POR EL RESPETO A LA SOBERANÍA DE LOS PUEBLOS
Por: Carmelo Alvarez, Estados Unidos
Publicado en alcnoticias.com
Corría el verano de 1965 y un grupo de amigos de Puerto Rico, nacidos en Nueva York, algunos de ellos y otros criados en la ciudad como parte de las diásporas sucesivas que se han dado hacia la Gran Manzana, me invitaban para ver una obra teatral creada por Neil Simon, The Odd Couple (La Pareja Dispar). La trama principal de la obra era el encuentro, y la posterior convivencia de dos escritores, uno de ellos periodista deportivo, el otro fotógrafo e investigador.
Oscar Madison era desordenado y descuidado, Félix Ungar, era metódico y pulcro. La vida entre ambos era conflictiva, pero poco aburrida. Daban la impresión que al final del día la pasaban muy bien, a pesar de sus desencuentros. La obra fue un éxito en Broadway y la serie televisiva fue un hito importante de una comedia sana y relajante.
¿Qué tiene que ver esta historia con Chávez y Obama? Las comparaciones son odiosas, aún en la serie La Pareja Dispar, y lo propio sucede con estos dos líderes políticos. Pero hay algunas similitudes interesantes entre dos personas tan dispares. A Chávez y Obama les gusta mucho la publicidad y particularmente la televisión. Parecen estar buscando cámara todo el tiempo. Ambos tienen un nivel de popularidad en sus respectivos países que son la envidia de otros presidentes y presidentas en el mundo hoy. Por otro lado, dan la impresión de asumir una pose intelectual, y en realidad demuestran una gran capacidad intelectual (incluso diría por encima del promedio de sus otros colegas mandatarios y mandatarias). He estado en la presencia de ambos y ha sido fascinante observar el dominio de temas actuales y la capacidad analítica de los dos. Además, poseen un carisma personal impresionante. El reciente intercambio de saludos en la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, confirmó esta aseveración. El regalo que le hizo Chávez a Obama del libro Las venas abiertas de América Latina (un “bestseller” en su tiempo y hasta hoy) del periodista, cuentista e historiador uruguayo, Eduardo Galeano, apunta hacia lo que vengo relatando.
Los medios de comunicación han creído tener una historia fascinante para hilar especulaciones sobre las implicaciones del saludo, el regalo de un libro controvertible y las futuras ramificaciones políticas hacia el futuro. Creo que hay que hacer unas calificaciones y precisiones.
Eduardo Galeano no necesita ni presentación ni promoción como intelectual por parte de Chávez u Obama. Su trayectoria y lugar en la literatura mundial es muy conocida. Nos basta mencionar cuatro libros que son una joya literaria en cualquier idioma. Las venas abiertas de América Latina fue un acierto en tiempos de dictaduras militares, torturas, represiones y obstrucción de la verdadera democracia. Cuando lo leí en los 70 en Centroamérica (y lo usé como texto en mis cursos), mis estudiantes sentían que les abría los ojos a esa historia colonial de cinco siglos tan devastadora y aplastante para los pueblos de Latinoamérica y el Caribe. La obra monumental de Eduardo Galeano Memorias del fuego es esa historia narrada desde el reverso, con ingenio, creatividad y una buena dosis de humor. Tanto Las venas abiertas de América latina como Memorias del fuego han sido traducidas al inglés. Dos libros que también apuntan hacia esa dimensión generosa de ternura y emoción, sin dejar de lado lo real y concreto de una historia conflictiva, son Palabras andantes y El libro de los abrazos (mis favoritos). Esas obras evitan que como latinoamericano me amargue y llene de cinismo. Me dan esperanza en medio de lo adverso y contradictorio de nuestro peregrinaje del colonialismo hacia la liberación. Los relatos me ayudan en la apropiación de una historia que nos ha sido negada.
