Aproximadamente desde
hace una década, nuestro país viene desarrollando una agresiva política de
negociaciones comerciales, lo que se refleja en la cada vez más larga lista de
acuerdos de libre comercio suscritos con las principales economías mundiales, incluyendo
los Estados Unidos, la Unión Europea y China. A dicha lista se agregará,
eventualmente, otro acuerdo más: el TPP, sobre cuyo proceso de negociación y
sus implicancias, tanto comerciales como de otra índole, se sabe demasiado poco
para nuestro gusto.
Este TPP
(Transpacific Partnership Agreement o Acuerdo de Asociación Transpacífico) es
una propuesta de acuerdo comercial que desde el año 2010 viene siendo negociada
por un grupo de países ubicados en la cuenca del océano Pacífico: Australia,
Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Singapur, Malasia, México, Nueva
Zelanda, Vietnam, así como el Perú.
Considerando que el
Perú ya cuenta con una extensa red de acuerdos comerciales vigentes, podría
asumirse que uno adicional, como el TPP, no debería representar mayores
problemas o compromisos que los ya adquiridos y pactados, y solo debería traer
ventajas para nuestro país. Sin embargo, justamente lo contrario parece una
posibilidad: que el TPP no represente beneficios adicionales y sí, más bien,
serios perjuicios, puesto que Estados Unidos viene promoviendo, en el marco de
las negociaciones, el establecimiento de mecanismos de protección de la
propiedad intelectual, patentes y derechos de uso, y de garantías a las
inversiones extranjeras; entre otros temas críticos que van más allá de lo que
ya aceptamos en el Tratado de Libre Comercio (TLC) con este país, y que no fue
poca cosa.
Así, entre las
propuestas que vienen empujando los negociadores estadounidenses destaca la
extensión de la vigencia de las patentes de los actuales límites (70 años)
hasta 95, 120 o incluso más años, favoreciendo y reforzando así el
establecimiento y continuidad de monopolios. Similarmente, se apunta a limitar
el acceso a contenido libre en Internet, imponiendo barreras para la libre
difusión del conocimiento, motor del progreso humano.
En esa misma línea,
se busca recortar aún más las posibilidades de producción y comercialización de
medicamentos genéricos, que son sustancialmente más baratos que los de marca,
lo que refuerza el domino de mercado de la grandes multinacionales
farmacéuticas, cuyas prácticas comerciales están a menudo reñidas con los más
básicos principios de la solidaridad y la ética, situación que se traduce en un
atentado contra la salud y la vida de millones de personas que, o no pueden
acceder a medicamentos adecuados, o para acceder a ellos se ven obligadas a
asumir los elevados precios que se cargan por medicamentos de marca, los cuales
no se justifican cuando se considera el real costo de desarrollo y producción
de tales medicamentos.
Finalmente, hay un
riesgo real de que al otorgar garantías adicionales en el marco del TPP para
las inversiones extranjeras, en la práctica se fuerce la rebaja de nuestros
estándares ambientales y laborales, so pena de ser denunciados y demandados por
inversionistas foráneos. Ahí está, como lección, el proceso abierto por Doe
Run, que ha demandado al Perú por cientos de millones de dólares en instancias
internacionales haciendo un uso mañoso, por decir lo menos, de las excesivas garantías
a las inversiones extranjeras que se otorgaron en el TLC con los Estados
Unidos. De igual manera, los fabricantes de Gamarra pueden dar testimonio largo
y tendido de la feroz y desleal competencia que han sufrido de importaciones
subvaluadas provenientes de China, a las que se abrieron las puertas del
mercado nacional mediante el acuerdo comercial con este país.
Y es que un problema
central en relación con el TPP es que se negocia de manera conjunta, por lo que
hay una fuerte posibilidad de que determinados países, en su afán de asegurarse
la entrada a mercados atractivos para ellos (por ejemplo, los Estados Unidos o
Japón), estén dispuestos a otorgar concesiones en el marco del TPP que serían
de carácter vinculante para el Perú, yendo mucho más allá de lo que ya hemos
concedido en acuerdos comerciales previos.
Nos veríamos entonces
arrastrados por intereses foráneos a una situación en la que no tenemos mucho
que ganar, puesto que ya tenemos acuerdos vigentes y entrada en los mercados de
nuestros mayores socios comerciales, y sí, más bien, mucho que perder, pues
terminaríamos concediendo más de lo que en su momento se consideró como
razonable y aceptable. En ese contexto, la utilidad del TPP no resulta tan
evidente, pues tener que aceptar ahora nuevas y adicionales concesiones para
tener entrada en mercados comparativamente menores para nuestros productos
simplemente no tiene sentido. Ante esto, la pregunta lógica es: ¿Por qué
debería el Perú aceptar dar mayores concesiones que las que ya dio en el TLC?
¿Qué tenemos que ganar con ello?
Estados
Unidos ha puesto sobre la mesa un acuerdo que a simple vista parece ser muy
beneficioso para la economía de los países miembros, pero que, en realidad,
podría ser la guillotina que acabaría con grandes sectores de una nación.
Tales son
las conclusiones de diversos analistas a partir de lo poco que se ha
filtrado de la negociación de ese pacto, debido a que los puntos del acuerdo no
han sido revelados oficialmente.
