Por: Ubaldo Tejada Guerrero.
Analista Global
Éste
artículo es un homenaje a Oswaldo Reynoso, nuestro gran escritor peruano, que
brilla con luz propia al dejarnos el legado de transparencia dentro de tanta
“mugre electoral”, porque no se puede alentar al pueblo, ponerse al lado del
lado oscuro del modelo económico que se combate y condenar a quienes no están
con el “mal menor”, como si en política existiera tal propuesta.
¿A qué
nos enfrentamos en el Perú, el domingo 5 de junio del 2,016?
Los
ciudadanos peruanos están siendo bombardeados por las redes sociales, encuestas,
supuestos debates, y los grandes medios de comunicación centralizados
mayormente en la capital, con los falsos dilemas: democracia o dictadura, votar
por el mal menor, porque el voto blanco o nulo es favorecer a Fujimori; pero
que lo digan desde las canteras de la derecha es su derecho, pero no desde los que
se suponen son de izquierda, o nos olvidamos del apoyo a Fujimori y Ollanta.
Primero, los argumentos anteriores son tan
frágiles, porque se construyen en bases de arena y no en roca sólida, porque
esconden en el fondo la defensa del modelo económico neoliberal que produce y
necesita que esta democracia sea precaria y una ciudadanía sólo de ánfora cada
cierto tiempo.
Segundo, no nos enfrentamos a personas
(Fujimori o PPK), sino a representantes de potestades de éste siglo, que urge
de respuestas claras, poniendo las propuestas por delante, como conocimiento
para que la ciudadanía no perezca en las ánforas por falta de conocimiento, no
para lavarse las manos, sino para afirmar que el voto blanco o nulo es una
opción democrática, que no puede condenarse, porque allí también existe la
necesidad de tener conciencia, sabiduría y capacidad para construir nuestro
propio destino, sin calco, ni copia.
Tercero, un debate político entre dos
representantes del mismo modelo económico, no presenta diferencias, sino sólo
estilos donde las puyas reemplazan a las propuestas de gobierno para poder
distraer al electorado, porque ambos representantes son defensores del mismo
modelo: antidemocrático y pro gran capital transnacional, y en ello no cabe la
ilusión de que el Fujimorismo sea una organización democrática o de centro
derecha que es mucho pedir, lo que es más posible es una colaboración centrada
en la defensa del modelo económico (intocable).
Cuarto, ahora vamos comprendiendo porque el
silencio frente a la manipulación del proceso electoral desde el Jurado
Nacional de Elecciones, para ir definiendo candidatos en función al poder
económico no sólo nacional, sino global, para que las reglas electorales valgan
sólo para Acuña o Guzmán, o mantener preso a Gregorio Santos; pero no para
Fujimori o PPK. Lo que necesitaba el sistema era garantizar el modelo económico
y ello ya lo logró con mayoría la derecha con PPK y Fujimori.
Quinto, la izquierda peruana, no escapa a lo
expresado por Alberto Flores Galindo en su obra póstuma “La tradición
autoritaria: violencia y democracia en el Perú” (1999) cuando nos dice: “Es
evidente que en el Perú existe una crisis de legitimidad: los viejos mecanismos
de dominación ya no funcionan” y podemos agregar lo que decía Carlos
Ivan Degregori que precisaba en 1990: “…la crisis del país no sólo es
económica, sino de representación política y autoridad moral. Una nueva
sociedad plebeya multiétnica sigue sin encontrar expresión en el Estado” (“El
aprendiz de brujo y el curandero chino”-IEP-Lima-Perú-1991).
Sexto, no se trata de sólo ver las
indecisiones de Verónica Mendoza “porque sencillamente se muere de miedo de lo
que responda Gregorio Santos”, como expresa el periodista Augusto Álvarez
Rodrich en el diario “La República” (25-05-16), sino que las aspiraciones del
voto popular, rebasan las expectativas del voto electoral del 5 de junio, y la
necesidad de poner por delante conocimiento para que no perezca nuestro pueblo
entre el “mal mayor” y el “mal menor”.
Séptimo, es el sistema que avala el modelo
económico la que sigue produciendo el oscurantismo republicano ya agotado, la
narcopolítica, la delincuencia de cuello y corbata y la común, la violación de
los derechos humanos, la falta de instituciones sólidas, incluyendo las
organizaciones políticas sólo para épocas electorales de sola vida
parlamentaria o de un club de amigos o de familias sin ninguna base social
sólida.