¿Qué sucederá después de la Cumbre de las Américas y el primer encuentro entre Chávez y Obama? Estoy convencido que Obama ya ordenó (y probablemente leyó) la versión inglesa de Las venas abiertas de América Latina, su curiosidad de escritor exitoso lo delata. Incluso, creo que por curiosidad leerá otros libros de Galeano. ¿Significa todo esto que ya podemos augurar una apertura y avance en las relaciones diplomáticas y políticas maltrechas entre Venezuela y Estaos Unidos? Me aventuro a creer que alguna distensión se ha logrado. Creo que muy pronto se normalizarán las relaciones Caracas-Washington. Ambos países tienen relaciones comerciales importantes y posibilidades de vencer obstáculos en esa relación mutua. Venezuela es un suplidor importante de petróleo para los Estados Unidos y hay otras áreas de intercambio comercial entre ambos países. Y en la crisis actual ello se hace más urgente.
No hay que hacerse la ilusión de que no existen otros obstáculos que vencer y hay disparidades evidentes en las visiones de ambos mandatarios. Chávez ha sido lo suficientemente demonizado por la prensa norteamericana y la derecha republicana que insiste en confrontar posibles amigos y convertirlos irremediablemente en enemigos políticos para avanzar sus esquemas ideológicos y políticos. Obama lucha en una situación de crisis económica y es presionado por el gran capital a salvar sus intereses y no los del pueblo.
Afortunadamente, el momento en Latinoamérica y el Caribe no es de confrontación hacia los Estados Unidos y la búsqueda de un respeto e igualdad tantas veces desestimados y desechado por los Estados Unidos es evidente. El momento internacional debería mostrarle a la administración Obama que es tiempo de concertaciones reales en plano digno y dejar atrás un maltrato que a todas luces no ha conducido a ningún lugar. El realismo político, tantas veces invocado por Estados Unidos en su política exterior, debe mostrarles que estos son tiempos donde la arrogancia no será la clave a seguir. Respetar la autodeterminación de los pueblos es un imperativo hoy.
Ojala que el saludo entre Chávez y Obama sea productivo. Ese encuentro entre dos presidentes que no son blancos, y reflejan de por sí como la historia va deshojando páginas que han sido amargas, y gracias a la obra de Eduardo Galeano, comienzan a iluminarnos en la búsqueda de la verdadera democracia, justicia y paz para superar el atropello de cinco siglos de racismo, colonialismo, esclavitud y marginación. En ello Chávez y Obama demuestran algunos avances notables: ¡Los otrora invisibles han llegado a palacio! Que el símbolo se traduzca en savia vital para seguir construyendo utopías realizables.
Publicado en alcnoticias.com
Corría el verano de 1965 y un grupo de amigos de Puerto Rico, nacidos en Nueva York, algunos de ellos y otros criados en la ciudad como parte de las diásporas sucesivas que se han dado hacia la Gran Manzana, me invitaban para ver una obra teatral creada por Neil Simon, The Odd Couple (La Pareja Dispar). La trama principal de la obra era el encuentro, y la posterior convivencia de dos escritores, uno de ellos periodista deportivo, el otro fotógrafo e investigador.
Oscar Madison era desordenado y descuidado, Félix Ungar, era metódico y pulcro. La vida entre ambos era conflictiva, pero poco aburrida. Daban la impresión que al final del día la pasaban muy bien, a pesar de sus desencuentros. La obra fue un éxito en Broadway y la serie televisiva fue un hito importante de una comedia sana y relajante.
¿Qué tiene que ver esta historia con Chávez y Obama? Las comparaciones son odiosas, aún en la serie La Pareja Dispar, y lo propio sucede con estos dos líderes políticos. Pero hay algunas similitudes interesantes entre dos personas tan dispares. A Chávez y Obama les gusta mucho la publicidad y particularmente la televisión. Parecen estar buscando cámara todo el tiempo. Ambos tienen un nivel de popularidad en sus respectivos países que son la envidia de otros presidentes y presidentas en el mundo hoy. Por otro lado, dan la impresión de asumir una pose intelectual, y en realidad demuestran una gran capacidad intelectual (incluso diría por encima del promedio de sus otros colegas mandatarios y mandatarias). He estado en la presencia de ambos y ha sido fascinante observar el dominio de temas actuales y la capacidad analítica de los dos. Además, poseen un carisma personal impresionante. El reciente intercambio de saludos en la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, confirmó esta aseveración. El regalo que le hizo Chávez a Obama del libro Las venas abiertas de América Latina (un “bestseller” en su tiempo y hasta hoy) del periodista, cuentista e historiador uruguayo, Eduardo Galeano, apunta hacia lo que vengo relatando.
