “Coordinadora Keiko No Va”.
Ahora pensemos con cabeza propia, preparémonos para abrir un nuevo curso en la vida republicana, hablemos con la verdad, no arrinconemos a nadie con slogans que son jaulas para no tocar el sistema, ni el modelo económico. Fe en nuestra juventud, abramos las instituciones a ellos, pasemos a ser acompañantes para que asuman nuevos liderazgos, porque no se puede hacer vino nuevo en odres viejos, y el sistema hasta ahora está diseñado para no permitirlo.
Jorge Basadre sigue vigente, cambio democrático y patriótico, camino hacia la construcción de una sociedad socialista como la contradicción central con este modelo salvaje capitalista, que durante toda la república peruana, ha hecho descansar sus ganancias sobre el hombro del pueblo, destruyendo nuestra nacionalidad y nuestros recursos. Forjemos un Perú soberano, con un proyecto país y una nueva Constitución Política, que nos lance al siglo XXI. Éste es el reto para lograr una democracia real y una ciudadanía plena en éste periodo.
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