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lunes, 2 de enero de 2012

LOS CAUDILLOS MERCACHIFLES

Por: Román Machaca Larico
La historia universal nos ha demostrado que para hacer la revolución y los grandes cambios se requiere: Un líder capaz de conducir a un partido estructurado con cuadros políticos, un ejército revolucionario y frente único en donde converjan desde el proletariado hasta los empresarios patriotas.
Mao Tse-Tung en sus tiempos le llamó “tres varitas mágicas”, y con las tres varitas impulsó la construcción de una sociedad socialista con peculiaridades chinas. ¿Y cuándo diablos en el Perú tendremos las tres varitas mágicas?
Todas las rabietas producidas en el estreno del régimen de Ollanta Humala, reflejan la penuria de los partidos políticos engarzados a un proyecto nacional de desarrollo del Perú. Salvo el partido aprista de orientación neoliberal que tienen presencia esporádica en algunas ciudades de la costa peruana y el partido comunista vinculado al movimiento popular, en particular a los gremios del país. En el transcurso de la vida republicana, decenas de grupos políticos que tuvimos, fueron efímeros y carentes de institucionalidad.
En los países desarrollados no existe la proliferación de grupúsculos manipulados por caudillos. En Estados Unidos de Norteamérica impera el bipartidismo integrado por los republicanos y los demócratas, cualquiera que acceda al gobierno fortalecen su condición imperialista, otro caso aleccionador es la República Popular China, segundo potencia en la economía detrás de Estados Unidos, es un Estado unipartidista liderado por Partido Comunista de China que dirige a un promedio de 1,350 millones de chinos.
Una característica peculiar y nociva en nuestro país, es tolerar el protagonismo de grupos políticos con caudillos usureros y traficantes de aspiraciones populares. Así está registrado la historia del Perú, gobierno tras gobierno, civilistas oligarcas, agentes militares pro-imperialistas y religiosos protectores del saqueo de nuestras riquezas. En 1985 Alan García despojó el triunfo a la izquierda liderado por Alfonso Barrantes con discursos de contenido socialista; en 1990 A. Fujimori obtiene victoria oponiéndose al neoliberalismo propiciado por Mario Vargas Llosa, luego se enroló en las propuestas de MVLL; Alejandro Toledo, se infiltró en las luchas contra el fujimontesinismo, fingió ser terrorista y con ese fin se amarró con un trapo rojo en la cabeza y luego continuo con el fujimorismo; Ollanta Humala criticó duramente a los gobiernos neoliberales, pero ahora sigue los mismos pasos de Fujimori, Toledo y García. Es decir siempre fuimos víctima de los demagogos y mercachifles.
Los caudillos fueron y son engendros de las mafias que se camuflan de “demócratas” e “inversionistas”, no organizan partidos políticos con principios y programas de gobierno, sino, frentes azarosos con sumisos y fanáticos motivados por dádivas. Ollanta Humala es un caudillo oportunista que accedió al gobierno engañando al electorado, en la práctica se desempeña como un escudero de las empresas transnacionales.
Previa a las elecciones generales del 2011, Ollanta Humala se reciclaba en la embajada yanqui y sus amistades engomaban con elementos ultraderechistas. Tomando el refrán registrado en la obra de Don Quijote de la Mancha: “Dime con quién andas y te diré quién eres”, ahora las verdades salen a luz. Ollanta es un conspicuo neoliberal, pertenece a la clase media y tiene raíces italianas por su madre, fue adiestrado en la tortura y masacre en la Escuela de la Américas, en inglés. (Western Hemisphere Institute for Security Cooperation), cuando tenía su sede en Panamá. Ésta Escuela tenía la finalidad convertir a los países latinoamericanas en una verdadera colonia de EE.UU., impidieron el acceso de la izquierda a los gobiernos, incluso derrocaron a los gobiernos como Salvador Allende, perpetraron asesinato de miles de líderes marxistas y emprendieron una guerra con cuartel y sin cuartel a los movimientos de izquierda y partidos políticos con la ideología marxista.
Antes de las huelgas “antimineras” de Andahuaylas, Áncash, y Cajamarca, el gobierno de Ollanta Humala para algunos era considerado como un gobierno inédito e incierto, por que aparentaba servir al dios y al diablo. La derecha no admite ambigüedades en corto tiempo le puso en su sitio, al lado los “inversionistas”, hoy se cubija en los bandullos de la corrupción, ahora sus adversarios son sus aliados, el fujimontesinismo que lo despotricó ahora es su defensor, la prensa mercenaria que lo difamó ahora es su altoparlante. Lo más peligroso después de todo es la insensatez de Ollanta como gobernante que facilita a la derecha perfeccionar su maquiavelismo con fines de retomar el poder en las próximas elecciones.
La derecha y las empresas transnacionales controlan la economía del país y aún conservan la hegemonía ideológica en la población. Ollanta no hizo ningún esfuerzo para modificar este escenario y se olvidó del nacionalismo, más bien cedió vertiginosamente a los chantajes de la derecha, consintió la erosión de sus fuerzas y fue infiel a sus aliados políticos, finalmente hizo eco contra O. Shehade, C. Tapia y congresistas de su bancada, cuestionados por sus opositores. Al parecer éste mentecato no aprendió nada de las lecciones de Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, quienes sí polarizaron en sus países entre conservadores y los revolucionarios. En su lugar prefirió sumarse a las recetas del Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, para proseguir con el neoliberalismo con inclusión social, más conocido como hoja de ruta.
Hoy, después de la estocada de Conga hay un nuevo escenario. Estamos en la fase funeral de PNP-Gana Perú, reacomodo de las fuerzas políticas, la derechización Ollanta Humala y la continuidad de la aplicación del modelo económico neoliberal propiciado por FMI y BM. El entusiasmo por la honestidad para hacer diferencia y por un gobierno nacionalista. (Revisión de contratos, nueva constitución, gas barato, descentralización, entre otros), se viene desvaneciendo paulatinamente.
Sólo el tiempo nos dará la razón, algunos actores políticos afirman que asistimos a un periodo de fujimorismo sin Fujimori, de ser así, se confirmaría las versiones propaladas por Keiko Fujimori durante la campaña presidencial de la segunda vuelta, quien enfáticamente afirmó que Ollanta Humala hizo levantamiento en Locumba para encubrir la fuga de Vladimiro Montesinos, cuando saltó la pus de los vladivideos de A. Kouri, Cardenal Cipriani, y de mas huestes.
La mayoría de los gobernantes latinoamericanos afirman que su crecimiento económico va mejor sin intromisión de los buitres BM y FMI. Pero si estos organismos siguen monitoreando el péndulo de la economía peruana, la pobreza en nuestro país no cesará y el atraso se profundizará. En cambio las arcas de los multimillonarios se acrecentarán. Tal como ocurrió con las empresas mineras privilegiadas que acumularon utilidades a un promedio de $ 70,000 millones de dólares y tributaron al país un promedio de $ 6,000 millones de dólares en las últimos dos décadas. No queremos un Perú exportador de materias primas, necesitamos una nueva república con una nueva constitución y proyecto nacional.


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