Se trata del
Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por su
sigla en inglés), que fue firmado por EE.UU. este 3 de febrero junto
a otros 11 países, ellos tres latinoamericanos: México, Chile y
Perú.
Lea
aquí→ EE.UU. busca control de economía global con Acuerdo Transpacífico de
Cooperación Económica
De acuerdo
con el portal web de The New York Times, el texto consta de 30 capítulos, en
los que se habla de eliminar aranceles de importación así como otras barreras
de comercio internacional. Al mismo tiempo, se busca establecer reglas
uniformes sobre la propiedad intelectual, control de Internet y regulación del
medioambiente.
Otros medios
han destacado riesgos en las patentes de medicinas y la posibilidad de que
empresas demanden a los Estados cuando sientan perjudicados sus intereses, así
como menores requisitos en las reglas de origen en la industria automotriz, un
sector muy importante para naciones como México.
El TPP
es integrado por Japón, Australia, Brunei, Malasia, Nueva Zelanda y
Singapur, Canadá, Estados Unidos, México, Perú y Chile. Estas economías, en su
conjunto, reúnen el 40 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) global,
movilizan un tercio del comercio mundial y suman un mercado común de 800
millones de personas (un 11 por ciento de la población).
Entérese→ Obama
no permitirá que China lidere la economía global
Ante este
acuerdo, economistas de los países latinoamericanos involucrados en el pacto y
especialistas de otras partes del orbe han expresado su preocupación por
las consecuencias que le traería el TPP a las tres naciones de la región
implicadas en el mecanismo.
México
El
secretario de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo Villarreal, ha asegurado
que el TPP es sumamente beneficioso para el país, debido a que
permitirá crear oportunidades de negocio con nuevos mercados, lo que
supondrá un mayor crecimiento económico.
Pero hay
sectores de la economía mexicana preocupados por los efectos reales del pacto,
sobre todo en un país donde el Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (TLCAN), establecido en 1994 con EE.UU. y Canadá, no ha dado los
resultados esperados y, por el contrario, ha perjudicado a sectores vulnerables
como los agricultores.
Medios como
el diario El Financiero advierten que, en términos de exportaciones, la
expectativa de México con el TPP es muy baja, debido a que ya que cuenta
con tratados de libre comercio con casi todos los miembros,
excepto Australia, Brunei, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur y
Vietnam.
Según el
periódico, no se puede esperar que las exportaciones se vayan a dinamizar
tras la entrada en vigor del TPP. Por el contrario, advierten sobre el riesgo
de que algunas de las ventas tradicionales a Estados Unidos sean
desplazadas por naciones como Vietnam o Malasia.
El director
de la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos, Ricardo Romey, destaca
que el TPP no le trae ninguna ventaja al sector de los medicamentos genéricos
por ser drogas que no se distribuyen con una patente y que poseen el mismo
principio activo que su equivalente de marca.
“Con el TPP
las farmacéuticas buscan extender el plazo de las patentes a 15 años
y hasta que no se venza el mismo no se puede usar la fórmula para fabricar
medicamentos genéricos”, puntualizó.
Entonces,
las consecuencias serían negativas para un Estado donde el 85 por ciento de los
medicamentos que consumen más de 50 millones de personas son
genéricos.
Otra
industria que plantea su incertidumbre con el Transpacífico es la encargada de
la elaboración de software porque implica reglas sin precedentes de
protección de la propiedad intelectual.
Lea
también→ La lucha contra el TPP demuestra que los Estados Unidos
Este contenido ha sido publicado originalmente por teleSUR bajo la siguiente dirección:
http://www.telesurtv.net/news/Acuerdo-Transpacifico-un-arma-de-doble-filo-20151006-0021.html. Si piensa hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y coloque un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. www.teleSURtv.net
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Perú
Esta nación suramericana también mantiene tratados de libre comercio con Estados Unidos, Corea del Sur, Chile, Japón, México, China y otros naciones, además de pertenecer al Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) conformado por EE.UU., Canadá, México, Chile y otros 16 países del continente asiático.
Basándose en ello, Adam S. Hersh, premio Nobel de Economía, y Joseph E. Stiglitz, economista senior en el Instituto Roosevelt, le enviaron una carta al presidente Ollanta Humala, en la que destacan que Perú enfrenta la interrogante de si estaría mejor con el TPP, tomando en cuenta que ya cuenta con mecanismos económicos de ese tipo.
Ambos especialistas indicaron que, en primer lugar, el TPP perpetuaría las ventajas desiguales de compañías de los países avanzados, elevando la protección de los derechos de propiedad intelectual de manera que aumenten las ganancias de los dueños de esa propiedad.
“Lo que separa a los países desarrollados de los países en desarrollo es una brecha en el conocimiento, y este TPP hará que esa brecha sea más difícil de cerrar”. El resultado será que los peruanos estarían enviando cada año grandes cheques de dinero a EE.UU. hasta el fin de los tiempos, por el uso de ese conocimiento.
Estas fueron tan sólo algunas de las razones presentadas en la misiva, en la que los expertos concluyen: “Sin duda, una mayor integración comercial y de inversión con el mundo promete mucho para el Perú, pero el TPP no es el camino para lograrla”.
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