¿Cuál es el hombre fuerte a atar?
Es
el modelo económico, instalado en dictadura en la Constitución de 1,993, donde
el proyecto país no existe, porque las políticas públicas están dictadas desde
el modelo global neoliberal utilizando el canal del Ministerio de Economía y
sus órganos BCR, SUNAT, quienes asumen el control de la caja fiscal.
Basadre
nos visionaba,
que la actual sociedad “…proyectada hacia el futuro, significaría la
perdurabilidad de una sociedad gobernada por burocracias bélicas, egoístas,
rapaces, con fuerte dominio de la policía y con una ideología fríamente
tecnocrática. Todo ello implica que, dentro de las instituciones sociales, no
deben ser ubicadas como fuerza primordial los aparatos burocráticos y las
fuerzas dominadoras, sino las que impliquen el desarrollo humano, la
auto-regulación y el pensamiento socialista en el mejor sentido de la palabra”
(“Carta a Fernando Lecaros”-Jorge Basadre-1,977-Lima Perú).
Las
potestades de éste siglo están como leones rugientes para traerse abajo a
gobiernos progresistas como Venezuela, Brasil, Ecuador, o Bolivia, como decía Marcos
Kaplán en 1,971: “Una balance efectuado con la perspectiva de las
últimas décadas, comprueba que el tipo de Estado vigente en la mayoría de los
países latinoamericanos ha carecido de aptitud, para contribuir al
mantenimiento e intensificación del mero crecimiento y en mayor medida aún para
promover un desarrollo auténtico” del ser humano (“Aspectos políticos de la
planificación en América Latina”-Revista Aportes-Argentina).
En
el Perú 2,016, es muy difícil ser libres, diciendo la verdad, como decía el
periodista Daniel Estulin, “…el propio sistema es corrupto y quienes lo
controlan (tanto en el gobierno, como en las empresas e instituciones
financieras) son delincuentes, no habrá posibilidades de mejorar la situación,
sino tan solo la absoluta certeza de que todo irá a peor. Porque ser humano e
ignorar o no preocuparse es casi imperdonable. Nada puede excusarlo o
justificarlo-A menos que la población reúna el coraje para afrontar los
escándalos, las mentiras y las traiciones” (“El señor de las sombras”-2,007).
Ni
Fujimori, ni PPK garantizarán que el “Estado se transforme y reconozca la
ciudadanía real-no sólo la forma y legal-de esas masas populares. Queda otro
camino. La espontaneidad popular puede adquirir cohesión y efectividad hasta
convertirse en una alternativa. Una revolución que nazca desde abajo” (Alberto
Flores Galindo).
La
elecciones 2,016 en el Perú el 5 de junio está ubicada en el segundo escenario,
donde no calzan más “apoyos críticos a PPK”, ni “no votar por Fujimori porque
es signo de corrupción”, sencillamente lo que está en juego es el modelo, no
las personas, y porque el objeto del análisis histórico, no son los individuos,
sino la realidad peruana.
No
existe separación entre sujeto y el objeto del conocimiento histórico, orientar
el voto al “mal menor” ocultando el fondo el sistema, el modelo económico, es
una verdadera traición al Perú, porque es iluso pedir a PPK
“compromisos mínimos necesarios para abrir un periodo de cambios, para abrir un
periodo de cambios en democracia que atiendan las grandes demandas nacionales
por justicia y dignidad, progreso y democracia” como dice la “Coordinadora
Keiko No Va”.
Ahora
pensemos con cabeza propia, preparémonos para abrir un nuevo curso en la vida
republicana, hablemos con la verdad, no arrinconemos a nadie con slogans que
son jaulas para no tocar el sistema, ni el modelo económico. Fe en nuestra
juventud, abramos las instituciones a ellos, pasemos a ser acompañantes para
que asuman nuevos liderazgos, porque no se puede hacer vino nuevo en odres
viejos, y el sistema hasta ahora está diseñado para no permitirlo.
Jorge
Basadre sigue
vigente, cambio democrático y patriótico, camino hacia la construcción de una
sociedad socialista como la contradicción central con este modelo salvaje
capitalista, que durante toda la república peruana, ha hecho descansar sus
ganancias sobre el hombro del pueblo, destruyendo nuestra nacionalidad y
nuestros recursos. Forjemos un Perú soberano, con un proyecto país y una nueva
Constitución Política, que nos lance al siglo XXI. Éste es el reto para lograr
una democracia real y una ciudadanía plena en éste periodo.
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