POR: UBALDO TEJADA GUERRERO
Analista Global
“Nuestra
cultura es de gestión administrativa y no de gestión para resultados. En este
enfoque de resultados interesa lo que se logra con la gente, y el paso
siguiente es diseñar el procedimiento para lograrlo, pero en la cultura
burocrática lo principal es el procedimiento. Los técnicos son la
administración, y allí tenemos un drama, porque la mayor parte de nuestros
distritos, tienen una administración muy débil” (Entrevista: Raúl Molina
García- “La República”-9/11/14-Pag.16-Perú).
La presencia emergente de América Latina y
el Caribe, nos indica que las venas abiertas, podrían ser cerradas, si somos
conscientes que el camino emprendido para constituirnos en una voz regional es
todavía una tarea ardua, pero nos debe animar una fe en un futuro promisorio
para ser la patria grande, con las que compartiremos experiencias similares, en
la búsqueda de un proyecto común.
No puedo dejar pasar un evento mundial en Lima, que será sede
de una de las más importantes cumbres mundiales sobre el cambio climático., Se trata de la COP20, que se
llevará a cabo del 1 al 12 de diciembre del 2014, pero ello pasaría inadvertida para el Perú
profundo, sino se fija una clara posición sobre la entrega de nuestra
biodiversidad y conocimientos tradicionales, al permitir que se patenten
plantas, en particular medicinales, sin que tengan ningún reconocimiento
económico por las grandes potencias, por estar ubicadas en el territorio
nacional y basarse en conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas.
A este evento COP20, donde
acudirán unos 12
mil representantes del más alto nivel de 194 países, en 12
días de trabajo se buscará elaborar el borrador de un texto vinculante en el
que se detallarán las acciones a tomar para frenar el calentamiento global.
Este documento será presentado el 2015 en la COP21,
que se hará en París. En
el texto se incluirán temas de desarrollo y de economía que tendrán como
principal objetivo velar por el futuro del planeta. Sólo esperamos que no sea
letra muerta por parte de las potestades de éste siglo, que no nos consideran
ciudadanos de éste planeta, que es nuestra casa común.
Pero volvamos al caso peruano y al tema de
nuestra agenda, por ello vayan dos preguntas: ¿Por qué existen muchas
dificultades para modernizar el Estado peruano? ¿Cómo democratizar al Estado,
abriendo la gestión pública al escrutinio e intervención directa de la
ciudadanía? Lo cierto es que las decisiones importantes que afectan a todo el
ámbito del quehacer nacional, ocurren en un escenario, cuyo acceso se encuentra
vetado para las mayorías nacionales.
Pero hoy mas que nunca, asoma en el Perú,
un proyecto nacional productivo y emergente que reivindica los derechos de las
mayorías mestizo-andino-amazónica, emergentes y emprendedores, una nueva
cultura que hoy va definiendo nuestra identidad, y nos vincula desde la ciudad,
de manera entrañable e irrenunciable a nuestro territorio, tradición y cultura.
Hablamos de construir desde el pueblo y sus instituciones, un país
verdaderamente democrático y desarrollado, que afirme la ciudadanía para todos,
es decir participación efectiva.
De otro lado para nadie es un secreto que
desde los años 80´en el Perú, existe un espacio libre inmenso para la
ciudadanía, dejado por partidos políticos ineficientes y agotados, que poco a
poco va siendo llenado por un nuevo mapa político, que han comenzado a dibujar
los movimientos y partidos regionales, que siguen manteniendo su tendencia en
las últimas elecciones regionales y municipales 2,014.
Algo está sucediendo en el Perú, con el
impulso y la incidencia de la sociedad civil en la vida política nacional, cuya
necesidad de representación política sigue en búsqueda, y creo que en las
elecciones presidenciales y congresales, poco podrá alterar éste panorama,
frente a una casta oficial política, privilegiada y autónoma de inigualable e
ilimitado poder, con impunidad, mas que con inmunidad.
La participación social en el Perú, se
presenta como una condición para impulsar una verdadera revolución ciudadana,
que permitan a nuevas alternativas políticas, impulsar cambios y reformas con
tres características: democráticas, sostenibles socialmente, y con nuevos
actores que asuman responsabilidad en la gestión del Estado.
La idea de que los asuntos de gobierno,
deba estar en manos del pueblo, ha permanecido como un anhelo en la conciencia
nacional, debido mayormente a la falta de conocimiento de la naturaleza y
propósito de lo que significa el ejercicio de una ciudadanía plena.
Para llegar al núcleo de la democracia
real y la ciudadanía plena, tenemos que comenzar por desmitificar la disciplina
de gobierno, bajar de las élites tecnocráticas, las capacidades hacia los
distritos más lejanos del Perú, como urgente necesidad y de primera prioridad,
antes de hablar de impulsar el proceso de gobernabilidad.
El centro de éste empoderamiento
democrático y ciudadano, es el factor humano, dotado de experiencias y
conocimientos, experiencia productiva y hábitos de trabajo, con un fuerte
sentido de pertenencia a lo nuestro, con sólidos valores morales e
intelectuales de apertura al mundo del siglo XXI y visión de futuro.
También remarcamos que una política
pública, para que sea tal, debe comprender integralmente a la sociedad civil en
las deliberaciones, transacciones y mutuas influencias, en cada momento de su
desarrollo, desde su construcción de su agenda pública, donde todos los temas
deben ser materia de debate y preocupación.
Una reflexión necesaria es la gestión
constitucional, que involucra constitucionalidad, y para que la haya, es
necesaria no sólo que exista una ley cualquiera, sino que esta nos sea arbitrariamente
impuesta. Así una Constitución se convierte en la primera autoridad nacional,
cuando todo el pueblo conviene en que se regirán por ella y convienen que las
autoridades elegidas deben someterse a esa ley. Éste es uno de los retos
pendientes desde el 5 de abril de 1,992.
Podemos condensar, que participar es
condición necesaria para que exista democracia en todos los procesos de
involucramiento en la vida pública, solo así podemos hablar de incidencia
pública, para influir en las decisiones de las élites institucionales, en todos
sus niveles de acción, en función de intereses colectivos o en el público en
general.
Lo que requiere hoy el Perú, es un nivel
alto de participación, mas allá de lo coyuntural, es decir estamos hablando de
un “Proyecto Político”, desde el cual debemos buscar influir en la política pública,
con la finalidad de redefinir las relaciones entre sociedad y Estado, hacia un
país multicultural, multiétnico y de biodiversidad.
Estamos planteando la búsqueda sin calco,
ni copia de un “Proyecto País”, que implica la presencia mas organizada de la
actual tendencia peruana a nivel de movimientos y partidos regionales, con
actores donde el factor migrante con poder instalado en las grandes ciudades y
con capacidad de negociación; es donde el Estado recuperará su real presencia y
estará en condiciones de apostar por su real democratización en un mundo
globalizado. Ésta será nuestra próxima entrega.
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