Los medios de comunicación han creído tener una historia fascinante para hilar especulaciones sobre las implicaciones del saludo, el regalo de un libro controvertible y las futuras ramificaciones políticas hacia el futuro. Creo que hay que hacer unas calificaciones y precisiones.
Eduardo Galeano no necesita ni presentación ni promoción como intelectual por parte de Chávez u Obama. Su trayectoria y lugar en la literatura mundial es muy conocida. Nos basta mencionar cuatro libros que son una joya literaria en cualquier idioma. Las venas abiertas de América Latina fue un acierto en tiempos de dictaduras militares, torturas, represiones y obstrucción de la verdadera democracia. Cuando lo leí en los 70 en Centroamérica (y lo usé como texto en mis cursos), mis estudiantes sentían que les abría los ojos a esa historia colonial de cinco siglos tan devastadora y aplastante para los pueblos de Latinoamérica y el Caribe. La obra monumental de Eduardo Galeano Memorias del fuego es esa historia narrada desde el reverso, con ingenio, creatividad y una buena dosis de humor. Tanto Las venas abiertas de América latina como Memorias del fuego han sido traducidas al inglés. Dos libros que también apuntan hacia esa dimensión generosa de ternura y emoción, sin dejar de lado lo real y concreto de una historia conflictiva, son Palabras andantes y El libro de los abrazos (mis favoritos). Esas obras evitan que como latinoamericano me amargue y llene de cinismo. Me dan esperanza en medio de lo adverso y contradictorio de nuestro peregrinaje del colonialismo hacia la liberación. Los relatos me ayudan en la apropiación de una historia que nos ha sido negada.
¿Qué sucederá después de la Cumbre de las Américas y el primer encuentro entre Chávez y Obama? Estoy convencido que Obama ya ordenó (y probablemente leyó) la versión inglesa de Las venas abiertas de América Latina, su curiosidad de escritor exitoso lo delata. Incluso, creo que por curiosidad leerá otros libros de Galeano. ¿Significa todo esto que ya podemos augurar una apertura y avance en las relaciones diplomáticas y políticas maltrechas entre Venezuela y Estaos Unidos? Me aventuro a creer que alguna distensión se ha logrado. Creo que muy pronto se normalizarán las relaciones Caracas-Washington. Ambos países tienen relaciones comerciales importantes y posibilidades de vencer obstáculos en esa relación mutua. Venezuela es un suplidor importante de petróleo para los Estados Unidos y hay otras áreas de intercambio comercial entre ambos países. Y en la crisis actual ello se hace más urgente.
No hay que hacerse la ilusión de que no existen otros obstáculos que vencer y hay disparidades evidentes en las visiones de ambos mandatarios. Chávez ha sido lo suficientemente demonizado por la prensa norteamericana y la derecha republicana que insiste en confrontar posibles amigos y convertirlos irremediablemente en enemigos políticos para avanzar sus esquemas ideológicos y políticos. Obama lucha en una situación de crisis económica y es presionado por el gran capital a salvar sus intereses y no los del pueblo.
Afortunadamente, el momento en Latinoamérica y el Caribe no es de confrontación hacia los Estados Unidos y la búsqueda de un respeto e igualdad tantas veces desestimados y desechado por los Estados Unidos es evidente. El momento internacional debería mostrarle a la administración Obama que es tiempo de concertaciones reales en plano digno y dejar atrás un maltrato que a todas luces no ha conducido a ningún lugar. El realismo político, tantas veces invocado por Estados Unidos en su política exterior, debe mostrarles que estos son tiempos donde la arrogancia no será la clave a seguir. Respetar la autodeterminación de los pueblos es un imperativo hoy.
Ojala que el saludo entre Chávez y Obama sea productivo. Ese encuentro entre dos presidentes que no son blancos, y reflejan de por sí como la historia va deshojando páginas que han sido amargas, y gracias a la obra de Eduardo Galeano, comienzan a iluminarnos en la búsqueda de la verdadera democracia, justicia y paz para superar el atropello de cinco siglos de racismo, colonialismo, esclavitud y marginación. En ello Chávez y Obama demuestran algunos avances notables: ¡Los otrora invisibles han llegado a palacio! Que el símbolo se traduzca en savia vital para seguir construyendo utopías realizables.