POR: UBALDO TEJADA GUERRERO
ANALISTA GLOBAL
En el Perú del siglo XXI, prevalecen las
especificidades étnico-regionales o locales, que se proyectan en las grandes
ciudades, a través de asociaciones de migrantes, que se manifiestan en clubes
provinciales, fiestas típicas, celebraciones religiosas, redes de parentesco y
de gestión económica, como las unidades productivas familiares que caracterizan
mayoritariamente a la población económicamente activa (PEA), con un alto grado
de informalidad, que hoy alcanza el 72% de la PEA.
En éstas condiciones, la lucha de las
etnias serranas y selváticas en su lucha por necesidades materiales se
entrelaza y resalta al mismo tiempo, espacio de incidencia para la lucha por
ciudadanía plena. Esto es el hilo conductor para entender al nuevo Perú en
formación, que las últimas elecciones municipales y regionales han dibujado
para el 2,016, y que el viejo centralismo limeño oculta en una república ya
agotada, con sus encuestas y medios de comunicación.
Por ello podemos afirmar en el proceso de
inserción al mundo globalizado y la búsqueda de identidad latinoamericana y
caribeña, como en las últimas décadas en Ecuador y Bolivia, reaparece la
etnicidad como identidad fragmentaria y excluyente, no sustentada en una
ciudadanía previamente conquistada, precisamente cuando la modernidad y la
modernización neoliberal, se truncan y
cuando el discurso populista se agota en esos países.
Estamos al frente de una nueva forma de
hacer política o de construir nación, pero puede desarrollar la consolidación
hacia la modernidad y el derecho universal de ciudadanía plena, para explicar
la multifacética manera de ir modelando un socialismo para una patria grande,
que busca su identidad frente a la vieja arquitectura financiera mundial.
El pueblo peruano que está surgiendo en el
siglo XXI, revalora las tradiciones andinas, está adquiriendo confianza en si
misma y en la posibilidad de encontrar un camino propio hacia la modernidad, de
búsqueda de una representación política, que entrelace democratización,
ciudadanía y construcción nacional.
Solamente recordemos los movimientos
migrantes desde 1,958-1,978, que dieron lugar a la conquista de altos grados de
democratización social, que hoy son la base para la búsqueda de una
representación política a través de mayoritarios movimientos locales y
regionales, que los grupos de poder centralistas pretenden ahogar, terminado
éste proceso electoral local y regional 2,014.
La crisis de las izquierdas en el Perú, no
escapan al caudillismo de los grupos conservadores, las divisiones entre las
organizaciones socialistas se están diluyendo en muchos movimientos locales y
regionales en el Perú, mientras las cúpulas siguen siendo víctimas de la
repetición de fórmulas y la de la aplicación mecánica de esquemas importadas de
otras realidades.
Lo cierto es que los esquemas para la
interpretación de la realidad nacional actual, pierden su eficacia para las
izquierdas en el Perú, cuando son empleadas como base teórica para la praxis de
una revolución que conduzca a un país multicultural y multiétnico a su ciudadanía plena. De un
modo general, el conocimiento empírico que la izquierda tiene del Perú, no
alcanza para hacer incidencia política en éste nuevo Perú en construcción.
En el presente hay indicios de
alternativas soberanas, en un país como el Perú, multicultural y multiétnico,
todavía no es posible expresar los nuevos escenarios, donde la historia nos
sigue mostrando que la izquierda hoy necesita empoderarse en la capacidad de
desarrollar ciudadanía plena, apoyándose profundamente en ellas. La única
condición, es que la alternativa debe responder a las necesidades reales, por
ello un modelo calcado y copiado, siempre fracasa, y el modelo neoliberal
fracasará, sencillamente porque reemplaza al ser por el tener y al Estado por
el mercado.
Otro aspecto fundamental es tener en
cuenta, que si alguien congela un análisis marxista en el tiempo y en el
espacio, y busca aplicar ese modelo inanimado a otro país en épocas distintas,
estará negando, un concepto básico de la teoría que adopta, que es el olvido
para analizar las condiciones políticas en la transformación en el Perú. Las
fuerzas de liberación en el Perú, deben construirse desde la base de la patria
grande: Latinoamérica y el Caribe y no de la cúspide de potestades imperiales,
que nos siguen considerando su patio trasero.
La gran tarea de construcción un frente
amplio de izquierdas en el Perú, está todavía por realizarse, por lo que los
caudillos sólo tienen un imperativo: hacer una liderazgo de equipo con el
ciudadano de a pié, porque cada día que pase el modelo neoliberal se afianza
sin oposición, para seguir profundizando el dominio sobre el país y el pueblo.
La gran revolución ciudadana en el Perú,
comenzó desde los años 40´, cuya expresión se reflejaron con fuerza en los
procesos electorales a partir de la Asamblea Constituyente de 1,978, donde Haya
de la Torre obtuvo 1´038,516 votos preferenciales, contra 644,131 de Bedoya y
286,885 de Hugo Blanco.
Las izquierdas en el Perú, electoralmente
has estado marcadas por el rechazo popular a la división, y el apoyo a la
unidad, desde el 3.6% en las elecciones presidenciales de 1,962 hasta su tope máximo
de 30.8% como izquierda unida en las elecciones municipales de 1,986, cuya
crisis desde 1,989 hasta el 2,014 sigue ratificando esa tendencia:
unidad-división. Lo ocurrido con Susana Villarán en Lima, ratifica esa
tendencia.
El voto de 1,990 hacia Fujimori inició la
tendencia del movimiento popular hacia la búsqueda del nuevo Perú en formación,
hacia nuevas representaciones políticas. Debemos recordar que el escenario
neoliberal dibuja un escenario donde el desmontaje del Estado bienestar, hace
que el trabajo por cuenta propia y la informalidad pasan de ser una necesidad a
una aspiración, como una forma de hacer frente al deterioro de los salarios.
En el año 2,016 grupos de poder a través de
la concentración de medios de comunicación en el Perú, buscan reemplazar el
concepto de ciudadano por el de consumidor, propietario, o en última instancia
por el de informal, que lograría la utopía de la igualdad vía el acceso al mercado y no mediante la
conquista de los derechos democráticos hacia una ciudadanía plena.
El reto está planteado éste 2,016 en el
Perú, pues las elecciones presidenciales y congresales plantea a la izquierda
intentar con mucho esfuerzo, valentía y humildad, afirmar los conceptos de
democracia popular y modernidad nacional, donde el eje sea una opción por una
democracia plena, dentro de una patria multicultural y multiétnica, un Perú de “todas
las sangres” y “sin calco, ni copia”. Seguiremos desarrollando las alternativas
nacionales para un gobierno soberano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario